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Itziar Sanz: “Deberíamos ser más respetuosos con los demás”

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Nombre: Itziar Sanz
Qué quería ser de mayor: Arquitecta
Ocupación: Diseñadora de producto e interiores
Libro: Walden – Henry David Thoreau


Itziar y yo nos conocimos en un curso de creatividad, pero fue su pasión por la ecología lo que nos hizo pensar que valía la pena tener una conversación con ella. No es una persona que trabaje en ese sector y es, precisamente su punto de vista como ciudadana, lo que hace que esta entrevista sea aun más interesante.

¿Cuándo te diste cuenta de que te interesaba la ecología?

Pues mira, me empezó a interesar cuando estudiaba diseño, concretamente Diseño de mobiliario. Teníamos varios profesores que nos estimulaban mucho con respecto a la ecología, nos ponían documentales sobre diferentes sensibilidades en cuanto al tema, y eso me motivaba mucho. Cuando yo empecé a estudiar, ya se empezaba a hablar de ecodiseño.

¿Qué es el ecodiseño exactamente?

Tener en cuenta, en el proceso de diseño y en el ciclo de vida del producto, premisas para que el diseño sea sostenible. De tal manera que, cuando diseñas, tienes que contemplar todo lo que puede influir en el ecosistema, en la construcción, en la fabricación, etc. ya que tendrá un impacto diferente en el entorno.

Como las consecuencias de ese diseño, ¿no?

No tanto las consecuencias, más bien el impacto. Ya te enseñan a que cuando vayas a diseñar, tengas muy presente una serie de condiciones que afectan al medio ambiente.

Entonces, una profesora nos dio para que viéramos varios documentales. El primero que vi fue una película que se llama “La hora 11” de Leonardo DiCaprio. Me impactó porque te llega a sorprender bastante, ya que cuenta cosas de las que no somos conscientes.

DiCaprio está muy implicado. Incluso cuando por fin ganó el Oscar su discurso fue por ahí…

Sí, yo le sigo mucho, es muy activo. A mí me gusta. De alguna manera todos tienen que colaborar. Y es importante que deje de ser algo anecdótico y puntual para ser algo continuado en el tiempo. Eso está muy bien. El documental habla de cómo hemos influido al medio ambiente desde la revolución industrial, y cómo prácticamente podemos tratar de revertir el daño que estamos haciendo al planeta.

Entonces, ¿se trataba de una profesora muy concienciada o simplemente pensó que teníais que tener otro punto de vista?

No sé, no recuerdo bien… me imagino que estaría en el programa de estudios enseñarnos ecodiseño. Igualmente le pareció interesante que viéramos esos documentales para concienciarnos, y a mí me impactaron bastante. Viéndolos en casa me puse a llorar y todo. Lo que me consoló fue la idea de que con mi profesión podría influir de algún modo más o menos directo. Era bonito y ahí fue cuando ya me puse seria.

«Es muy irónico que el primer mundo que ha contaminado inconscientemente, ahora vaya dando lecciones…»

 

Y a partir de ahí empiezas a cambiar tus hábitos.

Efectivamente. Es verdad que es muy difícil cambiarlos, que ese es otro tema… Hay un asunto muy importante aquí: cómo introducir la cultura de la sostenibilidad y la responsabilidad para y con el medio ambiente, hacer un cambio de paradigma, influir en el día a día de la gente. Es que al final la cultura influye en tus costumbres, en cómo vives, que es muy importante en cuanto a ese sentido.

En tu caso, ¿cómo lo incorporas? Entiendo que no es una cosa de un día para otro…

Lo primero que empiezas a hacer es reciclar. Aunque siempre hay personas que te lo rebaten, en el sentido de que, muchos te dicen que no vale la pena, también te dicen que si es el ayuntamiento el culpable, que si los responsables son los de arriba, que si luego la basura a saber dónde va, que si por lo visto hay un mercado negro de plásticos detrás… Pero da igual; no creo que tenga que influir esto para que, a título personal, hagas un mínimo que es reciclar.

[Risas] Me río porque justo venía con algunas leyendas urbanas para contarte durante esta conversación. Ahí va otra: Los mismos que recogen basuras, al final las juntan todas.

[Risas] Ya, ya. Es que las he oído todas.

Puede ser, sé que a lo mejor funciona así; porque todavía cuesta que sean los de arriba los que tomen parte en este asunto. Pero en muchas ocasiones es el de abajo el que tiene que decidir evitar todos los plásticos lo máximo posible, en lugar de una botellita de agua, pues una de cristal, etc. A ver, es verdad que hay cosas muy difíciles de evitar porque estamos en una sociedad de consumo y es muy difícil cambiarla. Esto es así. Pero hay que hacer todo lo posible que esté en nuestra mano.

Es más, luego los países subdesarrollados ven qué han hecho los desarrollados para crecer y quieren hacer lo mismo. Es muy irónico que el primer mundo que ha contaminado inconscientemente, ahora vaya dando lecciones…

Volviendo a tu caso… ¿Qué medidas me decías que tomabas?

Empecé a separar los deshechos y empecé a comprar de otra manera. A fijarme más en lo que uno compra, de dónde viene, quién lo fabrica, cómo se fabrica y de qué material está hecho… Es algo que creo que si se introduce en nuestra cultura y en nuestros hábitos de consumo tendría muchísimo más impacto.

Por aquello de si no se vende, no tendrán más remedio que cambiar, ¿no?

Exacto. Más que nada porque somos muy vagos. Estamos muy condicionados en nuestra manera de consumir, aun sabiendo de cómo está la situación. Pero poco a poco. Lo importante es que la gente vaya entrando en conciencia.

Esa es otra, ¿no? Todo esto quizás está yendo más lento de lo necesario para solucionar algo…

Está siendo demasiado lento para lo rápido que va todo. Bueno, a ver, en realidad empezó en la era industrial. Todas las mejoras que empezábamos a crear para nuestro bienestar, al final, no sabíamos las consecuencias que podrían tener. No sabíamos que nos llevaría a todo lo que están pasando ahora.

«…siempre hemos pensado que estamos mejor que en la edad media. En unas cosas hemos avanzado más; pero en otras no tanto.»

A mí esto me hace gracia porque entonces sí que alguna cosa se podría haber pensado, tipo “igual echar esto al río no es del todo bueno…”. Es decir, un poco de sentido común, ¿no? Quizás no importaban las consecuencias.

Ya. Y no solo eso, al leer un poco de antropología, como el libro de ‘Caníbales y reyes’ de Marvin Harris, puedes acabar reflexionando sobre cómo ha evolucionado nuestra sociedad. Solemos creer que la edad media era una época de penuria absoluta, de hambre, de falta de recursos, algo muy oscuro… Y en realidad no lo era tanto. A nivel de salubridad sí, pero en cómo controlaban los recursos, a nivel de consumo, estaba bastante equilibrado. Era más sostenible, vamos.

Aunque no habla de ecología, el libro está muy bien porque plantea la idea de que siempre hemos pensado que estamos mejor que en la edad media. En unas cosas hemos avanzado más; pero en otras no tanto.

Es en la época industrial, cuando empezó a haber una masificación de población, se recurrió a la necesidad de buscar avances para que toda la gente que estaba naciendo tuviera acceso a recursos; sin saber que a largo plazo iba a tener consecuencias nefastas para el medio ambiente. Luego esa tendencia se exageró con el paso del tiempo y con la globalización de los 70-80 que expandió la obsolescencia planificada. Algo ya deliberado…

Es curioso. Siempre tenemos una visión de la humanidad de menos a más, muy sesgado, dónde se está revisando la historia a toro pasao

Es que nos creemos el centro del universo y en realidad no lo somos. Por eso me gusta mucho la serie de Cosmos porque te dan una perspectiva más global del universo y de cómo nos relacionamos con el mismo. Cuando leo antropología, sociología o historia del arte mismo… veo como el arte refleja la sociedad en la que se ha creado, y eso puede impactarte porque dices “madre mía, si volvemos a lo mismo de entonces”.

Volvemos al tema de la cultura de la sostenibilidad, que es muy importante. El otro día fui a una conferencia que hablaban precisamente de eso, de cómo la cultura de la sostenibilidad podría influir de manera positiva en el medio ambiente. La sostenibilidad tiene que llegar a las personas a través de la cultura. El debate estaba ahí porque en los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), que se crearon en el 2015, no hay ninguno que esté basado en la cultura.

«La sostenibilidad tiene que llegar a las personas a través de la cultura.»

Claro, hay muchos planes para la parte técnica, pero nada influye en la parte más humanista…

Debería considerarse más esa parte. Cuando estudias historia del arte o historia del diseño ves cómo pudo influir la cultura a nivel social en el consumo. En los años 30, por ejemplo, cuando se acababa de pasar por una de las crisis más importantes, lo que se veía en el cine y en el arte era el lujo, como el art déco.  La gente iba al cine a ver lujo porque salían de su realidad precaria y generaban la ilusión de la mejora. En los años 50 también pasa eso con el aerodinamismo y en arte ejemplos como el movimiento postmoderno.

En diseño se estudia la parte del funcionalismo del diseño y la parte de estilismo. Y la parte estética del estilismo siempre sobresale cuando peor está la sociedad a nivel económico. El art déco, precisamente, es un movimiento que utiliza muchomateriales nobles y connotaciones lujosas.

Cambio de tema. ¿Cómo ves el tipo de campañas como la reciente de Ecoembes? Aquella de “cada 6 latas equivalen a 10 minutos de un tubo de escape”. 

No las veo mal. Es como los anuncios de tráfico. No sé si es efectivo o si funciona al 100%; pero por lo menos está ahí. No se si ético o no, poco creíble o impactante. Pero por lo menos está.

Y en esta línea, ¿recuerdas alguna otra campaña? Me da la sensación que hace muchísimo que no hay comunicación de reciclaje a nivel nacional…

Estoy de acuerdo, hace mucho que no se ven. No sé bien el porqué. Entiendo que las empresas privadas no quieren invertir mucho dinero en esto. Por eso lo de Ecoembes al menos está ahí.

Esto es lo mismo que la moda que hubo de mobiliario hecho con palés. Antes me ponía nerviosa, no lo entendía. Pensaba, “si solo tienes que reutilizar la madera, ¿qué más da que tenga forma de palé?”. Me parecía mucha apariencia, y un poco de marketing. Pero luego me relajé y pensé “bueno, por lo menos se reutiliza, qué más da…”.

El otro día hablaba con una persona sobre viviendas de lujo hechas con contenedores…

Esa charla la he tenido también [risas]. Que está genial que se use, pero ¿por qué tiene que tener forma de contenedor? Si utilizas el material, qué más da la forma que tenga; puede ser algo bonito, sin etiquetas.

Me encanta, vamos tocando muchos temas. Otro: la tendencia de los transportes eléctricos de ahora, coches, patinetes, bicis… ¿Cómo ves la movilidad en este sentido?

Está siendo moda a nivel europeo, precisamente Oslo la ha impulsado mucho. Han invertido mucho dinero en el coche eléctrico. Es más incordio para la gente que tiene coche antiguo (como yo); pero estoy de acuerdo. No sé si es el futuro o no, pero es una mejora.

Y el hecho que aumente el uso de electricidad, pero al mismo tiempo esa electricidad no tiene porqué ser energía limpia, ¿cómo lo ves?

Es verdad que es así; pero como en principio se están agotando las reservas de combustibles fósiles, de alguna manera hay que promover un cambio de sistema…ya se diseñara algo mejor.

«Es muy difícil que todo el mundo vaya en bicicleta y de momento no se ha diseñado nada mejor.»

Un amigo estuvo a punto de comprarse un coche eléctrico y estaba muy involucrado con la causa; pero al final lo acabó descartando por las pocas facilidades: pagar el poste de electricidad, cambiar las baterías del coche cada x años…

Al final todos los procesos de cambios, tienen pros y contras. No lo voy a defender a 100% porque es verdad que es un residuo muy gordo. Pero es muy difícil que todo el mundo vaya en bicicleta y de momento no se ha diseñado nada mejor. Gente que se ha acostumbrado a ir en vehículo de repente le va a costar que empiece a pedalear o personas que no saben montar en bici. Hay gente que lo hace porque le gusta el deporte; pero no todo el mundo es tan deportista [risas].

Está claro que el petróleo se va a acabar, y hay que buscar una alternativa. Hay que encontrar una solución de mínimo común denominador, y es muy complicado. Somos muchos, cada uno tiene una forma de pensar y de vivir. Iremos avanzando.

¿Cómo ves que se cierre el centro en Madrid?

Yo estoy de acuerdo. No vivo en el centro y voy con transporte público. Y tengo coche, eh. Pero creo que hay que prohibir cosas. Yo era muy idealista de joven, pero creo que es una utopía el que todo sea una anarquía. Cuando se prohibió fumar, todo el mundo entró en catarsis y ahora la gente no fuma en los bares y no pasa nada. Hay que ver el bien común.

Cuando salen estas medidas, se plantea el debate sobre los límites de la libertad individual, ¿cómo lo ves?

Ya, pero es que deberíamos ser más respetuosos con los demás. Somos muy individualistas y así no vamos a llegar muy lejos. Lo que no puede pasar es como con la basura: “las calles están muy sucias, el ayuntamiento debe limpiar más”; vale; pero tú tienes la responsabilidad de ensuciar menos.

Yo vivo al lado de la M-30. No puedo abrir las ventanas porque hay una contaminación horrorosa. Y cuando pusieron la normativa que obliga a ir a 70km/h por la contaminación, la gente iba a la velocidad que le daba la gana. “¿Te da igual que tus hijos y la gente que va a venir después tengan un aire irrespirable?”. El ser humano es así, y como aun no hemos visto lo peor que puede pasar; pues actúa sin responsabilidad.

Sugerencia de presentación: Society- Eddie Vedder
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Consultor de estrategia empresarial y Mentor de artistas. He trabajado en entornos altamente cambiantes y competitivos en el mundo de los negocios, y he visto lo mejor y lo peor del ser humano. He comprobado que el cómo se hagan las cosas es tanto o más importante que el fin en sí mismo; y que el llamado éxito sólo se da gracias a la libertad de mente y espíritu. Fan de Bunbury y coleccionista de relojes.

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