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El futuro próximo de la ingeniería civil y la arquitectura

El futuro de ingenieros de caminos y arquitectos, analizado por expertos y jóvenes profesionales.

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El futuro de los ingenieros de caminos y arquitectos es complejo. Son tiempos inciertos. La profesión pasó de ser garantía de éxito en los negocios y en el amor —el yerno ingeniero era una insignia de honor— a ser considerada una inversión poco rentable. La brecha generacional entre los profesionales millennial y la generación X también se define por la diferencia de estatus y la incomprensión entre ellos.

¿Quién sostiene el micrófono al responder estas consultas?, aquí está la cuestión. La pregunta es sobre el futuro de la profesión de ingeniero civil y arquitecto. Y ese futuro es más probable que lo lidere alguien de 30 años que alguien de 50, que hoy vive ajeno a los dolores de los jóvenes. Pese a lo anterior, tiene algo que decir.

Para 2025 hará falta estar en ruta para proveer 200.000 nuevos ingenieros. Este análisis expone una radiografía de la situación socioeconómica de ingenieros de caminos y arquitectos con un manual de resiliencia ante la incertidumbre.

Hacer que la ingeniería civil sea grande en un futuro

En la mesa redonda Entornos inciertos: oportunidades para la ingeniería y la arquitectura del pasado 12 de diciembre, se expuso que la industria de estas dos ciencias mantiene la moral por el prestigio de la profesión. «Nos sorprende que, desde un punto de vista cualitativo, el 70% cree que el prestigio es alto», afirmó Natalia Fernández, moderadora de la mesa y directora corporativa en Grupo Caminos. Ambas profesiones siguen siendo muy respetadas.

Los arquitectos son responsables de diseñar los edificios y otras estructuras visibles y no tan visibles. Deben tener en cuenta cosas como la estética, la funcionalidad y la seguridad al diseñar sus proyectos. Los ingenieros de caminos, por otro lado, además de ser fieles a la estética y la funcionalidad, son responsables de carreteras, puentes, ferrocarriles, abastecimiento de aguas, puertos, urbanismo, presas, túneles, redes de alcantarillado y otras estructuras en las que pueden entrar en conflicto con arquitectos o en una oportunidad de colaboración, según el contexto.

Sin embargo, se señala una crisis de reputación, en parte, por una carencia de visibilidad de la profesión. Por otro lado, una falta de conexión entre lo estudiado en la universidad y lo que va desarrollar fuera de ella.

Irse de España… ¿para no volver?

En los Estados Unidos, un ingeniero civil promedio gana alrededor de $85,000 por año. Otras partes del mundo presumen de dar algo parecido, como Suiza. En India, por otro lado, ganan de media $4800 anuales. En Brasil, los ingenieros civiles ganan un promedio de solo $26,000 por año.

¿Qué le depara a un ingeniero de caminos de España? La primera sugerencia es estar preparado para abandonar el país, por la oferta laboral y los salarios. Igual que durante la crisis del 2008 (sin novedades en ese sentido). «Hoy hay una demanda de ingenieros de caminos muy importante en Australia, EEUU, Reino Unido y Canadá», expuso Pedro Gato, ponente en la mesa redonda. Por su perfil de socio en una firma de consultoría dedicada a la búsqueda y evaluación de directivos y al asesoramiento de alta dirección, él también forma parte de los provocadores de esta demanda de ingenieros de caminos.

Se espera de los ingenieros de caminos y arquitectos que vean un futuro fuera de España, que tengan una apertura de mente. La razón es que la multiculturalidad se convierte en un imprescindible en un mundo globalizado. A medida que las empresas se vuelven más globalizadas, necesitarán empleados que estén familiarizados con diferentes culturas e idiomas. El concepto de prestigio como profesional de la ingeniería civil o arquitectura da un paso nuevo. Hoy se define como el palmarés de países en los que uno ha trabajado. El siguiente paso es poder alternar dos o tres países, una opción no apta para amateurs.

Sobre la idea de regresar a España en caso de ser un profesional expatriado, el mercado español deberá trabajar duro para resultar atractivo. La diferencia entre España y otros países de Europa es llamativa. «Es muy fácil irse, pero regresar es muy complicado», sentencia Carlos Uganda, consultor de gestión en una empresa mundial de consultoría organizacional.

La opción de abandonar España, a pesar de desalentar en ocasiones, permanece como una alternativa de peso. Por otro lado, la idea de regresar al país, dentro de las opciones de futuro para ingenieros de caminos y arquitectos, está descartada automáticamente. Eso sí, con resignación. Encontrar un puesto afín, valorado de igual forma con un salario acorde para un expatriado con un salario anual de seis cifras es poner en evidencia la fragilidad del mercado español.

Los nuevos desafíos

Para entender el futuro de la profesión, la evolución de ambas profesiones es importante. Pedro Gato apunta la evolución hacia la sofisticación de la labor de ingenieros civiles y arquitectos. Además, ambos campos están en constante cambio y evolución a medida que se desarrollan nuevas tecnologías. Esto significa que quienes trabajan en estas profesiones siempre deben estar aprendiendo para mantenerse al día con los últimos avances.

El mercado laboral tiende a romper con el tradicional carácter generalista del ingeniero de caminos. Aunque el futuro próximo (de aquí al 2025) consiste en la gestión de la crisis sin dañar las salidas profesionales. En España, por ejemplo, las empresas constructoras son la principal salida profesional (83%), a diferencia del emprendimiento (7%).

A priori, se le pide al ingeniero de caminos que sepa muchas cosas, pero si va a elegir cuáles, que sean muy específicas. Como habilidades duras, BIM, Excel, Power BI, Revit, Python, GIS. Como soft skills, gestión de equipos (15% de ingenieros ocupan puestos directivos), comunicación, idiomas y saber vender. O al menos, «hacer balance y analizar en qué uno es bueno y a qué se quiere dedicar».

El problema de las habilidades duras, no obstante, son los softwares. Hay softwares inaccesibles a menos que uno esté en ciertas empresas o en ciertos departamentos. Esto, a su vez, es lo que dificulta encontrar perfiles especializados.

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Cómo los ingenieros civiles y arquitectos están diseñando sus carreras

El ambiente económico ha tenido impactos asimétricos en ambos lados de la industria y el sentimiento de desmotivación continúa inalterado. No obstante, arquitectos e ingenieros están ante una oportunidad de tomar acciones que puedan quitarle presión a su desempeño. A continuación se exponen cinco ideas de quienes conocen la evolución de ambas profesiones para adaptarse a este periodo de cambios:

A nivel individual, versatilidad, capacidad de anticipación y espíritu colaborativo: las profesiones de ingeniería civil y arquitectura deben poder adaptarse a estos cambios rápidamente. La capacidad de identificar nuevas oportunidades y amenazas desde el principio y actuar en consecuencia será clave.

A nivel personal, diseñar la carrera: en la medida de lo posible, no renunciar a la carrera por un trabajo. Además, conviene tener claro cuanto antes qué puede hacer uno. Cuando el mercado laboral muestra opciones limitadas, es intuitivo amoldarse a lo que hay. Pero ingenieros de caminos pueden responder al nuevo mercado laboral tras evaluar lo que demandan ciertos proyectos de interés y adaptando su CV. Los arquitectos, por otro lado, pueden explorar las áreas en común con la ingeniería civil y afilar su portfolio.

En cuanto a gestión del talento, acceso a software por parte de colegios profesionales y cursos sobre el mismo que habiliten oportunidades de networking y avances laborales.

En línea con ello, colaboración entre universidades y empresas: apoyo a nuevas ideas empresariales mediante concursos, retos o hackatones.

Sostenibilidad: a nivel ambiental y a nivel gestión del recurso humano. Los entornos laborales más satisfactorios son los que engendran actuaciones amables con el medio ambiente y permiten una conciliación entre la vida personal y profesional. En la gestión del talento, las reivindicaciones consecuencia de la pandemia: un mayor equilibrio entre vida personal y profesional, más estabilidad laboral y un sentido del trabajo realizado.

La evolución del mundo es un motor importante en el futuro de ingenieros de caminos y arquitectos. Para cumplir el objetivo de proveer 200.000 profesionales antes del 2030, la tarea será atender a la reputación de la profesión, responder a los nuevos desafíos y expandirse técnica y culturalmente. La decisión será fomentar la colaboración entre componentes de la industria y el contacto, para fomentar la lucidez y la toma de decisiones con una visión de conjunto.

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Soy Esther Bolekia, ingeniera de Caminos amante de los trenes y del progreso social que traen. Durante los últimos diez años he sido escritora a tiempo parcial de artículos apasionados por las dinámicas humanas que analizan las leyes no escritas del mundo personal y corporativo. Hoy dirijo Dévé, donde también escribo sobre vida y trabajo, liderazgo, sociología y estilo de vida. Mi forma de escribir se ha descrito como empática, fresca, asertiva y mordaz. Seguramente porque creo que la literatura nunca debería confundirse con mero entretenimiento inocente. Fundé la revista Dévé porque quiero —junto a quien se une a la causa— descubrir las soluciones reales al sufrimiento en el trabajo y lo que hace que disfrutemos de la vida de veras. Escribo para quien desea saber lo que ni los padres, ni la escuela, ni internet enseña sobre el arte de manejarse con maestría en vida y carrera. Por eso arriesgo y voy a las causas y las relaciones entre ellas en los análisis profundos que hago. A menudo me mancho las manos de barro, para llegar adonde nadie más se atreve. La verdad nos hará libres.

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