Fanny Fournier, de soltera Moreau (Lou de Lâage) y Alain Aubert (Niels Schneider) se reencuentran en un día soleado en París a lo largo de la avenida Montaigne. Antiguos alumnos y compañeros del liceo francés de Nueva York, ninguno de los dos esperaba este encuentro casual después de muchos años sin tener noticias el uno del otro.
Alain no tarda en revelar que es escritor profesional. Ha dado la vuelta al mundo mientras escribía y publicaba sus primeras obras. Actualmente vive en París, en un pequeño ático. La bella y todavía joven Fanny es una asistente de subastas que ahora está casada con un rico y enigmático abogado, Jean Fournier (Melvil Poupaud). Muy pronto, descubrimos que Alain estuvo secretamente enamorado de Fanny durante su estancia en Estados Unidos, pero nunca se atrevió a confesárselo.
En este primer encuentro ya saltan chispas. En los días siguientes, reavivan su amistad, paseando juntos por los jardines y parques de París. A medida que pasa el tiempo, una cosa queda clara: la vida de Fanny con Jean, un bobo (bohemio-burgués) parisino, le resulta aburrida. Tras un primer matrimonio fallido con un artista drogadicto, este segundo la lleva a pasar insoportables fines de semana en la campiña con su marido, yendo a practicar la caza del ciervo. Esto convierte su vida en rutinaria, casi insípida, salvo por las pequeñas confidencias con un círculo de muy pocos amigos íntimos.
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Mientras tanto, Alain intenta avanzar en su nuevo manuscrito sobre un club de jazz de París y una improbable pareja de músicos que se enamoran. Expone a Fanny cómo el azar es un factor que los humanos no pueden controlar. Las probabilidades de conocer a alguien y enamorarse son demasiado pequeñas. Incluso para cualquiera, nacer en este mundo es casi un acto milagroso.
Sus mutuos intercambios se vuelven más sinceros. La relación se consolida. Hacen el amor, se enamoran. Sin medir las posibles consecuencias. Jean, celoso, empieza a sospechar de la infidelidad de su mujer. Hay llamadas telefónicas al móvil de Fanny que quedan sin respuesta al otro lado de la línea. Se oyen diálogos susurrados en habitaciones contiguas. Jean contrata a un detective privado para que siga a su esposa. Para complicar aún más las cosas, Camille Moreau (Valérie Lemercier), la madre de Fanny, llega a París para pasar unos días con los Fournier en su apartamento.
Un destino cruel aguarda a la pareja adúltera, especialmente a Alain. Decidido a conservar a su mujer, Jean emprende acciones que cambian la situación. Quiere que el destino le favorezca como siempre ha creído que puede hacerlo. Su pasado entra en juego. El drama está servido cuando desaparece un miembro del cuarteto. A esto se producen investigaciones del resto de partes sobre lo sucedido. Todo llega a un final impensable para otro miembro de este grupo, mostrando el verdadero alcance y poder del azar en cualquier vida ordinaria.

Coup de Chance parece al principio una continuación temática de Match Point, una de las pocas películas destacadas de Allen en los últimos años de su carrera. La película no se esfuerza por cambiar esa perspectiva. Se trata de una aventura francesa que obedece a la necesidad del director de contar con socios fuera de Estados Unidos para la producción del largo. No obstante, gracias a esta ambientación, ofrece un enfoque realista de la chismosa burguesía parisina. La frescura en los diálogos está presente, ya que Allen dejó espacio en su guion para las improvisaciones del acertado reparto francés.
Una muestra del gran trabajo del director con los actores es que Valérie Lemercier parece reflejar a la perfección el papel de Anjelica Houston en Misterioso asesinato en Manhattan. Otro punto de atención es el retrato cinematográfico de París realizado por Vittorio Storaro, con la ayuda de la meticulosa puesta en escena. El uso de la steadicam y los travellings suaves para los interiores y los planos medios de los bulevares y alrededores parisinos lucen maravillosos gracias al maestro italiano.
Aunque sigue siendo un director sólido a pesar de su edad, los últimos veinticinco años de Woody Allen han mostrado un claro declive en su cine. Con Match Point, el punto álgido de esta última etapa, quizá el director (y guionista) se dejó conducir por cierta culpa dostoievskiana de la época (tras la tormenta mediática de su matrimonio con Soon-Yi Previn, su propia hijastra). En contraste con aquel drama rico y creativo, aquí nos encontramos con una variante jazzística, seca, chabrolesca, con un final muy abrupto. Es un tono adecuado, pero por debajo de la línea de su anterior e inmensa creatividad.
Este podría ser el canto del cisne de Allen, por lo que su resultado es un tanto agridulce. Allan Stewart Konigsberg comenzó su obra en la comedia y el cine inmerso en el espíritu de su tiempo. Con una visión del mundo ingeniosa y original, representó al neoyorquino como pocos lo han hecho. En su mejor momento fue capaz de elaborar historias personales, conmovedoras y sorprendentes en la pantalla con cumbres memorables que tenían una cuidadosa mezcla de comedia y drama como Annie Hall, Manhattan, Hannah y sus hermanas o Delitos y faltas.
Fuera de Nueva York, exiliado de la industria estadounidense, ahora parece un hombre fuera del tiempo. Fuera de lugar. Como su (quizás último) largometraje, aún notable, pero nunca a la altura de sus mejores obras.

Estreno mundial en el Festival de Venecia, fuera de concurso, el lunes 4 de septiembre de 2023. En cines españoles, belgas, franceses e italianos desde el 29 de septiembre de 2023.
Esta pieza ha sido publicada en colaboración con la revista británica de crítica de cine DMovies (Dirty Movies). Puedes ver la reseña (en inglés) pulsando aquí.
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Dirección: Woody Allen
Año de estreno: 2023
País: EE.UU.-Francia
Reparto: Lou de Laâge, Valérie Lemercier, Melvil Poupaud, Niels Schneider, Grégory Gadebois, Guillaume de Tonquédec, Elsa Zylberstein
Nota: ★★★ y 1/2
Duración: 93 min.
Con qué me quedo: Siempre hay accidentes a punto de ocurrir.