Nadie se imaginaría que el pádel vería la luz en 1969 en Acapulco (México), el día que un señor pondría paredes en un terreno de su finca de 20×10 y encontraría su forma de jugar al tenis. El éxito de esta actividad deportiva, que apenas tuvo entrada en Europa a finales de 1970, poco después atraería a figuras del tenis —que se lo digan a Manolo Santana, que ganó un Wimbledon pero llevó el pádel por toda la Costa del Sol española—. El estado del mercado hoy es que en 2022 se han invertido 200 millones de euros en la construcción de pistas de pádel en todo el mundo, según el Global Padel Report, estudio realizado por Playtomic y Monitor Deloitte.
El auge del pádel lo confirma Google, donde el volumen de búsquedas se mantiene en aumento. En lo que llevamos de año, España es el país donde más se busca información sobre el pádel, seguido de Dinamarca, Suecia y Portugal. El país ibérico con más pistas de pádel del mundo (15300 en enero del 2023), más del doble de las que tiene Italia (6470), el segundo en la clasificación. Pero en España, a diferencia de otros países, este deporte de paleta está en fase de madurez. Y ahí, aunque no lo parezca, está la clave.
Ahora, la pregunta es ¿qué magia guarda esta actividad? ¿No debería ser lo mismo que hacer tenis? ¿Para qué me sirve?
Es cierto que el pádel es para todos, pero cabe preguntarse si está atrayendo a un tipo de perfil específico. No es lo mismo principiante que amateur, o que hombre consagrado al pádel. No es lo mismo una persona en sus veinte que compra equipamiento por primera vez y tiene curiosidad, que alguien de mediana edad que juega regularmente y ya participa en torneos. El segundo perfil seguramente tendrá una conversación diferente y gastará otra cantidad de dinero en equipamientos.
Planteadas las hipótesis, ¿qué perfil de usuario en 2023 invierte en los artículos de una tienda de pádel especializada, por ejemplo? «Es un usuario de edad media que ya está adentrado», me responde Jon Fernández, manager de ventas y retail en Pádel Nuestro, una de las principales tiendas especializadas en pádel en España. «Normalmente busca un asesoramiento especializado donde le puedan recomendar el producto que se adapte perfectamente a sus necesidades y modo de juego». Se ve coherente: a una tienda así van clientes serios para profundizar en un deporte en fase de madurez.
Más que un deporte, un estilo de vida
No es la primera vez que un deporte genera un estilo de vida a su alrededor. Si Cuchinelli ha logrado crear todo un club social a su alrededor con jerseys de 900€, el pádel puede ser, además de un deporte sobrio, la entrada a un club de networking del bueno. Primero, para hombres de oficina en sus 40-50 que encuentran aburrido el gimnasio si no viene acompañado de nada más, y desean moverse. También, para hombres que quieren tener sensación de logro, control, estrategia, compañerismo y trabajo en equipo, sin cansarse tanto como en el fútbol. Y por qué no, hombres que aman tener algo que contar y captar la atención del open space hablando de un tema que no sea política u otro asunto relacionado con el trabajo. ¿Por qué decir hombres? Porque son mayoría, por ahora.
Parece que el pádel beneficia incluso al estatus. Estatus, refiriéndose al estatus social del que accede a contactos amigables, se mueve, tiene un espacio para él y sus colegas y se convierte en alguien más interesante. Todo sin tener que invertir grandes cantidades de dinero, irse muy lejos o hacerse con un equipamiento sofisticado. Pero con un grado de compromiso digno de persona a la que le va bien en su carrera. Esto también es buen vivir.
Hay más: ir al gimnasio ya no llama. Esto es lo que practica la gente interesante.