Este año 2019 se ha celebrado la 67ª edicíon del festival de San Sebastián entre los días 20 y 28 de Septiembre. Como siempre, el Zinemaldia ha deparado jornadas de buen cine en todas sus secciones. Este es un breve resumen de lo vivido por parte de este cronista en los días en los que no sólo ha disfrutado por lo visto en sus pantallas de cine, sino de la compañía de su parroquia cinéfila y del ambiente de la Bella Easo que rodea a éste, el único festival de serie «A» en España.
José Luis Rebordinos, director actual del Zinemaldia ha vuelto a cerrar dignamente, otro año más, una nueva edición del festival donostiarra. Por el Hotel Maria Cristina, la Playa de la Concha, el Teatro Victoria Eugenia y el Kursaal han vuelto a desfilar las estrellas del panorama cinematográfico mundial de mayor relevancia posible, lo cual es ya un éxito, contando con la cercanía y competencia del otro festival serie A que se celebra este mes, la Mostra de Venecia, que cada vez acapara más títulos de resonancia en sus secciones a competición. Las películas ha sido también proyectadas en los recintos del Teatro Principal (en sesiones de prensa y acreditados), Tabakalera (para Zabaltegi), o en los cines locales Príncipe, Trueba o Antiguo Berri.
Al jurado no muy extenso en miembros, presidido por el director irlandés Neil Jordan («Juego de Lágrimas» o «Entrevista con el vámpiro»), y que contaba con las actrices Barbara Lennie (española) y Mercedes Morán (argentina), el productor mexicano Pablo Cruz, el realizador israelí Katriel Schoryi y la directora de fotografía sueca Lisabi Fridells, le quedaba la díficil tarea de visionar y premiar los elementos más destacados de una edición competitiva que no contaba con títulos inicialmente demasiado llamativos.
El festival se inauguró de forma discreta en su Sección Oficial, y muy a tono con la media de casi todos los films que en ella se proyectaron, con la solamente correcta «Blackbird» de Roger Michell, remake de la película danesa «Corazón silencioso» de Bille August que fue premiada hace 5 años en el mismo marco. Sus actores (Sam Neill, Kate Winslet o Susan Sarandon, entre otros), salvan a esta producción de ser una fotocopia de la anterior, pero lo cierto es que no resulta suficiente para mantener la tensión interna de una historia de dignidad vital en la enfermedad que ya se había visto.
Algo decepcionante fue el paso de Alejandro Amenábar por el certamen con su Mientras dure la guerra. Sin duda aunque mejora sus dos últimas películas (Ágora y Regresión), su cierto academicismo la aleja de ser una obra relevante en su filmografía. Contando con dos grandes actuaciones como la de Karra Elejalde interpretando a Don Miguel de Unamuno, y la Eduard Fernández como el General de la legión Millán-Astray, durante el episodio sucedido en el año 1936 al inicio del la Guerra Civil española en la universidad de Salamanca, Amenábar se aleja de su mejor pulso al tender sin embargo, al subrayado de diversas situaciones a través de la música y la dramatización excesiva, o a veces a la caricaturización, como en el caso del retrato que hace del general Franco el actor Santi Prego. El film probablemente encontrará su sitio entre el público ajeno a los festivales. Queda por ver si su realizador remontará de nuevo en el futuro a sus mejores momentos.
Uno de los títulos que se proyectó más pronto en Sección oficial con cierta esperanza de premio, aunque finalmente se fue de vacío, fue la méxicana Mano de obra, del director y guionista David Zonana, que contaba con producción del más conocido (y también realizador charro) Michel Franco. Un film digno del espíritu independiente de Sundance, modesto en intenciones pero inspirado en sus resultados, que presenta la historia de los obreros de un chalet un barrio del DF a raíz del accidente de un compañero. El elemento del ascenso social y la idea de la comunidad del trabajo, orbitan y lanzan esta pequeña producción de un creador al que habrá que seguir en futuros pasos.
Muchisimo más acertada resultó la siguiente participación nacional, la última película del trío de directores vascos Garaño, Arregi y Goenaga La trinchera infinita, después de sus alabadas «Loreak» (Flores) y «Handía», que también se proyectaron en otras ediciones del Zinemaldia. Rodando por primera vez en castellano, y ambientada en Andalucía, a partir de la inspiración en varias historias reales de «topos», personas que se escondieron en sus casas durante años, desde el inicio de la Guerra Cívil hasta bien entrada la década de los 60, la película cuenta con las potentísimas actuaciones de Antonio de la Torre y sobre todo de Belén Cuesta, como el matrimonio, Higinio y Rosa, que viven en su carnes el martirio y las consecuencias de este entierro en vida. Con guión de Goenaga y Luiso Berdejo, el film podría haber sido redondo, de haber rebajado algo su duración durante el montaje. Aún así es un notable y fascinante relato que ha logrado los premios a mejor dirección y mejor guión en este festival, aparte del Irizar al cine vasco o el Feroz Zinemaldia a la mejor película española.
Las actuaciones femeninas han sido uno de los grandes hitos del festival, estando a veces por encima de los largos que las incorporaban. El premio a la mejor actriz concedido ex-aequo a Nina Hoss por su profesora de violín en The Audition de la alemana Ina Weisse y a la joven pero brillante Greta Fernandez en La hija de un ladrón como hija castigada por la vida problemática de su padre, interpretado por Eduard Fernández (también su padre en la vida real), en el magnífico debut de la directora Belén Funes, demuestra lo díficil que ha debido ser la elección del jurado en este apartado.
Otro de las premiadas en el Festival con roles importante feméninos, en este caso con el Especial del Jurado, fue Proxima de Alice Winocour, film francés pero hablado en varios idiomas, y que cuenta en su reparto con Eva Green, Matt Dillon, Sandra Hüller y la pequeña Zélie Boulant. Una historia dedicada a la maternidad en circunstancias excepcionales, en este caso la propia Green, como una astronauta francesa y madre separada, que acaba de ser seleccionada para el próximo vuelo a la estacion espacial internacional por la ESA, entrenando previamente en la ciudad de los cosmonautas en Baikonur, y su lucha simultánea para no abandonar ni olvidar a su hija. La película es llevada en volandas por la poderosa química entre Green y la joven Boulant, así como una dirección naturalista y ajustada de Winocour, que solamente es empañada, por un penúltimo giro del guión que casi nos hace dudar de su verosimilitud.
Una gran decepción resultó, sin embargo, la proyección de Zeroville, última película terminada por el actor y director James Franco, y que quedó fuera de concurso, al estrenarse de forma inesperada en un par de países, la semana previa a la proyección del certamen. Franco, que fue premiado con el máximo galardón del certamen hace dos años con su comedia cinéfila «The Disaster Artist», intenta realizar un homenaje metacinematográfico a «Un lugar en el sol» de George Stevens, y a otras películas clásicas, a través de la historia ficticia de un montador peculiar, Vikar, en las décadas de los 60 y 70. Lejos de la inspiración de Tarantino con un tema similar en su último film, James Franco se pierde en un delirio surrealista entre el mundo de serie «B» de otro Franco, Jess, y la peor imitación posible de las historias y estilo de David Lynch.
La cosecha nacional del año terminó fuera de concurso con Diecisiete, de Daniel Sánchez Árevalo, una road movie, ligera ingeniosa y minimalista que supone su regreso detrás de las cámaras, tras seis años ausente del largo en la gran pantalla. Una producción de Netflix que cuenta con Biel Montoro, Nacho Sánchez e Itsaso Arana, entre otros actores.
Otros films destacados aquí fueron «Y llovieron pájaros», de la canadiense Louise Archambault, «Patrick» del portugués Gonzalo Waddington, «Vendrá la muerte y tendrá tus ojos» del chileno José Luis Torres Leiva o «Thalasso» del francés Guillaume Nicalux, con Michel Houellebecq y Gerard Depardieu. La proyección especial, también fuera de concurso fue la de la amable comedia argentina «La odisea de los giles» de Sebastián Boresztein con Ricardo Darín y su hijo «Chino» Darín.
Respecto a la Sección Oficial, este cronista no ha visto la película ganadora de la Concha de Oro de este año, la brasileña «Pacificado» , film ambientado de las favelas de Río de Janeiro del realizador américano Paxton Winters, y producido por el más conocido Darren Aronofsky, a la cual el jurado también ha otorgado las menciones al mejor actor, su protagonista, Bukassa Kabengele, y a la mejor fotografía, a Laura Merians. No obstante, las críticas vistas nos hacen pensar en una ganadora poco memorable para la historia del certamen.
Más interesantes resultaron en general de media, las secciones paralelas, por ejemplo «Perlak» (Perlas), donde se pudieron ver títulos ya proyectados en otros festivales como Toronto, Cannes, Berlín o Venecia. Aparte de las ya reseñadas aquí, «The lighthouse» de Robert Eggers, «Parasite», Palma de Oro de este año del coreano Bong Joon-ho, o las francesas «Retrato de la mujer en llamas» de Céline Sciamma, o «Los consejos de Alice» de Nicolas Pariser, este comentarista querría destacar la honda impresión que le han causado otros largometrajes.
Por ejemplo, la también gala «Los miserables» de Ladj Ly, premio del jurado en Cannes y candidata de Francia a los Óscar de este año, que se verá en noviembre simultaneamente en las pantallas españolas y francesas, por su realismo social y su presentación de la acción, casi asfixiante hasta el último momento, herederas del cine de Kassovitz, Carpenter, o incluso su giro final a lo Íbañez-Serrador , o «La vérité», primera película de Hirokazu Kore-eda fuera de su Japón natal y en otro idioma, retrato intergeneracional con un reparto internacional de lujo (Cathérine Deneuve, Juliette Binoche y Ethan Hawke). La epopeya de la China moderna vista a través de los ojos de la historia de una familia en «So long, my son» de Xiaoshuai Wang y el intimismo de «O que arde» del gallego Oliver Laxe, también merecen ser reseñadas como buenos títulos que el cinéfilo no debería perderse cuando se estrenen en salas comerciales.
Decepciones personales me resultaron en cambio, los estrenos de la chilena «Ema» , última película del chileno Pablo Larraín, un musical ambientado por Nicolas Jaar con el protagonismo de Mariana di Girolamo, Santiago Cabrera y Gael García Bernal, o de «The Laundromat», una sátira en forma delargometraje sobre los «pápeles de Pánama» que devuelve a la dirección en activo al américano Steven Soderbergh, con las intervenciones de Meryl Streep, Antonio Banderas o Gary Oldman. El premio del Público Ciudad de San Sebastián correspondió en esta sección a la francesa «Hors normes» (Especiales) de los directores de «Intocable», Olivier Nakache y Éric Toledano, que tuvo la nota más alta jamás recibida por cualquier título en la historia del certamen, y dónde la mejor película europea resultó «Sorry we missed you» del veterano y popular realizador británico Ken Loach.
Otras secciones, como Zabaltegi también resultaron atractivas para el resto del público más llamado por el cine minoritario o experimental, donde fueron proyectadas largos como la franco-senegalesa «Atlantics», primer film dirigido por la actriz Mati Diop, Gran Premio del Jurado en Cannes, y la japonesa «First love» del japonés Takashi Miike, o cortos como «Nimic» del afamado realizador griego Yorgos Lanthimos. Zabaltegi/Tabakalera reconoció como mejor película a «Ich war zu hause, aber» de Angela Schnelec, con mención especial a «Les enfants d’Isidora» de Damien Manivel.
Por Horizontes Latinos, desfiló el cine laitinoaméricano más destacado de la temporada, y si bien sus grandes hitos, parecían ser la sólida colombiana «Monos» de Alejandro Landero, ya reconocida en Sundance, o la chilena «Araña» de Andrés Wood; al final, fueron la argentina «De nuevo otra vez» de Romina Paul y la peruano-colombiana «La bronca» de Daniel Vega y Diego Vega, las que se llevaron respectivamente el premio grande y la mención especial de la sección. Nuevos Directores se saldó con la victoria de «Algunas bestias» del chileno Jorge Riquelme Serrano y la mención a «Sister» de la bulgara Svetla Tsotsorkova.
Volvieron a celebrarse también otras secciones clásicas, tanto Culinary Zinemira, aliciente para los sentidos y la gastronomía, como Made in Spain, sección que recupera lo mejor del cine español del año, y completó la habitual retrospectiva, en esta edición dedicada a la revisión casi integral al cine del méxicano Roberto Gavaldón. Un año que contó con tres premios Donostia, el primero al laureado director griego Constantin Costa Gavras, el segundo, al afamado actor canadiense Donald Sutherland y el tercero y más celebrado por la parroquia local, a la carrera de una aún joven Penelope Cruz, actriz que lo recibió merecidamente por lo que lleva de brillante carrera aquí y fuera de nuestras fronteras.
El último día, se clausuró con el cierre que pusó a la Sección Oficial «The song of names» del canadiense François Girard, y por último, el estreno como película sorpresa, en sesión simultánea con otras seis ciudades, de la brillantísima y espectacular «Joker» de Todd Philips con Joaquin Phoenix, último y sorprendente León de Oro de la Mostra de Venecia, evolución definitiva del cine de superhéroes hacia algo más complejo, recordando a magníficas películas como las hechas en los 70 y 80 por Martin Scorsese o Paul Schrader. Intensísimas jornadas de buen cine, que esperemos que mejoren el año que viene con una sección oficial más a la altura de tan imponente marco. Allí esperaré etar de nuevo para verlo y contarselo, rodeado del mar o de los amigos y conocidos del Festival, en una ciudad que siempre te acoge como si estuvieras en tu propia casa.