Los trabajos londinenses de los impresionistas llegan por fin al Petit Palais de París durante este otoño, casi un siglo después de este trascedente período de exploración de estilo e intercambio cultural. En cooperación con la Tate Britain, organiza esta exposición que reúne 140 obras de arte, repartidas en museos del Reino Unido como la propia Tate, el Victoria y Albert Museum o la National Gallery, de los Estados Unidos a través del Instituto de Arte de Chicago y los neoyorquinos Metropolitan y Brooklyn Museum, aparte de las colecciones francesas del Museo de Orsay, entre otras muchas aportaciones. Una ocasión imprescindible para dejarse fascinar, abierta al público hasta el 21 de octubre
Los futuros impresionistas franceses llegarán al exilio londinense como refugiados a consecuencia de la guerra franco-alemana de 1870, que provoca la caída del Segundo Imperio, las capitulaciones de Napoleón III y la insurrección del movimiento de la comuna parisina. Estos últimos serán un colectivo de trágico destino cuyos integrantes pasarán por la ejecución, la prisión o bien el exilio, hasta las sucesivas amnistías que los liberarán o rehabilitarán.
Existiendo en este grupo de exiliados, de partida, grandes diferencias sociales y políticas, y de sensibilidades artísticas, no sólo van a reencontrarse en la capital del Támesis, sino que van a formar una verdadera comunidad de exiliados en tierras británicas, y sus obras producidas allí cambiarán de manera permanente, el estilo y temática de su obra precedente.
Los dos mayores artífices de esta reunión en tiempo de necesidad van a ser dos franceses pioneros emigrados allí, el pilar artístico de la comunidad, el pintor, grabador y escultor realista Alphonse Legros, que ya se había instalado en la ciudad del Támesis en 1863 y cuya obra posterior se desarrollarápor entero en Gran Bretaña, y su amigo casi recién llegado entonces, el vanguardista marchante de arte parisino Paul Durand-Ruel.
Algunos grandes nombres del movimiento tendrán un paso efímero, caso de Claude Monet, Camille Pissarro, Alfred Sisley o Charles-François Daubigny, aunque reflejarán su descubrimiento de las islas recogiendo nuevas intensidades lumínicas y variaciones cromáticas, ocultas bajo el cambiante clima y las brumas, con estilos próximos ya a la casi abstracción que asomaráen algunos en sus obras finales.
Discreto será también el recorrido del genial escultor Auguste Rodin, que aún cautivado en 1881 por la belleza de las esculturas del Partenón expuestas en el British Museum, regresará casi de inmediato a su París natal.
En cambio, otros autores pasaron allí más tiempo. Jean-Baptiste Carpeaux, pintor y escultor comunero, estará allí entre 1870 y 1875, período tormentoso y violento de su vida conyugal, lleno de enfermedad y penuria. Sin embargo, su obra en mármol y bronce de esos años se benefició de adquirir una asombrosa capacidad de expresión, que impresionaría poco más tarde a compañeros de generación como Goncourt y el propio Rodin.
Su discípulo Jules Dalou, también comunero, llegó a Londres, en mayo de 1871, junto a su mujer e hija, gracias a Legros, compañero de la Petit Êcole. Su estancia en el Reino Unido terminaráen 1879, pues tras ser amnistiado, volverá a París dónde pasaráa ser una leyenda nacional con monumentos memorables erigidos en las plazas de la República y Nation o los Jardines de Luxemburgo. No regresaría a territorio inglés nunca, más cortando con casi todas sus amistades y contactos allí.
Un último comunero, el pintor James Tissot, llegado en 1871, se integrará bien y rápido a la vida londinense, recogiendo escenas de la vida cotidiana de los miembros de la alta sociedad de la época victoriana con conciertos, bailes, pic-nics, o paseos en barco por el Támesis, llenos de detalle y de formas y perspectivas heredadas del arte japonés en sus composiciones. Su musa en este período seráuna irlandesa divorciada, Kathleen Newton. Tras su fallecimiento en 1882, Tissot volverá de inmediato a París para trabajar en escenas bíblicas.
Este fértil período estará así lleno de influencias cruzadas, retratos y bustos modelados por unos creadores de este grupo sobre otros. Su cierre será la visita de ese camaleón artístico llamado André Derain, entre 1906 y 1907, que rindiendo homenaje a Monet retomará en su obra, los mismos motivos que el maestro, donde a la vez que desarrollará su propia expresión, propondrá una imagen nueva de Londres.
A Favor:
- Conocer los elementos fundacionales y contextuales históricos del inicio del movimiento impresionista, muy poco explicados hasta ahora en relación a ciertos artistas
- Descubrir las brillantes obras de autores poco conocidos del Impresionismo como Jean-Baptiste Carpeaux y James Tissot, auténticas revelaciones para el cronista
- Los dispositivos multimedia que acompañan al visitante durante la exposición, sobre todo
- Los puestos con dispositivos de escucha de las conversaciones de dos personajes ingleses ficticios, el periodista y corresponsal en París antes de la gran guerra Arthur Gordon y su joven prima Dorothy Bailey, estudiante de pintura en Londres, a través de los lugares frecuentados por la comunidad artística francesa en la ciudad
- La mesa tablero táctil en «l’art club», espacio de la exposición concebido como un club londinense, que contiene un mapa interactivo de Londres con 80 puntos de entrada permitiendo acceder a informaciones sobre los artistas y sus relaciones cruzadas
En Contra:
- La escasa actividad de «l’art studio», espacio “pedagógico” destinado a evocar el taller de un artista del XIX, en general, poco interactivo o atractivo para el visitante.