Nombre: Antonia Caballero
Qué quería ser de mayor: quería ser universitaria. No tenía ninguna vocación en especial, pero si sabía que estaría relacionado con la economía o con hacienda o con administración
Ocupación actual: después de muchos años de carrera, de Masters y de trabajo, desde los últimos tres años es para hacer coaching personal y ejecutivo.
Una frase: “Lo que no se dice, no existe”
“Si tienes algo que decir a alguien, lo tienes que decir; no vale estar en una esquina lastimera”. Antonia comienza con la frase más simple que me han dicho en todas las conversations, pero la que más deberíamos aplicar, por la salud mundial. Los ejemplos que da después relacionados con la frase son verdades como puños. “No me van a dar el premio Nobel por esa frase”, se ríe. Nos encontramos en una terraza tomando algo simple, como complemento a una Conversation profunda. Antonia francamente me encanta.
En 2019, cuando muchas personas se autodenominan coach en las redes sociales y en YouTube, y cada uno hace lo que mejor le parece, creo que nos perdemos un poco. ¿Qué es ser coach exactamente?
Seguramente todas esas personas que se autodenominan coach, lo serán. Yo creo en la gente. Sencillamente ahora se ve más que antes, o que se ha puesto más de moda, o es una profesión que va ligada a una segunda carrera profesional. Lo que yo no entiendo muy bien es lo de ser coach siendo joven. ¿Sabes? Como primera opción. Con ello no quiero decir que no se pueda hacer joven y coach.
¿A qué te refieres con lo de joven y coach? ¿A la falta de madurez?
Me refiero a que, para ser coach, hay que acompañar, no asesorar, ni poner tu experiencia al servicio de forma literal. Yo creo que para ser coach hay que tener una vida vivida. No es por la experiencia que tengas para el cliente, sino por la experiencia para ti. Porque para ser coach primero tienes que pararte, mirarte tú en la vida, hacer tu proceso de mirar cómo eres y aprender cuál es tu esencia, tu forma de comportarte, de dónde vienes… Y una persona muy joven puede no haberse parado a mirarse.
Sobre todo ahora, con la prisa social que tenemos…
Para poder ser coach tienes que haberte parado en algún momento. Mi punto es que solamente podrás evaluar tu pasado si lo tienes. Solamente mirando el pasado miramos donde está la primera herida que desencadena que en la edad adulta te pongas una coraza, salga el ego en momentos de crisis, y que vivas a la defensiva en la vida. Cuando empiezas a darte bofetadas con el mundo, nosotros lo llamamos encontrar el niño herido. Por eso un coach ya tiene que haber tenido experiencias en la vida para darse cuenta. Y segundo, tiene que saber la diferencia entre escuchar y aceptar y escuchar y diagnosticar.
¡Uf! Quien te oiga. Tiene sentido, yo no lo había vocalizado así nunca.
Un Coach de primeras acepta a una persona en todo. Sus ritmos, su forma de hablar…
No vale cualquiera para ser Coach, está claro.
Al principio hay una tendencia a decir: «Pues esto es lo que tienes que hacer», a dar un diagnóstico. Y eso no es ser coach. El coach es el que permite que la persona desenmarañe lo que tiene en la cabeza. Cuando una persona está pasando por un problema, lo que necesita es un coach que no le va a juzgar, alguien que no le diga yo lo haría así. Nosotros partimos desde el principio de que todos tenemos los recursos para resolver nuestros problemas, pero a veces no los vemos.
Esto es como la frase «No puedo volver al ayer porque ya soy una persona diferente».
Cuando una persona se da cuenta de que hay más alternativas que las que estaba viendo, la felicidad es increíble. Y eso le da pie a encontrar más opciones. Pero las opciones las encuentra el cliente, no se las encuentras tú.
¿ Y qué pasa cuando tu cliente se dirige a un punto que no es el que tú esperabas?
No pasa nada. Lo importante es que el cliente sienta que mejora, no tú. La relación que hay entre coach y cliente tiene que ser tan clara que si tú le preguntas cómo está y el cliente te responde que bien, es porque está bien.
Me gustaría saber, de cara a la gente que se plantea un proceso de coaching, o es escéptica y ya está si normalmente los clientes van con un objetivo fijo, o van hechos un lío.
Unas veces sí, la mayoría de las veces no. A veces se trata de tomar una decisión importante en la vida. A veces son cosas muy concretas y quieren darles vueltas a las opciones y entender cuáles son sus motivaciones…
Valores que creemos que tenemos pero en el fondo los valores que nos mueven son otros, y no sabemos cuáles son.
Sí.
Vamos, que necesitamos más coaching de lo que somos conscientes.
Por supuesto. Lo que nos pasa en general a los humanos, al menos en el mundo occidental es que no somos conscientes de nuestra vida ni de nuestro presente. Vivimos según la inercia de la vida. Y entonces no tenemos contacto con lo que realmente queremos hacer o con lo que nos hace felices, vamos haciendo lo que se supone que está marcado que hay que hacer.
Oye, en uno de los manuales de coaching que leí una vez uno de los principios era que ninguna persona tiene malas intenciones…
No estoy al 100% de acuerdo con eso. Podemos pensar que una conducta tiene su explicación, pero no por eso tiene su justificación, no hay que aceptarla. Hay casos que yo no estoy segura de si podría atenderlos, a menos que ellos me llamaran específicamente.
El area que más…
Perdona que te corte, pero me has abierto ahí un melón. Para que el coaching sea efectivo tiene que solicitarlo o querer hacerlo el cliente. Eso ya es ya es una garantía de que va a salir bien. No puedes hacer coaching de forma obligatoria. No puedes decir: «Quiero que le hagas coaching a mis hijos, o a mi equipo». Tiene que desarrollarse una relación de confianza, eso es lo que da pie a que la gente hable abiertamente de lo que me pasa y tienes que querer encontrar una solución.
También hay casos de gente que va al coaching diciendo «la solución, que me la encuentre». «Coach, arréglame el problema que tengo».
Tuve el cliente así que me dijo: «Este es mi problema, quiero que me lo soluciones». Y yo le dije: «Bueno, ¿que te lo solucione yo? Y él dijo: «Sí, sí, que me digas lo que tengo que hacer»
Hombre, es lo más fácil. La responsabilidad queda sobre el coach.
Eso lo hacemos en general, siempre. Cuando vamos al dietista, ¿qué hacemos? Le pedimos una dieta. Por lo general, la gente espera que les digan directamente cómo solucionar el problema que tienen.
Quizá, voy a reflexionar, esto es consecuencia de la pérdida paulatina del pensamiento crítico. Que seas tú quien llegue a las razones, que seas tú quien indague dentro de ti mismo y que seas tú quien encuentre las soluciones y sea responsable de ellas es algo que cuesta.
Pero es dar pasos…
(La Conversation continúa y finaliza con la historia de problemas de relaciones que se resolvieron definitivamente con acciones simples a las que los propios clientes llegaron gracias al proceso de coaching. No los menciono por asuntos de privacidad)
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