Bienvenidos, de nuevo, a este primer número del nuevo curso en Dévé. No nos cansamos de daros la bienvenida porque nos encanta que estéis ahí, al otro lado de la pantalla, morenitos y descansados. Los que os hayáis ido de vacaciones, claro. Los que aún estéis pendiente de iros, ya nos daréis envidia… 😉
Esta época es muy buena para parar, desconectar del ajetreo diario y charlar con familia y amigos de lo bien que se está fuera de la oficina. También es muy buena para reflexionar; sí. Uno coge perspectiva de su día a día y hace balance de su situación, tanto personal como profesional. Es curioso que el 28% de los divorcios en España se produzcan después de las vacaciones veraniegas. Y también hay mucha gente que se plantea “divorciarse” de su trabajo. Personalmente, la decisión firme y definitiva de dejar mi anterior trabajo la tomé en unas vacaciones (aunque llevaba mucho tiempo queriendo hacerlo…)
Pero no hay que precipitarse, amiguitos. Hay decisiones que hay que tomarlas con cabeza, porque tienen consecuencias. Valorar los pros y contras, y sobre todo, ser conscientes que las cosas es posible que no salgan como uno esperaba.
A la hora de llevar a cabo el cambio laboral, o buscar tu primer empleo, hay varias cosas que te tienes que plantear:
- Dónde estoy.
- Dónde quiero ir.
- Qué tengo que hacer para conseguirlo.
La pregunta más fácil, la primera, tiene varias derivadas si te estás planteando cambiar de trabajo. Ya que es posible que donde estás es donde quieres estar, pero hay circunstancias que te hacen plantearte el cambio. Si son ajenas al salario, siéntate y reflexiona, tal vez la solución sea más sencilla. Si es un tema solamente del salario, siéntate y reflexiona sobre el tercer punto.
Lo más probable es que las cosas no sean ni tan difíciles, ni tan fáciles.
A la hora de plantear un cambio en este sentido, uno de los pasos que vas a tener que llevar a cabo, sí o sí, es una o varias entrevistas de trabajo, o charlas con tu jefe.
Aunque no nos corresponde en esta sección hablar sobre cómo preparar tu entrevista de trabajo, si nos toca ayudarte con la parte financiera de las mismas, y lo primero que te tenemos que decir es que no debes precipitarte a hablar del salario o de las vacaciones. Insisto, es importante, pero no lo más importante. Dentro de las remuneraciones que pagan las empresas, hay aspectos económicos y aspectos no económicos. Pero antes de entrar en detalle, es importante tener una visión más global de la situación. ¿Para qué? Para poder tener unas expectativas realistas sobre qué puedes esperar económicamente hablando. Todos sabemos que nos merecemos un salario elevado, que nos dé de sobra para vivir como marajás y de paso ahorrar para el futuro y pagar la hipoteca… Pero la realidad puede ser un poco cruel, a veces.
- ¿Sabes el salario medio que se paga en tu sector? Míralo aquí.
- ¿Vas a trabajar en una empresa grande, mediana o pequeña? Hay diferencias.
- ¿Eres hombre o mujer? (la brecha existe, sí)
- ¿En qué departamento vas a trabajar? ¿Tienes parte variable? ¿Cómo lo consigues?
- ¿Cuál será mi sueldo neto? (básicamente el que te va a quedar para pagar todas esas cosas)
Todas estas cosas las tienes que tener muy claras a la hora de la toma de decisiones, y sabiendo que puedes esperar, lo que toca es prepararse para negociar y ponerte en valor.
- ¿Qué sueldo me ofrecen?
- ¿Cuánto quiero cobrar?
- Si hay una diferencia, ¿qué plazo y bajo qué requisitos podré lograr lo que quiero?
Los rangos salariales nos ayudan a posicionarnos, y también a negociar. Por eso es bueno tener una foto lo más nítida posible (y si conoces los rangos de la empresa con la que estas negociando, mejor qué mejor)
El salario, a fin de cuentas es el precio pactado por tus servicios y tu tiempo. A cambio de qué, a cambio de que las dos partes ganen dinero, porque un concepto muy importante que todos debemos tener en cuenta a la hora de negociar el salario, no es solo hacer nuestros propios números, sino los de la empresa también. A fin de cuentas, es la productividad de mi trabajo lo que va a pagar mi salario. Y si en la empresa perciben que vas a ser capaz de aportar soluciones y cumplir objetivos, estarán más dispuestos a negociar.
Aquí mi consejo es que seas sincero contigo mismo primero, no vendas humo. Si no sabes hacer una cosa, la aprendes, no pasa nada, tiene más valor la proactividad, que el vender quién no eres.
En mi caso, que trabajo en un departamento comercial, la empresa me remunera con un paquete salarial, a cambio de mi dedicación a captar y gestionar clientes. Estos clientes no solo pagan mi nómina, sino que pagan toda la estructura que soporta el conglomerado empresarial.
Es decir, mi salario sale de mi productividad. Es una situación en la que ganamos todos: la empresa y yo. A la hora de negociar el salario, tienes que tener eso muy presente.
También es interesante tener en cuenta a tu socio: el Estado. En tu nómina verás conceptos como aportaciones a la Seguridad Social e IRPF. Vamos, que de tu salario bruto, el Estado se queda una parte y tú otra, que es con la que vives y que se denomina Salario Neto, y es el que realmente te tiene que importar, porque es con el que vives. Esta “sociedad” es la que hace que funcione el Estado de bienestar, pero eso es harina de otro artículo.
Existen calculadoras en internet que te ayudan a calcular el salario neto, para que, más o menos, te puedas hacer una idea clara de cómo va el tema. Y no, no temas. Si te sube el salario, no vas a ingresar menos, los tramos que se aplican son progresivos, por lo que cualquier aumento de sueldo bruto, conlleva un aumento de salario neto.
Resumiendo:
- Gestiona bien las expectativas.
- Haz bien tus números y los números de la empresa.
- Si no consigues tus objetivos, negocia un plan para lograrlo en un periodo de tiempo prudente.
Comienzan los buenos tiempos…
Buenas reflexiones. Habría que añadir en los factores a tener en cuenta los cada vez más presentes beneficios sociales y su equivalente en salario beuto.