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Puan: filosofía de los libros vs. filosofía de la calle

Marcelo Subiotto, Julieta Zylderberg y Leonardo Sbaraglia protagonizan esta tragicomedia sobre un profesor de filosofía bueno, pero modesto, que se ve forzado a luchar por su puesto. Sección oficial en el 71 Festival de Cine de San Sebastián

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Puan (2023), una de las películas destacadas de San Sebastián

Marcelo (Marcelo Subiotto) está a punto de ser nombrado jefe del departamento de Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, llamada también Puan por el nombre de la calle y la estación de metro. El maestro Eduardo Caselli, el catedrático, ha muerto de forma repentina. Todo apunta a que él será quien herede la cátedra, puesto que la relación con el antiguo catedrático podría definirse como la de Sócrates y Platón. Todos lo saben. De modo que su plan es seguir con su vida, esperando que en cualquier mañana apacible lo llamen para comunicarle su ascenso.

El protagonista de Puan es el personaje bueno en su trabajo, ávido lector, devoto de la filosofía, querido por todos, pero tímido, con poco don de gentes, modesto y desorganizado hasta la torpeza. Lo que sería el clásico perfil del filósofo contemporáneo. Sin embargo, parece que se ha podido permitir vivir así durante años —sin gran necesidad de mejorar sus habilidades, a pesar de las insistencias de su mujer y su hijo—, porque ya sabes, cuando algo funciona, para qué cambiarlo. Pero antes de que los hombres quieran usar esta película para justificar el no hacer los cambios que la vida les lleva pidiendo, sigan leyendo. El trabajo en la universidad va bien, a excepción del salario, que no le llega para darle una vida digna a su familia. De modo que Marcelo necesita hacer otros trabajos para sacar a su familia adelante. La inflación no perdona.

Todas las críticas de cine, incluidas las del 71 Festival de Cine de San Sebastián están en deve.es/cine

Aunque ahora están en el funeral del maestro Castelli, adonde Marcelo ha llegado tras una escena que le deja en lo que es el símbolo de su vida actual: cubierto de caca. Los allegados se juntan esperando una ceremonia dentro de lo normal, pero aparece el profesor Rafael Sujarchuck (Leonardo Sbaraglia), recién llegado de Alemania que, sin ser invitado, se acopla al encuentro. Sujarchuck es todo lo que una persona cómoda, tímida y modesta en su carrera puede ambicionar y odiar al mismo tiempo: buena percha, bonita novia (con breve aparición de la actriz y cantante Lali Espósito), dinero, don de palabra para todo —a diferencia de Marcelo, cuyo don de palabra está sólo en la clase—, toca el piano, tiene buen gusto para el vino, trae ideas nuevas… y es un caradura. Es esa persona que va a intentar acaparar toda conversación y hacerla girar en torno a él. Y quiere la cátedra de filosofía.

A partir de ese momento, comienza un duelo entre la filosofía de los libros y la filosofía de la calle. Puan rebosa de referencias filosóficas sobre Camus, Heidegger, Platón, Heráclito, Hobbes y otros. Para quien no sepa de filosofía, pero le guste pensar, es fácilmente digerible. No obstante, Puan también abunda en enseñanzas sobre qué hace que el talento se vea superado. En todo esto, Marcelo pasa de creer que no tiene rival a darse cuenta de una verdad incómoda: no porque merezcas un éxito necesariamente lo tendrás. No gana el mejor, sino el más listo. Y el más listo es el que no se acomoda y actúa rápido. Como en el mundo corporativo, vaya. Una ironía, puesto que este film expone áreas como la filosofía, la política y la educación del país, que tendemos a considerar más formulaicas y previsibles, pero donde la diferencia reside en la picardía y en la capacidad de romper ciertas convenciones. Con aplomo y don de gentes, claro.

Puan, en sus 109 minutos también apunta a la diferencia de consideración que se le da a una filosofía según el país del que proceda. ¿Qué hace que en Francia una idea se llame filosofía mientras en América Latina se llame pensamiento y en Oriente se llame religión? Puan cuestiona la concepción eurocentrista engreída de que el concepto filosofía es exclusivo de Europa. Pero pensamiento, política y religión al final sufren influencia mutua, admitámoslo.

Esta es la película que los coach de personal branding usarán para que inviertas en tu marca personal y los coach de carrera mencionarán para que te incomodes. Mientras lees esta reseña, se están frotando las manos. Pero eso está bien, porque si la ves, también te animarás a armarte con conocimiento y leer más, porque en el conocimiento radica un pilar del pensamiento crítico y la defensa definitiva contra el engaño político.

Puan se estrenó en la Sección Oficial del 71º Festival de Cine de San Sebastián, trajo aire fresco al festival y ganó el Premio al mejor guion y la Concha de Plata a la mejor interpretación protagonista para Marcelo Subiotto. En cines desde el 5 de octubre.

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Procedencia: Argentina
Dirección: María Alché y Benjamín Naishtat

Reparto: Marcelo Subiotto, Leonardo Sbaraglia, Julieta Zylderberg, Alejandra Flechner, Mara Bestelli, Lali Espósito
Duración: 109 min.

Con qué me quedo: Lección para la gente muy buena en su trabajo, pero introvertida y modesta en exceso. Los coaches de personal branding se frotarán las manos.

Nota: ★★★★☆

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Soy Esther Bolekia, ingeniera de Caminos amante de los trenes y del progreso social que traen. Durante los últimos diez años he sido escritora a tiempo parcial de artículos apasionados por las dinámicas humanas que analizan las leyes no escritas del mundo personal y corporativo. Hoy dirijo Dévé, donde también escribo sobre vida y trabajo, liderazgo, sociología y estilo de vida. Mi forma de escribir se ha descrito como empática, fresca, asertiva y mordaz. Seguramente porque creo que la literatura nunca debería confundirse con mero entretenimiento inocente. Fundé la revista Dévé porque quiero —junto a quien se une a la causa— descubrir las soluciones reales al sufrimiento en el trabajo y lo que hace que disfrutemos de la vida de veras. Escribo para quien desea saber lo que ni los padres, ni la escuela, ni internet enseña sobre el arte de manejarse con maestría en vida y carrera. Por eso arriesgo y voy a las causas y las relaciones entre ellas en los análisis profundos que hago. A menudo me mancho las manos de barro, para llegar adonde nadie más se atreve. La verdad nos hará libres.

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