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Mi Hoa Lee: “Yo buscaré un plan B, C y D para seguir haciendo lo que me gusta”

  • Nombre: Mi Hoa Lee
  • Ocupación: Se está despegando de la idea de que tiene que ser algo concreto o que no se puede ser muchas cosas, por lo tanto, ahora: productora, directora, actriz y amateur comedian
  • Qué quería ser de mayor: Médico
  • Libro: El Heroe de las Mil Caras – Joseph Campbell

Jueves de un mes cualquiera. Me levanto, me ducho, me pongo a desayunar mirando Instagram y veo una publicación de Mi Hoa en Madrid. En ese momento pienso, «estaría guay entrevistarla para Dévé. Voy a mandarle un mensaje»; pero me distraigo con algo y lo dejo para luego.

Mal, pierdo esa oportunidad. Como dice ella «a veces hay que seguir el instinto, nada es casualidad». Si le hubiera escrito en ese momento, hubiéramos tenido esta conversación ese mismo día por la mañana… Una lástima, nos tocó cuadrar agendas. Pero no pasa nada, la espera vale la pena y por fin charlamos por FaceTime.

 

Me comentabas, antes de empezar, que dejaste los estudios en el instituto…

Sí, lo dejé en tercero de BUP, sin acabar. Luego volví a estudiar, a los 32 años. Hice el acceso a mayores de 25 años. Saqué un notable alto. Mi primera opción era comunicación audiovisual en la Pompeu Fabra y con 32 entré a la universidad.

Me interesa, en mi caso no había opción. Yo estudié porque tocaba. Jamás me hubiera planteado dejar los estudios o salirme del supuesto plan académico que tenían para mí. Y en cambio, ¿por qué luego sí? ¿Cómo fue el cambio de chip de “ahora toca”?

Estaba ganando bien trabajando en hostelería, tenía mi pisito sola en la Barceloneta, en la playa, ganaba casi 3 mil euros al mes; pero estaba triste por una situación personal y me dije, “¿qué es lo que siempre he querido hacer y nunca he hecho? ¡Estudiar!”. Viajar ya había viajado mucho, la verdad. Y me fui a ganar cero, sin ahorros ni nada, porque yo vivo muy al día. Me fui a Girona a casa de una amiga a estudiar y estuve 5 meses recluida estudiando…

Bien, ahí ¡a aplicarse!

Yo siempre había querido estudiar y cuando entré fue muy bonito, muy duro el proceso, pero muy bonito. Por ejemplo, me daba miedo entrar a clase… Llegaba tarde para no hablar con nadie, o peor, a veces no entraba. Llegaba a la puerta y media vuelta. Porque yo me veía muy mayor. Cogía la moto y me iba. Y entonces llamaba a un amigo, “no puedooo…” y me hacía como de padre dándome los consejos que le daban a él cuando tenía 18 años. Un gran apoyo.

Estos frenos me hacen siempre mucha gracia. Cuando por fin uno hace lo que desea, luego no nos atrevemos a hacerlo. Ay los miedos… ¿Miedo a tu vocación?

No era vocación. Al principio era, “quiero estudiar algo, como me gusta escribir y me gusta el cine, comunicación audiovisual me parece una opción muy completa… ¡Pues hago esto!”. Entro a estudiar en una época muy tecnológica frente la mía, veía a los chavales con el WhatsApp hablando entre ellos, tomando notas en el ordenador… y yo era como, “¡¡Sshhtt!! ¡Callaros!” [risas].

 

«Fui enlazando trabajos y lugares, uno tras otro: Andorra, Ibiza, Nueva York, Brasil, Italia… Siempre sobre la marcha»

 

Bueno, claro, a los 17 y 18 años uno no sabe qué quiere hacer realmente en la vida… Los compañeros no estarían tan motivados como tú o igual tu ya tenías una madurez vital…

Madurez sí, aunque de perdidos nada. No sé en las otras carreras, pero en comunicación hay mucha gente que ya ama eso, que es muy cinéfila. Yo alucinaba con estos niños que tenían unos blogs… Los veías hacer unos análisis de una película, un fragmento o algo… Y yo, “¿de dónde habéis salido?”. Por eso creo que en comunicación son de otra pasta. No es por llevarte la contraria, eh.

Está bien, está bien. Son mis prejuicios. Yo estudié Psicología y el 80% estábamos ahí sin saber el motivo [risas].

Fotograma de su documental ‘Raíces’.

Volviendo a tu caso, ¿cómo te iba en las clases?

Me perdía un montón y me sentía muy ignorante. Súmale que los profesores decían, “¿quién ha visto Los 400 Golpes?” y 20 manos levantadas. Otra, “¿quién ha visto La Dolce Vita?”, 35 manos. “¿Quién ha visto Ciudadano Kane?”, ¡Todos! Y yo, “no tengo ni puñetera idea de nada». Fíjate, mi primer trabajo de la universidad lo hice de John Ford y yo pensando que era Tom Ford… [Risas]. Imagínate qué ignorancia cinematográfica. Yo casi no había visto películas del cine clásico, no había leído nada sobre eso prácticamente…

Llegué a la universidad muy ignorante, pero con mucha ilusión. Entonces, tenía mucho miedo, mucha inseguridad. Pero a la vez, era de las personas que estaban más atentas de toda la clase. De hecho, para hacer lo que estoy haciendo he sacado apuntes de producción cinematográfica, de guion, de economía de los medios audiovisuales… Todos los apuntes que tomé esos años, los he vuelto a usar. Los compañeros, “bah, ya he tirado eso” y yo “¡no tío! ¡Si tenemos tesoros ahí en las libretas!”. Ha sido un proceso bastante duro pero muy productivo.

Claro, ahí la forma de verlo de cada uno, ¿no? Tú tenías una madurez, más experiencias vitales por así decirlo para apreciar los apuntes y todo, de otro modo.

Me has comentado que estuviste viajando durante mucho tiempo, ¿cómo fue eso?

Mis padres fallecieron cuando era bien pequeña y luego a los 15 años decido buscarme la vida y me voy a vivir sola. Y me voy a Ampuriabrava, con dos maletas como pertenencias, trabajando de noche en un bar, sin tener la edad, claro. Me lo pasé muy bien, conocí a un montón de gente, vivía en una habitación alquilada y bien, pues súper libre. Cuando acabó la temporada de verano, no quedaba nadie y claro, “¿¡ahora dónde voy?!”

Una chica se iba a trabajar a Baqueira y buscaban una camarera. Y yo, “¡pues yo también me voy!”. Y me fui con mis dos maletas Adidas, de esas sin ruedas ni nada, que si entraba una prenda tenía que salir otra… Cuando acabé allí… “¿y ahora qué?” A otro lugar. Y así fui enlazando trabajos y lugares uno tras otro: Andorra, Ibiza, Nueva York, Brasil, Italia… Siempre sobre la marcha.

 

«Cuando acababa mi escena me sentaba al lado de Cesc y Joana, la script. Y todo el rato, ‘¿qué es esto? ¿Y esto?’. Muchos detalles, cosas que no te explican en un making off…»

 

Conozco mucha gente que ha hecho una temporada de viajar sin rumbo fijo ni duración determinada. Luego algunos deciden que ya han tenido bastante. No sé si es tu caso, ¿qué te hizo parar a ti?

Si no hubiera sido madre lo seguiría haciendo probablemente. No es que parara por ser madre; pero no sé, no me lo he planteado. De hecho, quiero seguir haciéndolo y viajar con mi hija. Estuve en Nueva York, pero a la costa oeste no he ido, por ejemplo. Quiero ir a vivir un año en California. Si puedo, aunque sea un añito, nos vamos. Somos un pack.

Está guay que comentes lo de la maternidad. Tenía curiosidad por el documental que hiciste, ‘Raíces’, si no lo he entendido mal, se indaga sobre el vínculo familiar y tus orígenes en particular, ¿no? ¿Cómo fue? ¿Cómo sale la idea?

Fue un documental que se gesta en la universidad como trabajo final de grado y parte de una historia personal, pero es un documental familiar-social. La reflexión fue: Voy a ser madre, y yo tuve una, ¿qué le pasó? ¿Por qué vivía en Canarias si era catalana? Del mismo modo: ¿Qué sé de mi padre? No sabía gran cosa y decidimos ir a Corea a averiguar los motivos.

Guau, qué interesante. Menudo reto en lo profesional y en lo personal, claro…

Yo no sabía nada de mi padre, ni de mi madre realmente. Nos explicaron que eran tiempos difíciles, que no había trabajo. Así que mi padre se subió a un barco y acabó en Canarias. Rodamos en Canarias, Barcelona y Corea. Lo que más le gusta a la gente es la parte de Corea, que no dejan de ser entrevistas; pero supongo que es porque es más exótico para nosotros. Del mismo modo, al revés también sucedía, en Corea atraía más la visión occidental. Es divertido, nos llama siempre lo que desconocemos.

¡Lo veré seguro!

¿Y después? Acabas el documental ahí ¿y luego qué pasa?

El documental realmente no se acaba. Me gradúo y seguimos trabajando en el documental. Lo montamos de nuevo y en noviembre hago un casting para la serie de Félix de Movistar. Entonces, nos ponemos a rodar en marzo del 2017; pero hasta entonces, castings, pruebas, más cosas y trabajando paralelamente en el documental.

Y cuando te sale lo de Movistar, ¿qué piensas? Yo que soy un flipado ya estaría pensando “¡me voy a dedicar a esto sea como sea!”

Bueno, cuando salí de la carrera mi idea original era acabar el documental, ponerme a escribir un proyecto en el que estoy ahora y buscar dinero para escribir sin trabajar de camarera. Ese era el plan. Y mira, yo ya había hecho cosas en publicidad y me gusta actuar, así que yo estaba encantada. Me salió lo de Félix a través de un casting de publicidad, que no es lo habitual, pero como no encontraban a la chica…

¿Qué tal? Te imagino con los ojos bien abiertos…

Sí fue alucinante. En ese momento yo pensaba, “¿y si conozco a alguien aquí y les enseño mi documental? ¿Y luego abrir caminos y aprender…?”. Claro, además de disfrutar la interpretación pensaba, “después de la universidad, esto es el máster”. Y efectivamente, porque vas a trabajar con Cesc Gay, con Leornardo Sbaraglia y tal… No veía el momento de empezar a rodar y estar ahí preguntando por todo… Cuando acababa mi escena me sentaba al lado de Cesc y Joana, la script. Y todo el rato, “¿qué es esto? ¿Y esto?”. Muchos detalles, cosas que no te explican en un making off…

Estarías muy feliz.

Tú dirás. Y luego encima, justo después del estreno de la serie, Movistar adquiere los derechos de emisión del documental en su plataforma durante un año. Así que muy agradecida con toda la experiencia. No solo el rodaje, la serie, el documental, la gente que he conocido… Todo.

Uno de los motivos por los que tenía ganas de entrevistarte era tu forma de ver la vida. Me parece que vives mucho el momento, que estás muy al día. A mí es algo que me cuesta mucho, el enfrentarme a la incertidumbre…

Entonces, un día veo que compartes stories en Instagram diciendo que no tienes dinero y que montas un show para pagar el alquiler… A eso le llamo yo buscarse la vida.

Tenía que cobrar un dinero de derechos antes de Navidad, pero me dicen que hasta febrero no va a poder ser… Navidad, niños, regalos, eventos…. Y pensé “¿¡qué hago!? No tengo ingresos, si no cobro lo que me deben o no me sale un trabajo nuevo, no tengo un fijo ni nada…”. Y entonces dije, “pues venga, va, ¿me gustaría hacer un monólogo? Es un reto para mí. Pues lo voy a hacer y cobrando”.

Y venga, a tirar pa’lante, nada de llorar ni pasarlo mal. En plan “¿qué me pasa? Pues busco soluciones”, ¿no?

Si tengo que pedir dinero prestado no pasa nada, tengo muy buenos amigos, pero es como jolín, quiero ser autosuficiente. Subí eso en Instagram y un chico al verlo, sin conocerme me ofreció dinero y yo “tranquilo, gracias, si tuviera que pedir, pido. No pasa nada, quiero hacerlo por mí”… Pues sacó 20 entradas. Me dice un amigo, “claro, colgando cosas como la nevera vacía del otro día… normal”. Claro, sí; lo pongo porque es real, pero no quiere decir que nadie me la tenga que llenar, ¡ni mucho menos dar dinero! [Risas].

Claro, uno quiere sentirse útil y sentir que sabe gestionar sus problemas.

Yo cuando voy al supermercado según cómo, a lo mejor no compro una cosa o la otra. Esta semana en lugar de huevos ecológicos, que es lo que quiero comprar, pues compro de los otros y me adapto. Voy así siempre, no me da vergüenza. No es un postureo. ¿Podría no colgar eso en Instagram? Sí, pero soy así de absurda y no me gusta poner solo lo bonito. Y cuando la nevera está vacía, pues es hasta gracioso subirlo. Cuando no hay no hay. Y ya está. A veces no es solo por dinero, no es por pobreza, Dios me libre de quejarme; pero a veces, si no se puede atún pues se come pasta con tomate.

 

«Estoy en el límite muchas veces al cabo del mes o del año y me mola. Mira, te lo digo riéndome. Es que me mola.»

 

No pareces ese tipo de persona que se recrea cuando algo le va mal.

No. Esto me lo dice una amiga que dice que no me dejo caer. Que no dejo mostrar mi fragilidad y que soy muy autoexigente conmigo misma de “estoy mal, pero mañana voy a estar bien”. Entonces, no sé si eso es para enorgullecerse o no. Es verdad que no me permito estar mucho tiempo de bajón…

Eso es bueno, ¿no? Yo es lo que intento, no dejarme atrapar por eso mucho tiempo…

No lo sé… Estoy conociéndome todavía. Identifica que estás mal el tiempo que necesites, pero luego pasa a la acción. Yo si que tengo la prisa esa… No sé si por las cosas que no he tenido, casi he tenido o he tenido y he perdido… Cabe la posibilidad de que vaya a morir mañana. Entonces…

Es que lo que admiro de ti, es justo eso, el saber vivir el corto plazo, el estar aquí y ahora con lo que te pasa y no regocijarte con los problemas que vendrán o no mañana…

Es supervivencia… También uno puede madurar [risas]. Claro, a veces charlando con una amiga coach “no, la personalidad se va formando y uno va madurando…”; pues no sé, yo soy así, te haces una herida, te lames y te sigues preocupando de ir a buscar comida. Un animal es así, ¿no?

Puede ser, sí; pero aún así, hay que ser fuerte y seguir, eso no lo hace todo el mundo.

Cuando estoy baja, estoy muy baja. Me dura muy poco, pero suelo estar muy abajo. No sé, estoy en ello, eh. Luego está esa cosa que tus amigos te ven la más fuerte de todos “ah, porque tú miedo no tienes”. A ver, sí, soy valiente, pero tengo mis miedos. Es verdad que no los muestro, entonces claro, no lo ven. Pero sí que es verdad que tiro mucho pa’lante.

Estoy en el límite muchas veces al cabo del mes o del año y me mola. Mira, te lo digo riéndome. Es que me mola. Pero bueno, también me gustaría relajarme un poco, eh. A veces lo pienso, no sé si sabría mucho estar ahí de repente, pero no estar tanto mirando el mes que viene qué hago.

Hay que estar muy bien y tener mucha confianza en la vida para aguantar ciertos momentos…

Sí. Hay muchos momentos que pienso “vete a tal persona que conoces que te de trabajo de producción y vete a cobrar un sueldo”. Muchos momentos así, pero no es lo que quiero hacer. Si no tienes dinero y padrinos hay momentos que dices, “estás loca”.

Yo lo pienso a veces. En mi caso, yo estuve trabajando muchos años en un trabajo que me daba dinero, pero me sentía podrido por dentro. Y en cambio, cuando haces lo que te gusta… Eso sí, hay momentos de dudas, claro.

Me queda aún energía todavía, pero es como esta semana, por ejemplo, ha sido difícil. Te prepararas para reuniones, reservas hoteles, ideas, proyectos y claro, igual vuelves con las manos vacías… Alguien puede pensar, «no tiene experiencia, no ha hecho nunca un proyecto de este tipo u otro»; o alguien de los que tienen el dinero puede decir “esta chica la veo con ganas y con una buena idea, voy a apostar por ella y no por el otro que lleva 20 series a sus espaldas y otras 20 ideas”. Porque esto es así, que puede que tenga una fórmula que funciona… Que el que tiene el dinero también busca eso, la fórmula que funciona.

 

«Hay gente que nos gusta explorar nuevos caminos, es lo que me pone no saber por dónde y ¡guau! Por aquí. Es algo que si no lo haces tú… no es lo mismo.»

 

Lo que voy a decir me da mucha rabia, pero lo pienso: hay que luchar por lo que uno cree si lo ve claro.

Sí. Yo buscaré un plan B, C y D para seguir haciendo lo que me gusta. Que seguro que aprendo trabajando en una productora; pero cuando ves claro algo… Hay gente que nos gusta explorar nuevos caminos, es lo que me pone no saber por dónde y ¡guau! Por aquí. Es algo que si no lo haces tú… no es lo mismo.

Me imagino que estás a tope con tus proyectos, ¿en qué retos estás ahora?

Pues ahora mismo estoy trabajando en dos proyectos propios. Son dos proyectos de ficción televisiva, uno es un drama-thriller que tiene tintes de ciencia ficción y fantasía; y el otro es una comedia de formato corto. Estoy escribiendo y desarrollando los proyectos yo y estoy en esa fase de empezar a enseñarlos. Sacarlo a la luz, hablar de ello, buscar co-producción o televisiones que participen…

De hecho, la semana del 17 al 20 de junio he estado en Conecta Fiction. Es un evento de networking entorno a las series de televisión entre Europa, Latinoamérica y Norte América. He estado explicando mis proyectos en reuniones con agentes que están buscando proyectos que desarrollar: plataformas, productoras, televisiones… En eso estamos, aprendiendo mucho y abriendo muchas puertas.

Sugerencia de presentación: Alive – Sia
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Consultor de estrategia empresarial y Mentor de artistas. He trabajado en entornos altamente cambiantes y competitivos en el mundo de los negocios, y he visto lo mejor y lo peor del ser humano. He comprobado que el cómo se hagan las cosas es tanto o más importante que el fin en sí mismo; y que el llamado éxito sólo se da gracias a la libertad de mente y espíritu. Fan de Bunbury y coleccionista de relojes.

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