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Más ‘joie de vivre’, por favor.

‘joie de vivre’ es “alegría de vivir” en francés. Esta columna es sobre la forma pospandemia de relacionar vida y trabajo y el desafío de recuperar la alegría de vivir.

Esta imagen de Nghie.8pm pide más alegría de vivir y más calor para los corazones fríos

Pregunté una vez a un amigo: «¿Cuál es la mejor parte de tu trabajo?». «La segunda mejor parte, cuando me voy. La primera, cuando lo deje», me contestó con una sonrisa que no acertaba a descifrar tras lo deslumbrante de su perfección. Era de esos hombres que había llegado a tal maestría en el trato con la gente y el saber estar que todos lo querían. Aunque algunos nunca sabrían si las muestras de aprecio que recibían de él eran genuinas, afabilidad o engaño. Seguramente su respuesta a mi pregunta iba medio en broma, medio en serio. Aunque no sabré cuánto fue de broma y cuánto de serio.

La anécdota hubiera quedado en eso de no haberle dado más vueltas. Pero yo soy de darle vueltas a lo que considero importante, más desde el 5 de diciembre del 2019, cuando me vi en un infierno dantesco al regresar del trabajo a mi apartamento de París XVII —era el primer día de huelga general, yo no sabía lo que era una huelga francesa, una huelga de verdad—. Desde ese día, mi sentido de análisis de la relación con el trabajo es bastante agudo.

¿Hacia dónde nos lleva la vida moderna? 

Al menos mi amigo tenía una mejor parte del día, cuando se iba. Supongo que se iba a vivir, a pasarlo bien, a nadar, a tocar en una banda de jazz al estilo Maceo Parker, a jugar al fútbol, a divertirse. O a bailar al menos. O a su definición particular de ‘joie de vivre’. Parece que los ojos de mi amigo percibieron en el espejo de mi alma que estaba rumiando su respuesta y me respondió sin hablar que simplemente, iba a casa a descansar para recargar las baterías. Bueno, ese día concreto fue una excepción: se despidió de mí y se metió en el centro comercial.

Antes de encontrar críticas en lo que el hombre hizo dentro del centro comercial, prefiero centrarme en la forma pospandemia de relacionar vida y trabajo. Salvo casos especiales, el frenesí del mundo laboral nos consume —ahora con teletrabajo para algunos—, y nuestras mentes y corazones se ven atrapados en la rutina grisácea. Es cierto que la vida moderna nos ha llevado a sumergirnos en una espiral de responsabilidades y obligaciones, hasta el punto que un gasto compulsivo se acepta como el desfogue de una tensión que, por interés de mantener la fuente de ingresos del momento, se guarda dentro.

Al final nos encontramos en un constante riesgo de dormitar en una existencia triste y opaca, incluso en los cálidos días del verano del hemisferio norte.

¿Nos divertimos menos o el entretenimiento es diferente? Descúbrelo en este artículo.

Es momento de innovar

Sin embargo, quisiera persuadirte de que no hay que conformarse con vivir un recuento de días sombríos que esperan ansiosamente los fines de semana o las vacaciones para recobrar la alegría de vivir. La vida es demasiado corta para desperdiciarla en la monotonía del trabajo gris y en la incapacidad de encontrar placer en las rutinas diarias. ¿Acaso hemos olvidado que la verdadera esencia de la vida reside en disfrutar cada día, cada instante, sin importar las circunstancias? 

Recuperar la alegría de vivir (o ‘joie de vivre’, como dirían en francés) no debería ser un lujo reservado para los veranos dignos de post de instagram. La innovación, ese concepto tan asociado al progreso tecnológico, también tiene cabida en lo cotidiano, en la vocación por la felicidad. Innovar no necesita ser un proceso disruptivo. También es que cada millennial haga algo para quitarse el sanbenito de la generación más solitaria de la historia. Es sonreír ‘a pesar de’. Es comer mejor y ejercitarse para tener más energía. Es leer más libros para tener de qué hablar. Es hablar más con los niños y no enchufarlos al móvil. Es explorar lugares desconocidos. Regresar a las conversaciones inspiradoras y la risa contagiosa de tus personas favoritas.

Quizás necesitas que alguien te diga que no necesitas matarte trabajando, que mereces tiempo para ti mismo. Piensa en retrospectiva en cómo ha sido tu rutina esta semana, este mes, este año. Tomarse unos minutos de introspección al día pueden ayudarnos a descubrir qué queremos hacer con nuestra vida fuera de la rutina. No creas que los días laborables sólo sirven para trabajar, llegar a casa, ver tus series en Netflix y dormir. Hay vida fuera de los fines de semana y los días de vacaciones. Depende de ti, de tus ganas de innovar en lo cotidiano.

Lee: La crisis de mediana edad de los millennials, un artículo indispensable.

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Creo que nada es difícil si sabes hacerlo. Soy Esther, ingeniera de Caminos amante de los trenes y del progreso social que traen. Dirijo Dévé, donde edito y escribo sobre estrategia, liderazgo y dinámica social; pilares del desempeño pro y perso. La verdad —simple, directa y clara— te hace libre.

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