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María Ontoso: “Me fascina que con una imagen fija puedas contar una historia”

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  • Nombre: María Ontoso
  • Ocupación: Lo que mejor la define es Creativa, no se puede encasillar a María. Ha hecho de todo, siempre tiene ganas de hacer cosas, fotografía, diseño de joyas, moda, tendencias… Según ella “laboral y vitalmente no somos sólo una cosa, vamos cambiando constantemente, la vida es cambio”.
  • Qué quería ser de mayor: Astronauta de pequeña, luego médico. La medicina, a día de hoy, le siguen alucinando.
  • Libro: Ébano – Ryszard Kapuscinski

María es una de las personas con mayor sensibilidad artística que he conocido. Tiene buen ojo para todo lo que tenga que ver con creatividad. Ahora está de mudanza, la cazo una tarde calurosa en Madrid, en un hueco que tiene entre dar de comer a su hijo y acabar de empaquetar todas las cosas que se tiene que llevar a Trinidad y Tobago… 

Me alucina que estudiaras ciencias ambientales, ¿por qué?

Me encanta la biología, la naturaleza, la química… Las ciencias en general. Me gusta saber el porqué de las cosas, ir un poco más allá. La naturaleza me conecta con mi esencia, así que estudiar ciencias ambientales, en principio, era buena idea.

Es divertido ver cómo gente muy creativa tiene un vínculo especial con la ciencia y la comunicación… ¿Por qué no hiciste comunicación audiovisual?

Las ciencias naturales me encantan. Soy una amante de la naturaleza y su estudio desde bien pequeña, siempre me ha parecido fascinante; pero lo números y yo no somos muy amigos [risas]. El mundo audiovisual y el arte son otra de mis pasiones, especialmente la fotografía. Estuve dudando mucho entre comunicación audiovisual y ciencias ambientales. A la hora de elegir carrera escogí la segunda por diversas circunstancias, y además, todo apuntaba a que era la “carrera del futuro”. Así que acabé estudiando medio ambiente, sin embargo, mi vida ha girado siempre en torno a la fotografía, y es prácticamente a lo que me he acabado dedicando… La vida da giros de 180 grados constantemente, hay que hacer caso a la intuición. Es algo que he aprendido a lo largo de mi vida.

 

“Expresarme con la cámara, según iba aprendiendo la técnica, me hacía sentir cosas increíbles.

Me daba voz. Le daba voz a mi alma”.

 

Cuando entras en ciencias ambientales, ¿qué te encuentras?

Una carrera preciosa, me fascinó. Fueron 4 años que disfruté muchísimo. Tocas muchos palos y tiene pinceladas de todas las llamadas ciencias naturales. Aprendes un poco de todo, pero desgraciadamente es una carrera en la que se tocan tantos campos que no da tiempo a profundizar bien en ninguno en concreto.

Y cuando acabas… ¿Qué pasa?

Me matriculo en un máster de ingeniería medioambiental por aquello de profundizar más y especializarme en algo más concreto. En paralelo empiezo mi formación en fotografía y educación visual de manera autodidacta. 

¿Y eso?

Por mi cumpleaños me regalaron una cámara. Me llamaba muchísimo la atención la fotografía. Fue antes de acabar el bachillerato. Siempre me ha gustado ir a exposiciones de foto, me puedo pasar horas observando. Me fascina que con una imagen fija puedas contar una historia.

La fotografía es una forma de expresión muy potente. No solo disfruto viendo fotos. Expresarme con la cámara, según iba aprendiendo la técnica, me hacía sentir cosas increíbles. Me daba voz. Le daba voz a mi alma.

Salió natural de un día para otro o…

Natural, aunque supongo que en parte también la llevo en los genes. Mi abuelo era fotógrafo; pero nunca me había fijado en la fotografía como profesión, de pequeña no me lo planteaba. Me gustaba ver las fotos que hacía, me podía tirar horas observando cada detalle de aquellas imágenes, pero al principio era solo ver…  Es cuando empiezo la universidad, ya con alguna experiencia con la cámara, veo un anuncio de un curso de fotografía para jóvenes y, por gusto y supongo que modo de aprender, me apunto.

El curso de fotografía era los jueves por la tarde a última hora, el día de la foto. Era mi día favorito de la semana. Ahí es cuando descubro que una de mis ansias creativas unido a mi hobby de la fotografía podía convertirse en algo más serio. El hecho es que se me presentaban más oportunidades con la fotografía que con el medio ambiente. Y así es como voy reconduciendo mi carrera al mundo audiovisual y de la moda.

 

 

¿Cómo fue encajando en tu vida la fotografía?

Al terminar mis estudios en ciencias, la fotografía ocupa una parte más que considerable en mi vida. Me ofrecieron una muy buena oportunidad y es en ese momento cuando moda y fotografía convergen en mi carrera. Hasta ese momento yo hacía otro tipo de fotografía, y gracias a la oportunidad que me brindaron pude abrir una nueva puerta hacia otros universos creativos.

A raíz de esto, compruebo que necesito depurar mi técnica y aprender aún más. Es cuando estudio un posgrado de fotografía profesional en la escuela EFTI. En cada clase sentía que tocaba el cielo. Me daban ganas de llorar de la emoción porque decía “¡¿cómo no he hecho esto antes?!”. Era increíble.

Continúo mi formación con un curso de nuevas iluminaciones (fotografía de cine). Y mientras, compagino encargos con unas prácticas con un fotógrafo de grandes producciones.  Una época de mucho trabajar y de mucho aprender de mi misma sobre lo que quería y lo que no en este mundo de la imagen y la creatividad.

Paralelamente estuve trabajando como Social Media Manager en la primera empresa de cigarrillos electrónicos de España. En aquel momento éramos pocos Community Managers y las RRSS estaban en pleno auge. Tuve la oportunidad de expandirme en muchas direcciones, tanto laboral como creativamente hablando. Por aquel entonces, no me daba cuenta de que todo lo que estaba haciendo podría meterlo en un bote y mezclarlo para dar forma a mis proyectos. Pero según pasan los años, vas viendo como las piezas del puzle de tu vida van encajando.

  

 

“El criterio estético lo adquieres de manera natural espontánea y también algo forzada, sobre todo si estas haciendo un negocio”.

 

 

 

Entonces, cuando tenía mi estudio montado y un volumen de trabajo estable, sucede algo casi mágico… La idea de diseñar había rondado siempre mi mente, pero… Una noche, con una buena amiga – y más tarde socia – nació uno de los proyectos de los que más he aprendido nunca: “Las Pulseras de María”. Mi propia marca. Creativamente hablando todo un reto.

Me encanta. ¿Viste claro en ese momento que te ibas a dedicar al mundo de accesorios y bisutería?

Sí, tal cual. Siempre he tenido inquietud con el diseño, y soy una loca de los complementos [risas]. Gracias a la educación visual y estética que adquirí con la fotografía y a la técnica aprendida, pudimos empezar deprisa con el negocio. Página web, catálogos, RRSS, campañas de marketing, comunicación… Fue todo a la velocidad de la luz y en cuanto lanzamos la marca enseguida tuvimos pedidos. Empezamos un septiembre y en las navidades de ese año, Sara Carbonero se puso una pulsera nuestra… ¡Ahí estalló la locura! [Risas].

¿De casualidad o hicisteis algo?

Casualidad, sinceramente, Sara la compró en una tienda donde yo había hecho colaboraciones de fotografía. Ahí vendían nuestras pulseras. Esa tienda era muy cool e iban muchas influencers y celebrities. Sara vio una pulsera, la compró y lo cuelga en redes. “Chimpún”, avalancha de pedidos. Ese momento fue brutal porque de Sara, pasamos a Paula Echevarría – que fue de las primeras instagramers como tal— luego muchas otras celebrities: Úrsula Corberó, Ariadne Artiles, Alba Carrillo, Ana Antic, Eugenia Silva, Malena Costa… Blogueras, instagramers, influencers… ¡Fueron muchas! En ese momento las RRSS no eran lo que son ahora, claro. Todo era más libre, fluía de otra manera, más natural. Y fue eso, gracias a las RRSS nos dimos a conocer como marca. Por aquel entonces las colaboraciones funcionaban de otra manera. No estaban pactadas con las agencias.

 

 

Qué guay, todo muy natural, sin forzar nada. Es lo ideal.

Fue una época preciosa. Vendíamos a más de 50 puntos de venta en España. Llevábamos un volumen muy salvaje de trabajo… Yo trabajaba 12 horas o más, pero feliz. Hacía fotos, diseñaba, trabajábamos el e-commerce… Y lo más laborioso de todo al principio fue el taller casero, haciendo nosotras las pulseras, ¡metiendo bolitas en un hilo! La empresa creció mucho y muy rápido. Entonces hubo que empezar a delegar y, en vez de hacerlas nosotras, diseñábamos ¡qué gozada! Nos fabricaban en Grecia, Italia, India, Tailandia… También comprábamos algo de producto terminado en otros mercados. Esto hizo que el proyecto fuera muy rico en matices y conseguimos llegar a públicos muy heterogéneos. Trataba de combinar mi propio gusto con la tendencia actual. Me pasaba el día ojo avizor, a ver qué podía aportar a la marca.

A mí es que me gusta mucho eso de tener ese “feeling” para ver qué se va a llevar, tú siempre has tenido muy buen ojo para eso…

Yo sin ser una “fashion victim”, entiendo la moda como un arte. Me gusta mucho el pensar qué tiene detrás. Me gusta “estudiar” los porqués y en moda es muy interesante analizar tendencias. Un estudio sesudo, un análisis de contexto… En moda todo influye como sabes, cine, música, política… ¡Todo! Me resulta fascinante pararme a pensar, “bueno, a ver que hay por aquí… ¿Por qué se ha puesto esto de moda? ¿De dónde sale esta tendencia?”… Sí que es verdad que de manera natural tengo algo de criterio; pero también te digo que hay mucho de trabajo de cultura visual previo que ha hecho poso [risas].

Bueno, desde mi punto de vista, viendo lo que has hecho, desde luego está ese criterio ¡y de qué forma!

Tengo gusto estético. Eso si creo que en mi caso es algo natural. Yo empecé a ver vogues por las esas maravillosas editoriales de moda. Es un tipo de fotografía que me encanta… Empecé a ver estas revistas por las fotos, por ver la técnica, qué colores, qué encuadres usaban… Y creo que ahí el ojo se me fue educando. El criterio estético lo adquieres de manera natural espontánea y también algo forzada, sobre todo si estas haciendo un negocio. “Voy a ver qué hay en la calle” o “a ver qué hay en Instagram…”. Una mezcla de las dos cosas. En el fondo lo mejor de todo es que me divierte y disfruto mucho con todo esto y si encima me sirve para ganarme la vida…

  

“Pensar que estoy trabajando para mí me tira mucho del sofá.

En plan ‘no te relajes porque de ti depende que esto salga bien, de ti depende que estés contenta’.”

 

Sí, sí. Lo que no deja de alucinarme el buen ojo para las dos cosas, porque una cosa es que sea bonito y otra que funcione a nivel de ventas…

Pues Xavi, ahí sí que te digo que es intuición pura y dura. También un poco de coco. No es sólo lo que me gusta a mí, yo he vendido muchas cosas que a mí no me gustan; pero que de alguna manera sé que van a funcionar. Ojo, olfato, no lo sé. Igual que muchas veces, y sé que suena a autobombo, pero antes de que se lleven muchas cosas yo las he olido. Me ha pasado con varias tendencias que de repente pienso, “lo va a petar” y lo ha acabado petado [risas].

¿Hasta qué punto te has tomado tus proyectos como un trabajo? Ya no solo esta empresa de bisutería, también la de joyería, los bolsos…

Me hace feliz trabajar en lo que me gusta, aunque tenga que echar 12 o 15 horas al día… No pasa nada. Hay un dicho que dice “dedícate a lo que te gusta y no tendrás que trabajar el resto de tu vida”. Pues eso. He sentido las mieles de trabajar para mí misma y me ha resultado muy satisfactorio y extenuante a la vez. Es una sensación que engancha. Porque son como tus hijitos, tienes que tener los negocios bien atendidos para que puedan crecer fuertes y sanotes. Y aunque es duro, me gusta.

Una de las cosas que me gusta preguntar a quien entrevisto es cómo se organiza, más trabajando por tu cuenta… ¿Tú como lo llevas?

Lo llevo bastante bien precisamente porque he tenido la suerte de poder trabajar en lo que me gusta. Siempre es más difícil el vencer a la pereza cuando tu jefe eres tu mismo. Es importante ser estricto, pero a la vez comprensivo con uno mismo. Me organizo como puedo Xavi. Unas veces mejor y otras peor, pero siempre procuro mantener la calma para que las ideas puedan fluir. En épocas de estrés y picos de trabajo sucede que lo urgente a veces le quita tiempo a lo importante. Y se hace necesario darse cuenta, parar y continuar con la mente despejada.

¿Algún truco para compartir con el resto?

Como te decía antes que lo urgente no se coma a lo importante. Eso es fundamental sobre todo en entornos creativos. Si hay que delegar se delega. No tengo ningún tip motivacional en concreto… Bueno, sí. Pensar que estoy trabajando para mí me tira mucho del sofá. En plan “no te relajes porque de ti depende que esto salga bien, de ti depende que estés contenta”.

A eso le sumo una cosa muy tonta que he aprendido a golpes, que es básico; pero, aunque sea muy general: el domingo planifícate la semana…

La agenda siempre se hace el fin de semana. Siempre. Siempre he trabajado con objetivos claros y definidos, en tiempo y forma… Me funcionan muy bien las listas, tengo el móvil lleno de listas [risas]. Y me hago mis calendarios en plan, “el lunes esto resuelto, el martes esto otro, el miércoles toca…”. Aunque hay días que no llegas, eh.

Totalmente, en mi caso hago una agenda orientativa y flexible que puedo cambiar cosas, huecos libres… Y si fallas, no pasa nada. Lo mismo que me decían Albert Riba y Sara Gómez, el permitirse fallar…

Eso te iba a decir, a raíz del yoga he aprendido a perdonarme y si no llegas, no llegas, no pasa nada. Nada es tan tremendo, nada. Muerte, enfermedades, cosas serias, sí; pero fallar con la agenda no debe producirte ansiedad. Si hay que cambiar algo se cambia. Punto. La vida es cambio Xavi.

¿Y ahora? Porque tu vida cambiará en breve, te vas a otro país con tu familia…

Pues mira, me voy a Trinidad y Tobago a seguir aprendiendo y creciendo. Estoy muy ilusionada. Voy con mis armas, con mi estudio de fotografía, mis cuadernos de ideas, mi portátil, y lo más importante, llevo un cajón nuevo en mi mente preparado para ser llenado.

Tengo un proyecto de una marca nueva en marcha y seguiré trabajando desde allí. Quizás hago diseños nuevos, quizás le doy más peso y forma a la imagen marca. Estoy un poco a la expectativa porque en un traslado de este tipo no sabes bien qué te vas a encontrar. Una cosa que tengo clara es que quiero hacer allí un proyecto de fotografía que tengo en mente, y que me apetece mucho. Veremos que tal la nueva aventura. Que además, ¡ahora soy mami y el tiempo se escurre mucho más deprisa!

Lo guay de cambiar de vida por una temporada en un país tan diferente es que te va a estimular mucho, solo por los contrastes que experimentes, no podrás parar de hacer fotos.

De hacer fotos, de diseñar y de crear. Los cambios, el salir de la famosa “zona de confort” estimulan mucho la creatividad. Todo es nuevo y estás forzando la mente continuamente a pensar soluciones, eso es la creatividad, solucionar cosas nuevas de manera diferente. Crear caminos nuevos en el cerebro, nuevas rutas y vías de pensamiento. Soy consciente de que tengo que exprimir la experiencia al máximo, los contrastes, la gente, lo diferente, encontrar esa magia en la novedad te estimula la creatividad… y te da felicidad.


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Consultor de estrategia empresarial y Mentor de artistas. He trabajado en entornos altamente cambiantes y competitivos en el mundo de los negocios, y he visto lo mejor y lo peor del ser humano. He comprobado que el cómo se hagan las cosas es tanto o más importante que el fin en sí mismo; y que el llamado éxito sólo se da gracias a la libertad de mente y espíritu. Fan de Bunbury y coleccionista de relojes.

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