Nombre: Javier Salvat
Qué quería ser de mayor: futbolista
Ocupación actual: formador y conferenciante
Una frase: La ha mencionado al final de esta Conversation, pero no he encontrado la fuente para citarla.
Necesitamos gente que nos haga pensar, no gente que nos diga qué debemos pensar. Por eso me ha gustado hablar con Javier Salvat. Siempre son buenas las conversaciones de análisis y estrategia, que te sacan del barullo.
Uno de tus tweets que pusiste decía: “Nadie tiene mayor capacidad de llevar las riendas de su vida que uno mismo, pero dada la poca afición que tiene a hacerlo debe haber un beneficio oculto en dejar que las lleven otros”. Este texto tiene un análisis y una crítica profunda. Pero me pregunto por qué. Si hacemos una comparación entre antes y ahora, ¿cuesta más llevar las riendas de la vida ahora que antes, es que ahora estamos más perezosos que antes?
Para empezar, creo que no es muy justo ser dicotómico en el sentido de “ahora” y “antes”, generalizar no es muy útil. En todas las épocas ha habido de todo. El problema es una falta de autoconocimiento; tener un nivel de autoconocimiento bajo lleva a que la gente no sepa sus capacidades. Entonces es mucho más sencillo dejar que otras personas tomen las decisiones por uno.
Por eso podemos decir que proliferan los influencers y las “filosofías del éxito”.
Exacto. La gente deja en manos ajenas todas aquellas decisiones que lo normal y lo deseable sería que las tomara uno mismo. Por eso hay tanta gente que está esperando como agua de mayo que alguien venga y le diga lo qué tiene que hacer, lo que tiene que pensar…
Me llama la atención, porque justamente ahora es cuando más críticos nos creemos y cuando más nos describimos como gente de pensamiento crítico. Nadie va a decir que pone su vida en manos de otros. Lo que más se escucha es gente que dice: “Yo sé lo que tengo que hacer, tengo pensamiento crítico” Pero a la hora de la verdad la gente no es como dice.
Evidentemente, hay gente que sí lo es. Pero la gente menos autocrítica es la gente que menos se da cuenta de que lo es. Hay personas que piensan que lo hacen todo bien, como dice el dicho, el que menos se da cuenta de que tiene una necesidad es el que más la tiene. Los hay que afirman que son autocríticos, que no necesitan nada, pero en la realidad sí necesitamos cosas de los demás. Lo que pasa es que uno tiene que rascarse dentro de uno mismo, no ser tan superficial y darse cuenta de las capacidades que tiene. Muchas cosas pueden, si no es resolverlas del todo, por lo menos enfocarlas.
Hablando del tema de la superficialidad que me acabas de sacar, fíjate, parece que no hay tiempo para pararse y hacer esa introspección. Porque claro, vivimos con mucha prisa y también de forma más hedonista. Uno quiere el placer, la satisfacción, estar siempre bien, y que cada vez el placer tarde menos tiempo en llegar. Entonces probablemente ver que viene alguien de fuera y te da algo más rápido y que te ahorra el proceso de enfrentarte a ti mismo se ve más efectivo…
«Hay gente que cuando le halagas algo se pone
como impermeable, lo rechaza.
Dicen: “Bueno, no es para tanto”.
Hay que ser un poco asertivo…»
Hombre claro, si tú haces un buen trabajo de introspección serás consciente de si lo que te viene de fuera es lo que tú necesitas o no. Volvemos a lo mismo. Tenemos una alergia a rascar en nuestro interior; no sé si es un miedo a ver qué vamos a encontrar y tendemos a pensar que lo que viene de fuera es mejor. Realmente si haces un buen trabajo de introspección tienes más capacidad de saber si lo que viene de fuera es para ti o no
En qué aspectos por ejemplo…
Estamos viendo mucho en la sociedad, en las redes sociales, tenemos muy poca disponibilidad a pensar por nosotros mismos. Hay mucho adoctrinamiento, hay mucho miedo al debate. Lo que se llaman debates se están convirtiendo en peleas callejeras. Porque hay un miedo, una alergia a ver qué encontramos en nosotros. Cuando uno hace un trabajo de introspección se da cuenta de que tiene muchas más cosas de lo que realmente piensa. La gente no es mejor, o no exhibe su mejor versión porque no sabe que la tiene.
Wow.
Es para pensarlo; hay gente que da por sentado que no tiene esas capacidades. Hay gente que cuando le halagas algo se pone como impermeable, lo rechaza. Dicen: “Bueno, no es para tanto”. Hay que ser un poco asertivo y saber cuándo un halago es sincero y cuándo no. Todos tenemos cosas buenas.
Hablando de crear esta mejor versión, te añado que hay gente que ignora que tiene esta mejor versión y hay gente que también ignora que la puede crear y que la puede pulir.
Sí, eso es básicamente lo mismo.
¿Sí?
La vida es un proceso de crecimiento personal y nadie puede decir: “Estoy hecho así y ya no hay nada más”. Es un proceso de mejora continua, uno va puliendo su versión.
Hablemos de otra idea que es algo que se ha hecho muy cómodo. Los hábitos de éxito. Pones en Google “Secretos de…” y te sale “Hábitos de éxito”, “Secretos de los millonarios”, “Secretos de los ricos que la gente pobre no hace”… Se ha creado una filosofía del éxito que se ha hecho un poco tirana porque dice: “Tienes que hacer esto para entrar en el grupo de los exitosos, de lo contrario estarás en el grupo de los pobres”.
Todo viene de un principio de base. El éxito es un concepto personal íntimo. Hay una definición de éxito para cada persona. Entonces si empezamos por aceptar sin poner en cuestión que el éxito es una cosa que nos viene de fuera y lo aceptamos y más, en cierto modo lo tomaremos como modo de vida alcanzar y si no lo alcanzamos nos sentiremos fracasados.
Hombre, también hablan del talento y de la gente que triunfa como la gente que tiene talento. Y si consigues tener éxito es porque tienes el talento, y si no es porque no tienes el talento. Es como clasificar a las personas en base a lo que la sociedad valora. Pero la sociedad en 2010 puede valorar una cosa y 2024 no valorarla más.
Es cambiante, y este cambio se puede acelerar incluso. Yo lo del talento lo veo así: hay algo para lo que tú tienes una cierta capacidad, y eso va unido a muchísimo trabajo. El talento se trabaja, se mejora. Es cierto que hay gente que tiene ciertas cualidades innatas, pero si tú no trabajas y no van unidas al esfuerzo no son suficientes. Veo que a los niños se les halaga más por el talento que por el esfuerzo. ¡Les estás haciendo una faena! Porque el niño aprende que el talento le será suficiente para triunfar en la vida. Y es totalmente falso: el talento, como no lo unas a un fuerza, y un esfuerzo constante, no te va a servir para gran cosa.
Si el mundo se moviera solo por talento sería cruel. No todas las personas tienen el mismo talento. Entonces en cuanto te veas como una persona que no tiene el mismo talento estándar, está condenada a sentirse inadecuada.
No me cansaré de repetirlo. Hay que volver a la casilla de salida, que es el tema del autoconocimiento. Y hay que saber identificar las cosas para las que se tiene más facilidad y después trabajarlas. Hay personas que tienen más afinidad por unas cosas que para otras y eso no es ningún problema. Lo peor es caer en estos parámetros de “El exitoso es el que gana 10 millones de euros al año”, y si no, es un fracasado. Los hay que no necesitan ganar 10 millones para sentirse exitosos.
Sí, se busca el éxito pero no se sabe muy bien lo que es. Hay gente que dice que el éxito es tener lo que la sociedad valora, pero eso también suele cambiar.
Cuando tú dejas las reglas del juego en manos ajenas, estás perdiendo.
¿Qué le recomiendas a la persona que necesita auto conocerse y no sabe por dónde empezar?
Lo primero es que la persona se pregunte quién es, y cuál es el éxito que quiere, si es el éxito para sí mismo o es algo que le han dicho los demás. Todo el mundo tiene que hacer un trabajo de introspección para saber qué es lo que necesita. Hay una definición de éxito que es parecida a la que tengo yo, dice que “El éxito será éxito si puedo mejorar la vida de alguien”. Para mí la definición del éxito tiene un componente de contribución muy importante. Si nadie más va a beneficiarse del éxito tuyo no le veo demasiado sentido.
El éxito de verdad es el que «disfrutas» solo. El estereotipo «éxito = mucho dinero/tener cosas materiales», conlleva el compararse y el «chuleo» ante el otro: yo tengo 100 millones y tú 50 €, o yo tengo 10 casas y tú alquilas un pisito, se necesita la comparación/humillación del otro. En el éxito de Javier, de mejorar la vida de otros, veo difícilmente a alguien decir «yo he mejorado la vida de 40’000 personas y tú sólo de 12″…