De camino por mis viajes he tenido la fortuna de probar todo tipo de delicias culinarias, ya sean europeas o sudamericanas, y ninguna me ha impactado tanto como la comida georgiana.
Cuando tienes la fortuna de vivir en Italia, no esperas que la comida mejore en ningún otro país del mundo, pero imagina mi sorpresa cuando me tocó estar un par de meses en Georgia y descubrir que tienen bajo la manga el arte de la cocina y es tan fascinante como la historia del país.
La comida es de lo más variada: podemos pasar de una sopa bien sazonada a diversos tipos de carne, ya sea cocidos en una especie de espada de esgrima, acompañada con cebollas, morrones y pepinos.
Algunos de estos platos son muy curiosos y se comen con la mano, otros traen a tu memoria un poco de nuestras tradiciones occidentales, pero sus sabores te transportan de regreso a su país y te ponen los pies en una tierra distante, algo árida y montañosa y recuerdas que aún tienes mucho por descubrir.
Veamos algunos…
Badrijani
Empecemos con la entrada o antipasto.
Lo más tradicional (además de la ensalada de pepino y tomates) son estas berenjenas fritas o asadas cortadas en lonjas que envuelven una pasta compuesta de nueces especiadas y ajo. Puede verse en cualquier restaurante e inclusive como aperitivo en casa.
Además de comerlas antes de la cena (o el almuerzo, ¿por qué no?), pueden aprovecharse para acompañar algún drink si la idea es salir a tomar algo, ya que el sabor, fuerte y picante, es un buen reemplazo de la típica tabla o picada de jamones y quesos, que dicho sea de paso, no es tan fácil de encontrar.
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Adjaruli khachapuri
El favorito de los extranjeros y el símbolo de la cocina georgiana.
Este plato (cuya traducción alguien me ha dicho alguna vez quiere decir pan de queso) se realiza con una masa de harina, agua, levadura y aceite. Fácil y sencillo.
Se hornea dándole esa forma tan particular y se rellena con diversos quesos regionales.
Al momento de servirlo a la mesa, se le agrega el típico huevo crudo y un no tan pequeño cubo de manteca, para darle esa suavidad que lo caracteriza.
Se recomienda mezclar el relleno antes de comerlo, pero queda siempre a criterio del comensal.
Una delicia que si pasas por Georgia es obligatorio probar.
Khinkali
No te equivoques, no son ravioles. Si no quieres que algún georgiano se enoje al verte comer, mejor no lo hagas con cuchillo y tenedor.
Esta especie de bolsitas o saquitos hechos con una masa similar tienen su propia receta tradicional y es uno de los platos nacionales del país.
Pueden estar rellenos de papas con hierbas, hongos, pollo, o carne con su propio caldo.
Al momento de comerlos, se deben coger de la “colita” o el “cabito” e iniciar a morder de los costados, con cuidado y bebiendo el caldo de a poquito en el caso que se hayan elegido los de carne.
Sin duda, una de las mayores delicias de Georgia.
Sin importar la comida que elijas o si decides probarlas todas a tu paso no puede faltar un buen vino georgiano ya que son expertos en la materia.
Si te animas a más o haces sociales con los locales, alguno te apremiará a probar la chacha, una especie de orujo hecho en casa que muchas veces tiene un porcentaje alcohólico del 60% o 70%.
Rechazarlo, me apena decirlo, es de mala educación.
Georgia, como tantos otros países ex soviéticos, no es apto para abstemios.
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Imagen: Kamran Aydinov