Como amante del vino siempre me interesó el proceso de la cosecha. Sabía que no era cualquier tipo de agricultura y que llevaba una preparación física especial. La vid, al ser una raíz tan peculiar, no puede ser cosechada a máquina en su totalidad, puesto que en algunos casos estos tractores tienden a romper las raíces y causar daños que duran mucho tiempo en reponerse. Lo que lleva a crear en Francia para esta época más de 300 mil empleos temporales, que suelen durar de quince a veinte días.
No fue hasta agosto de 2023 que un colega francés me ofreció la oportunidad de vivir la maravillosa experiencia. En su caso, él pasaría sus vacaciones realizando esta actividad. Lo que me causó mucho ruido y despertó más mi atención. ¿Quién quiere pasar sus vacaciones trabajando?
Por supuesto, mi respuesta fue: ¡sí! y partimos a Beaujolais, la región al norte de Lyon en la que trabajaríamos desde el 4 de septiembre de 2023. Nos recibió la familia Tano Pechard, dueños de la bodega donde pasaremos los próximos quince días, con una gran fiesta de bienvenida. Estaban muy felices de tenernos allá, a nosotros y 25 personas más, algunos que ya repetían la experiencia; otros como yo, que la vivirían por primera vez.
Según nos contaban, en sus vendimias anteriores el 80% de los participantes eran de origen español y por primera vez este año los francófonos eran protagonistas (gran parte de los compañeros venían de Bélgica), lo que hizo de esta experiencia más retadora para mí, una hispanohablante aprendiendo francés.
¿Te has mudado? Este artículo te ayudará a encontrar nuevos amigos.
Por qué ir a la vendimia es la experiencia definitiva del buen vivir

Primero, la gente exclusiva no sigue la norma. Para ellos, las experiencias ordinarias no les saben a nada. La gente exclusiva busca experiencias exclusivas. Ir a la vendimia es una experiencia de este tipo. Cualquiera puede ir a un sitio turístico y compartir el mismo espacio con multitudes. Algunos pueden ir a una bodega para una cata de vinos. Pero trabajar en la vendimia es una experiencia de la que sales con orgullo.
Por otro lado, en bastantes lugares de vacaciones puedes deleitarte con la comida, pero en pocos tendrás un descanso a media mañana en el que te enamores de una mesa llena de quesos, pan embutidos locales, y vino —sí, vino— a las 10 de la mañana.
Segundo, la vendimia es para personas que aman el orden. Si trabajas en la vendimia, vivirás un sistema de trabajo muy ordenado. Se planifican siete horas y media diarias de trabajo, empezando desde las 7:30 hasta las 17:30, con espacios de descanso.
La última comida la teníamos a las 19:30 horas: sopa, plato fuerte, vino obviamente y queso de postre.
Tercero, para la gente habituada a sentarse ocho horas al día y después ir al gimnasio, ir a la vendimia es una prueba
El Gamay, nombre de la variedad de la uva que se cultiva en Beaujolais, no sobrepasa el metro de altura. Si te han dado una pinza y una cubeta para tu trabajo de cortador, sabrás si tu rutina de gimnasio sirve para algo o si necesitas cambiarla. En la vendimia, la dinámica es alcanzar los racimos para cortarlos hasta llenar la cubeta. No solo necesitas tener la resistencia que te puede brindar una rutina diaria de gimnasio, también necesitas preparación mental y mucha paciencia.
Alguien con un cuerpo bonito por levantar pesas no debería confiarse. La mayoría de los compañeros eran deportistas, escalaban, corrían, pero también estaban acostumbrados a actividades agrícolas y trabajos físicos al aire libre. Las temperaturas llegan hasta los 38 grados, y muchas tardes fueron retadoras para todos, sin importar la preparación o experiencia que tenían.
Cuarto: trabajar en la vendimia te reconecta con el trabajo duro en equipo, pero motivador y sin estrés
Lo mejor de esta experiencia fue sentirme más cerca del cielo y de la tierra a la vez, suena raro y tienes que vivirlo para entenderlo, pero imagina que no tienes tu móvil cerca por más de cuatro horas seguidas y reconoces que la tarde está llegando a su fin por la posición del sol y no porque miraste el reloj.
También la conexión con el equipo de trabajo. El ambiente laboral al que estoy acostumbrada normalmente usa uniforme, maquillaje y caretas. En la vid todos se presentaban muy transparentes, no solo físicamente, sino también en la personalidad. El compañerismo era clave bajo la radiante luz del sol, que nos quemaba con su temperatura, la voz de apoyo de los de al lado te impulsaba a continuar. Cada quien iba a su ritmo y no sientes la típica presión de un trabajo regular en donde te esperan con deadlines. Tras un trabajo tan duro, el vino sabe mejor.
Quinto: el buen vino da conversación interesante. Pero trabajar en una vendimia, más
Experimentar el proceso de recolectar la uva y elaborar el vino. Contagiarte de la pasión por el vino de la familia que regenta el lugar. Además de conocer los distintos suelos que dan el sabor peculiar al vino con la misma variedad de uva. Trabajar en una vendimia promete ser una aventura educativa y exuberante para todos los sentidos. En mi caso, me he quedado con ganas de repetir.
Al finalizar esta experiencia no verás una botella de vino de la misma manera, y valorarás cada copa de forma especial.
La vendimia en Francia suele comenzar desde finales de agosto hasta principios de octubre, dependiendo de cada región. Si quieres vivir esta experiencia puedes empezar a postularte desde junio en páginas como pole-emploi.fr. o anefa-emploi.org. El idioma no será inconveniente, y el único requisito esencial es tener ganas de trabajar. Al ser una actividad agricultora predominante en el país, existen muchas vacantes, pero esta es una labor que se puede realizar en distintos países de la Unión Europea.