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68º Festival de San Sebastián. Crónica de Zabaltegi, Nuevos Directores y Horizontes Latinos

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Finalizo el repaso de la 68ª edición del Festival de San Sebastián con el conjunto de películas vistas en otras secciones paralelas como la zona abierta que propone Zabaltegi/Tabakalera, el espacio para nuevos realizadores o en su segunda película que ofrece New Directors y el descubrimiento del cine latinoaméricano que supone Horizontes Latinos. 

 

Veteranos y noveles: Rizi/Days y Seize printemps

La primera jornada del certamen ya vivió la inauguración de Zabaltegi-Tabakalera. Ésta fue a cargo de la bella pero desconcertante Rizi (Days) del inclasificable taiwanés Tsai-Ming-Liang. Presentada ya en el festival de Berlín, estuvo entre las películas que olían a premio allí, aunque al final se marchó de vacío. Si tuviera que describir con brevedad su argumento, diría que es el de la historia de una enfermedad, dos soledades y un amor efímero.

Sin embargo, todas las historias del oriental suelen encerrar algo más que lo evidente. En este film sin apenas diálogos (ni subtítulos a petición del propio realizador), solo hay que prestar la atención a los largos encuadres fijos, para intuir la historia que está en escena o fuera de campo. El creador de El sabor de la sandía, The hole o Goodbye, Dragon Inn, vuelve a una puesta en escena intimista y casi invisible con buenos resultados, pero que exige paciencia al espectador. Ojo a esa cajita de música dónde suena una melodía que pone a las claras que es de lo que habla de verdad la película.

Me hizo madrugar una mañana un buen debut francés que mereció la pena en New Directors, 16 Printemps (Spring Blossom). La película está llena de encanto, sabor y espíritu de adolescencia y delicadeza. Tantas buenas cualidades como las de su propia realizadora, la joven de 20 años Suzanne Lindon.

Suzanne (hija de los actores Vincent Lindon y Sandrine Kiberlain), plantea un primer enamoramiento singular con un hombre mayor, pero es un acercamiento deseado por ambas partes, donde la emoción y las artes se dan la mano. No es un largo tan sensual como más bien sugerente. Lindon cuenta con la ayuda del actor Arnaud Valois y parte de la troupe de la Comédie Française, para convertir una historia ligera y de búsqueda de identidad en un romance de aromas a brisa suave, teatro y musical. Casi una summa artis.

Un prometedor inicio que hará que estemos atentos a sus siguientes obras, porque en esos 73 minutos ya demuestra poseer una personalidad y talento natural pese a una cierta impericia, por otro lado muy normal dada su edad y casi nula experiencia. Un film muy recomendable para ver, en el ambiente parisino, se degusta como un acompañamiento veraz y dulce dentro de la experiencia general.

El descubrimiento del festival: Limbo de Ben Sharrock

Una de las películas más comentadas, celebradas y recomendadas por el público durante el festival fue Limbo, el segundo largometraje de Ben Sharrock. Terminó siendo, con toda justicia, el film revelación de la sección New Directors y llevándose el premio del jurado de la juventud, con un relato sobre emigrantes de diversas nacionalidades a la espera de la aprobación de su asilo en el Reino Unido, que mientras esperan esa resolución definitiva están varados en una isla del Mar del Norte.

El cariño y el timing cómico con el que el director y escritor ve a su grupo de cuatro interpretes principal, en especial al sirio Omar, al que interpreta el egipcio-británico Amir el Masry, y de forma más secundaria a Vikash Bhai como el iraní Farhad es patente. Ayuda mucho a empatizar con ellos, pese a que desconozcas sus culturas y orígenes. Tiene u fantástico cambio de tono y formato al final de la película, que te hace pensar que las limitaciones de presupuesto con las que trabaja no constituyen un freno para contar sus historias, sino quizás un catalizador.

Aún no cuenta con fecha de estreno en  parte alguna del mundo, pero es seguro que sus productores esperan el momento adecuado para que el público vaya a las salas. Esta es una película de boca-oreja que busca al espectador, pero a través de una aproximación sincera y no sentimentaloide. Creo que aquí tenemos a un autor completo, que demuestra ya un buen y desarrollado talento en la comedia, el drama y la escritura cimento gráfica.  Bravo por él.  Habrá que seguirle porque sabe cómo, dónde y con qué medios debe contar sus historias.

El olor a la Nouvelle Vague francesa: Philippe Garrel y Hong Sang-Soo

Atractiva fue la presentación de Le sel des larmes en Zabaltegi, siendo la nueva incursión del veterano y discípulo de los cineastas de la Nouvelle Vague, Philippe Garrel (Les amants réguliers), otra narración vinculada a la clase media-baja francesa en línea con los argumentos de sus últimos cuatro films. Es una historia sobre el amor, el cariño y también de su amargura posterior, cuando ya los mismos se han perdido y son irrecuperables.

El guion de Garrel, coescrito con Arlette Langmann y el gran Jean-Claude Carrière, que fue colaborador de Luis Buñuel o Milos Forman, construye su narración alrededor de la relación paterno-filial, para ser la columna vertebral escondida de casi de todo lo que quiere contar desde el principio del film., y sobre todo hacia su súbito final.

La quita cierto realismo, la casi nula aparición de elementos digitales para comunicarse por parte de estos jóvenes contemporáneos que salen en la pantalla. Quizás se debe a la avanzada edad de Garrel y sus guionistas, ya muy lejos de la vida habitual de las jóvenes generaciones. Fue muy de agradecer la presencia del director, su actriz Louise Chevillotte y de su productora Joëlle Bertossa en Tabakalera con objeto de debatir con el público tras la proyección, pese a la natural reticencia godardiana de su autor a participar en este tipo de eventos en interacción con los espectadores.

The Woman Who Ran fue presentada en la sección Zabaltegi-Tabakalera, aunque podía haber estado en Perlak, puesto que fue Oso de Plata al mejor director en el último festival de Berlín. El último film del maestro surcoreano Hong Sang-Soo (Lo tuyo y tú, Sola en la playa de noche o Ahora sí, antes no)  vuelve a reflejar sus encuentros fortuitos entre personajes, que se convierten en definitorios de sus personalidades.

Esta vez se desarrolla casi en exclusiva entre caracteres femeninos y en lugares cerrados, pero donde como casi siempre con el autor, hay comida, bebida y conversaciones sobre la amistad, vida y el amor. Todo ello con el estilo visual de Sang-Soo, en sus planos medios con zoom ocasional, esta vez con una sorpresa en medio en forma de auto homenaje intencional haciendo un divertido juego con el acercamiento de la cámara.Cada vez más cercano al estilo Rohmer, quizás de forma inconsciente, el realizador y su actual musa Kim Min-Hee, unen otro buen capítulo a su currículum, que es bien recibido,  y se pone a la altura de su ya alto listón de calidad.  Una película de ritmo pausado que merece la paciencia y la atención de aquel que la mira. Estamos seguros de que de nuevo el año próximo tendrá otro título en lista para festivales.

Nuevos realizadores españoles y latinoamericanos

Pese a que se le concedió el premio como mejor película vasca del festival, solo me pareció correcta y con la justa potencia dramática Ane, la ópera prima en el largo del hasta ahora cortometrajista David Pérez Sañudo, apadrinada por Borja Cobeaga y Mar Coll. Cuenta con un buen guion escrito por él mismo en colaboración con la joven y prometedora escritora Marina Parés, receptores ambos también del premio al mejor guion vasco.

La película se centra en la historia hace diez años de una joven activista radical contra las obras de la alta velocidad ferroviaria a su paso por las regiones vascas, y de la relación con su madre, la verdadera protagonista, que es vigilante de seguridad de las mismas. A pesar de sus altibajos, su forma de terminar es magnífica, sostenida solo por la mirada y actuación de su actriz principal.

Le faltan en mi opinión, algunos elementos de puesta en escena para ser una propuesta más redonda, pues no es un buen drama familiar ni una acerada crónica política, y queda muchas veces a medias de ambas intenciones. La interpretación de Patricia López Arnáiz, como esa madre coraje es lo más destacable de un debut que pese a estar en el palmarés no fue de lo mejor o más memorable de esta edición.

Selva Trágica de la mexicana Yulene Olaizola y presentada en Horizontes Latinos, es un cuento de frontera ente México y Belice donde la aventura, la reflexión y el fantástico se dan la mano. La fusión entre géneros funciona sobre todo en su inicio y en su final, donde la componente de las leyendas mayas aporta muchas capas a lo que se cuenta y al relato de transformación y crecimiento de su protagonista Agnes (Indira Andrewin).

Casa de Antigüedades del brasileño Joao Paulo María Miranda, fue una contendiente más de New Directors en la que compone un film metafórico y con ciertas componentes fantásticas sobre el Brasil actual.  La historia está enfocada en un anciano de color trabajador de una factoría de producción de leche soportada por capital austríaco y que emprende una remodelación empresarial en perjuicio de sus trabajadores. Dotada de un estilo visual y un clima conseguidos, el film tira en muchas direcciones con un estilo tenebre y climático, que acompaña al protagonista, con una personalidad quijotesca, a pesar de que resulta reprochable el machismo evidente que se ha asentado en él, manifestado por sus acciones, e incluso por los símbolos que elige para vestirse.

Aunque no fue muy bien recibida, quizás por esos toques antipáticos, es otra película en las que, las segundas lecturas y nuevos visionados harían aflorar más sentidos y lecturas críticas a la sociedad y a la economía brasileña. Una rareza con gran interés y que promete apasionantes continuaciones.

Cerré el festival y Horizontes Latinos con La Verónica del chileno Leonardo Medel, con coproducción canadiense, con la participación protagonista en todos y cada uno de sus planos de su compatriota Mariana di Girolamo (Ema).

Que un largometraje adopte permanentemente planos medios o primeros planos de una sola actriz posee un riesgo formal evidente, que pueden aburrir o saturar al espectador. En este caso esta aproximación funciona de manera ingeniosa, y parece que estuviéramos viendo todo el rato unas entretenidas stories de Instagram (tanto públicas como íntimas) sobre como se cimenta la fama rosa de esa Verónica del título, esposa de un conocido futbolista, al que odia y desprecia en secreto.

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Cinéfilo y crítico a tiempo parcial, además de ingeniero de caminos. Trabajador del ferrocarril y del celuloide, busco tender puentes con otros campos y profesiones, así como recorrer caminos culturales y de ocio. Mi lema es que siempre hay nuevas formas y tiempo para aprender, pero también para enseñar. El cine es una de ellas, proporcionando además una vida libre. Sigo creyendo que John Ford es el mejor director de cine de la historia.

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