Lo más importante para organizarte es que debes ser consciente que no existe una fórmula matemática ni una hoja de Excel en la cual metas tus datos y te diga cómo organizarte; principalmente, porque lo más importante para organizarte es tu situación personal, ya sabes “yo soy yo y mis circunstancias”. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que cuando oyes que debes dedicar un 10% de tu sueldo al ahorro, como mucho un 30% a tu vivienda, o cosas así, eso son directrices o indicaciones, pero que depende de la situación de cada uno será viable o no, o será suficiente o no.
Hoy no te voy a hablar de que debes hacer con el dinero que te sobra, hoy te voy a contar cómo hacer que te sobre, o por lo menos cómo intentarlo.
El primer paso para tener un buen control de tus finanzas es ser sincero contigo mismo. Sé que parece absurdo, pero si realizas este ejercicio con autoengaño o poniéndote excusas no te va a servir para nada, y es algo que todos hacemos alguna vez.
Segundo paso: medir tu nivel de conciencia sobre tus gastos. ¿Cómo haces esto? Sencillo, coge un folio y sin mirar en ningún sitio escribe tus gastos habituales o recurrentes al mes. Después, mira tu cuenta los últimos meses y apunta los gastos recurrentes que has tenido. Aquí pueden pasar dos cosas, que se parezcan mucho o que se parezcan poco. Si se parecen mucho estará genial, eres consciente de lo que gastas, si no se parece acabas de tener un baño de realidad.
Ojo, los gastos: recomiendo mirarlos de forma mensual, puesto que solemos pagar y cobrar mensualmente (alquiler, gas, luz, teléfono, etc). Si algún gasto es importante pero es anual, como puede ser el seguro del coche, divídelo entre 12 para sacar lo que te costaría al mes. Lo mismo con tus ingresos, si son variables haz una media.
Tercer paso: clasificar gastos. Ahora tendrás una lista de gastos, ¿qué vas a hacer? Clasificarlos en tres grupos, Grupo 1: gastos que necesitas para vivir (alquiler, luz, agua, comida, etc), Grupo 2: gastos que te ayudan a vivir mejor o a sentirte mejor, pero que si prescindieses de ellos seguirías viviendo (gimnasio, suscripción a TV, etc), generalmente gastos recurrentes fijos, y por último el Grupo 3: gastos de ocio puro sin los que puedes vivir perfectamente.
Hay gastos, como la gasolina, que pueden ser Grupo 1 o Grupo 2 o Grupo 3 según el caso, si necesitas el coche para ir a trabajar, la gasolina es Grupo 1, porque si no trabajas no tienes ingresos, si usas el coche para otras cosas puede ser 2 o 3.
Como ves, es muy personal y depende de cada uno, pero te lo he dicho antes, “tú eres tú y tus circunstancias”.
Aquí para un segundo y reflexiona cuánto te gastas en cada cosa.
Cuarto paso: comparar con tus ingresos. Si tus ingresos son iguales o menores que el Grupo 1 hay poco que hacer, porque necesitas vivir.
Si tus ingresos son iguales o menores que el Grupo 1 y 2, y quieres que te sobre dinero no te queda más que repasar el Grupo 2 y prescindir de algo.
Y por último, si tus ingresos son mayores que el Grupo 1 y 2 sumados, pero no ahorras quiere decir que lo que te podría sobrar, “se te va” en el Grupo 3, en ocio puro. Esto es sencillo de tratar, no te gastas lo que no tienes, es decir, si tú quieres ahorrar 100€ al mes, lo que deberás hacer es quitarlos de tu cuenta corriente y llevarlos a un sitio donde no te los vayas a gastar. Si mandas a otra cuenta 100€ al mes durante un año, ¿qué te va a ocurrir? Pues que a final del año tendrás 1.200€, que si no, te lo habrías gastado mes a mes, pero al quitártelo de tu cuenta corriente normal no los has gastado.
Sé que no es magia, que no es algo súper complejo, pero parafraseando a Ockham, normalmente la solución más sencilla es la mejor.
Si sigues estos cuatro pasos vas a conseguir organizarte mejor, ser más consciente de tus gastos y ver realmente cuánto te puede sobrar a fin de mes y hacer que te sobre.
Probablemente, ahora estás pensando ¿Qué hago con el dinero que me está sobrando?, tranquilo, esto lo veremos un poco más adelante.
Y recuerda que a veces sacas más rendimiento de dedicar dos horas a repasar tus finanzas que a trabajar cuarenta horas una semana.