Inicio Actualidad Cómo lidiar con eventos racialmente traumáticos

Cómo lidiar con eventos racialmente traumáticos

Quienes se preguntan por qué el asesinato de George Floyd ha abierto la caja de Pandora para las personas negras hasta el punto de lanzarse a manifestaciones sin pensar en el coronavirus, tiene una explicación muy breve y concisa aquí. Ahí está la respuesta a los “pero si ha pasado en Estados Unidos”/“No te ha pasado a ti”/etc.

Hay bastante investigación sobre los traumas, pero absolutamente 0 resultados de búsqueda en Google en español sobre eventos racialmente traumáticos, o trauma racial. Absolutamente cero. Probablemente porque no está incluido en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. Pero en cuanto se escucha de verdad a la gente que lo sufre, se concluye que los síntomas son afines a los del estrés post-traumático. Houston, tenemos un problema, pero si se niega el problema, se niegan los efectos y la solución no se encuentra. 

El trauma racial puede ser consecuencia del acoso (bullying, microagresiones, discriminación), presenciar violencia racial o experimentar el racismo estructural. Hay efectos devastadores sobre la salud mental que en la edad adulta se manifiestan mediante el auto sabotaje, agresividad, desconfianza perpetua, tendencia a la depresión, sentimiento de no merecer, sentimiento de “no valer”, dificultad para concentrarse, ansiedad, cambios de humor, pánico escénico, falta de ganas de hacer lo que normalmente te da alegría o tendencia a seguir conductas dañinas. También el cuerpo puede somatizarlo. Y haber problemas de otra índole.

Para muchas personas negras, sufrir en silencio es la norma/condena por la larga historia de segregación y aislamiento. Además, por los estereotipos, mucha gente negra considera la terapia psicológica como algo «de blancos». También señalo que mucha gente de la comunidad negra desconfía de los profesionales de la salud mental por su presunta ignorancia de los causantes de su malestar. Los psicólogos, psiquiatras, psicoanalistas y coaches saben lo importante que es que un cliente pueda compartir sus experiencias sin sentir que le juzgan.

Intentando ser una ayuda desde este medio, quiero presentar algunas ideas que pueden ayudar a lidiar con eventos radicalmente traumáticos. Su efectividad es cuestión de consciencia y hábito:

Reconocer que existe el trauma racial es el primer paso.

Invertir más en el cuidado personal: asegurarse de comer, beber agua y dormir al menos 7 horas diarias. Tras eventos radicalmente traumáticos eso se hace más pesado y se tiende a perder la conexión con las necesidades básicas. Si es necesario, ponerse algún recordatorio ayudará. O hacer caso a tu madre cuando te recuerda que comas y duermas.

Buscar actividad física: habrá que forzarse un poco o quedar con alguien para animarse.

Respirar profundamente y meditar.

Mantenerse a salvo y en seguridad. Tener limpio el espacio.

Actuar con respecto a las emociones es fundamental. Unos se manifiestan en la calle, otros en las redes sociales, otros gritan, otros lloran. Todas las emociones son válidas. Pero mejor fuera que dentro.

Escribir, para los que se expresan escribiendo es algo a estimar. El objetivo es describir los sentimientos de la forma más precisa posible.

En un evento radicalmente traumático, escribir se queda corto. Conectar con personas que validan y comprenden tus sentimientos es necesario para la salud mental. Hay grupos de espacios seguros de personas negras: desde los de activismo duro hasta los suaves, de calma.

Comparte con personas de confianza cómo pueden ayudarte. Estas personas pueden ser negras o blancas, pero está confirmado que en momentos así son muy pocas. Más de una amistad se ha roto estos días por la reacción a la defensiva de la persona de la que se esperaba un silencio y una escucha. En caso de tener a una persona de confianza, antes de comenzar la conversación, pídele si por favor puede escucharte, que vas a hablarle de un tema que para ti es importante y es difícil. Dile que necesitas que te escuche. Cuando estés hablando, tómate tu tiempo para hablar de tus sentimientos, sin atacar, sin decir “vosotros habéis hecho…”

Poner límites en la comunicación para proteger la energía mental. Eso es crítico ahora. Una persona no necesita estar en todo, ni responder a todo, ni envolverse en conversaciones con todo el que la requiera. 

Hacer cosas que te hagan feliz y te permitan ver el lado bueno del mundo (aún existe, aunque en momentos traumáticos se pierda la esperanza). La mente se pone en modo defensa y lo traumático eclipsa todo lo demás; ahí más que nunca conviene reconectar con las cosas simples.

Hay que darse tiempo, porque el panorama actual está siendo cruel, y es normal sentir desánimo. Sin embargo, si se percibe dificultad para “tirar” con la vida, o el estrés es demasiado, se puede considerar buscar ayuda profesional, o un grupo de apoyo entre personas competentes. En eventos de traumas raciales hay poca oferta de profesionales de salud mental para la gran demanda, pero eso no quita que haya gente que puede tomar en cuenta tu trayectoria, tu creencia, tu fe y tus valores para ayudarte.

Por último, y no por ello menos importante, educarse, cultivarse y reconectar con tu misión/visión de vida. Hay algo más grande que el dolor actual y hay algo más grande que el dolor pasado a lo largo de la historia. Hay margen de maniobra, y aunque este problema sea a priori tan grande que te suma en la impotencia, nunca subestimes el poder de lo que puedes hacer tú. De tu capacidad de construirte. De tu capacidad de hacer un impacto positivo.

Google search engine
Artículo anteriorQueremos que nos vaya bien en el amor. Cómo lo hacemos
Artículo siguienteAprendizajes de Jordan y de «El último baile»
Creo que nada es difícil si sabes hacerlo. Soy Esther, ingeniera de Caminos amante de los trenes y del progreso social que traen. Dirijo Dévé, donde edito y escribo sobre estrategia, liderazgo y dinámica social; pilares del desempeño pro y perso. La verdad —simple, directa y clara— te hace libre.

¿Qué opinas? Hablemos.