Inicio Cine «Small Axe» de Steve McQueen (I): El orgullo de preservar tu identidad

«Small Axe» de Steve McQueen (I): El orgullo de preservar tu identidad

¿Cuáles son los retos de una comunidad negra? Pocas veces se ha visto en estos últimos tiempos una antología audiovisual tan precisa y excelsa al respecto como «Small Axe». Sin embargo, no es propiamente una serie de televisión. Sus entregas fueron concebidas originalmente por la división de cine de la BBC junto con su equipo de director y guionistas, para estrenarse en pantalla grande. La pandemia hizo cambiar de planes al realizador Steve McQueen (Londres, Reino Unido, 1969) y a la cadena. La première de sus dos primeros episodios se tuvo que trasladar desde el Festival de Cannes al de Venecia. BBC vendió después los derechos a diversas plataformas digitales para su exhibición. En España podemos ver sus cinco episodios a través de Movistar+ . El primero ha estado disponible desde el 7 de enero, y el conjunto se ha ido completando desde entonces con un episodio más cada semana. 

Nadie debería atreverse a querer suplantar o suprimir una identidad establecida en un individuo o en una comunidad. La integración debería suponer una labor de enriquecimiento y no de cancelación de tus orígenes. El apasionante ejercicio que supone Small Axe es venir a recordarnoslo en nuestros días, pero recurriendo a mirar un pasado no tan lejano: las décadas de los 60, 70 y 80. En cinco partes, por su orden: Mangrove; Lovers Rock; Red, white and blue; Alex Wheatle y Education.

¿Por qué su título colectivo? Small Axe hace alusión a esa pequeña hacha, popularizada en una canción de Bob Marley del mismo título de 1973,  que contiene las letras de un viejo proverbio jamaicano “If you are the big tree, we are the small axe” , que esencialmente significa que incluso los poderosos pueden ser vencidos por pequeñas acciones si éstas son constantes.

Así, muestra las vivencias difíciles de los antillanos que emigraron en aquel tiempo desde sus países a Gran Bretaña. Eran gente que quería huir de la miseria de su tierra natal.  ¿Sus objetivos? Prosperar. Fundar sus familias, o bien, hacerlas crecer. Siempre buscando con ello, un mayor bienestar. Pero para eso, debían convertirse en una parte de la sociedad británica.

Encuentran que al inicio, los ingleses aunque les toleran como trabajadores precarios, en general les rechazan. No les hacen sentir como ciudadanos de primer nivel con todos sus derechos, sino seres inferiores. Marginados. Casi perseguidos. Sospechosos de ser criminales.  Exclusivamente por el hecho de tener un color de piel distinto al del anglosajón medio.

En esa contradicción, en una lucha diaria, viven todos los personajes de cinco historias ejemplares. Tras los primeros sinsabores, incluso tras cometer en ciertos casos, pequeñas actividades delictivas, buscan al final abrir negocios honestos. Trabajar en pro de su comunidad para ser refugio y consuelo de sus semejantes en tierra extraña.  Entretener a su gente. Inspirar a sus hijos a ser mejores y a buscar un éxito que a ellos se les niega.

McQueen y su director de fotografía, Shabier Kirchner, dan a cada entrega una identidad visual única. La forma de rodar en cuanto a planos, encuadres, tamaño de proyección, o  bien el tratamiento de la fotografía y los colores son muy distintos entre sí. Algunas historias están rodadas en celuloide de 35 mm. en scope, con película más sensible a la luz de exteriores. Otros, en vídeo digital de muy alta resolución transformado luego a 16 mm. de escala televisiva, primando las luces nocturnas y los colores exóticos de trajes e interiores.

Su primera parte, la estupenda Mangrove, coescrita por McQueen y Alastair Siddons, con ayuda de Rebecca Lenkiewicz, habla de un caso real, con un formato más cinematográfico, con factura deudora de los géneros judicial y de denuncia política.

Se trata de la fundación en 1968 de un restaurante y centro cultural del mismo nombre en el londinense barrio de Notting Hill. Varios inmigrantes de Trinidad y Tobago, comandados por Frank Crichlow (Shaun Parkes) se enfrentan al poco de su apertura al acoso de la policía de la comisaría del barrio que arrasa y registra el local con la excusa de cualquier indicio criminal allí, lo que es normalmente infundado.

Estos ataques provocan las marchas de la comunidad negra de Notting Hill en agosto de 1970, a favor de la continuidad de la actividad del lugar. Las manifestaciones son apoyadas también por el movimiento de los panteras británicos, representada por Altheia Jones-LeCointe (Laetitia Wright, conocida por su papel de Shuri en Pantera Negra) y Darcus Howe (Malachi Kirby).

El encuentro con la policía acaba con un choque violento, donde la policía abusa de los que protestan. Acaban detenidas de forma injusta y sometidas a juicio nueve personas, incluidos Crichlow, Jones y Howe. La policía sostiene testimonios en contra de los presos y los procesos en los tribunales se alarga. Al final de los juicios, donde todos ellos demostrarán ser gente luchadora, se quedarán en tierras inglesas.

Sus descendientes les tomarán el relevo en este tipo de pugnas. Aunque hayan nacido ya en la islas británicas, ellos, como parte de toda esta nueva generación seguirán encontrándose escollos para ser aceptados sin prejuicios. Aunque posean grados más elevados de estudios y mayores capacidades demostradas, continuarán sin ser plena y naturalmente bien acogidos por sus conciudadanos. Vivirán momentos de frustración y abatimiento. Aún así no dejarán de mejorar como personas ni de desear ser más felices.

Este es la columna de la tercera parte de «Small Axe», otra historia basada en hechos reales titulada Rojo, blanco y azul (Red, white and blue). Aquí el libreto de McQueen y Courttia Newland, ayudados por Lenkiewicz, sigue a un joven científico hijo de padres jamaicanos; Leroy Logan (interpretado por John Boyega, Star Wars). Ante el abuso policial que dos policías infligen a su padre, Kenneth (Steve Toussaint), Leroy decide alistarse en el cuerpo para cambiar las actitudes racistas que aún imperan en el cuerpo.

Pese a ser un brillante cadete, con las mejores calificaciones y muy reconocido por sus superiores, a través de los que llega a protagonizar una campaña de imagen, su aterrizaje en una comisaría es durísimo. Se enfrenta a la incomprensión de sus compañeros, que demuestran no haberse desprendido de malos hábitos. Leroy intenta lidiar con la difícil situación mientras ejerce su trabajo, y encuentra el silencio de su padre que entiende, que con su actual ocupación le ha fallado a él y a su familia.

Muchos jóvenes como Leroy, seguirán sendas parecidas. Algunos como él, llegarán a convertirse en ejemplos, modelos para sus semejantes y sus portavoces. La realidad les oprimirá pero dejarán semillas de cambio, relatos que se transmitirán primero de boca en boca, para luego incluso ser escritos. Ciertos de ellos, los redactarán de primera mano.

Es Alex Wheatle, uno de estos novelistas, el centro del cuarto relato, que lleva su nombre por título. Repiten en el guion los escritores de Mangrove. Quizá esta es  la más convencional de estas notables películas, pero no carece de interés. Narra la educación institucionalizada de un joven huérfano de padres jamaicanos, que le hace olvidar sus orígenes y su cultura.

No es hasta llegar a Brixton en 1980, cuando empieza a tomar contacto con sus raíces. En este periodo se convierte en DJ de soul reggae y funk, gracias a crear un sound system móvil de inspiración caribeña, con el que actúa en casas y fiestas de sus compatriotas. Al llegar los disturbios de 1981 en la zona, en los que participa, es encarcelado.

Solo el encuentro de Wheatle (Sheyi Cole) en prisión con su compañero de celda, un rastafari, le hace echar la vista atrás sin ira, para descubrir gracias a él, que la lectura de libros y la recuperación de su educación formal, sabiendo de dónde viene, podrán hacerle recuperar de forma plena quién es de verdad y a qué podrá dedicarse en el futuro.

El realizador de Small Axe, Sir Steve McQueen (no confundir con el actor americano ya fallecido), se convierte aquí como Wheatle, precisamente en parte de este gran engranaje colectivo de transmisión comunitaria. Poseedor de una trayectoria, profesional poco convencional, también tuvo padres afrocaribeños y nació en el Reino Unido. Tras una infancia tortuosa (sobre la que volveremos dentro de una semana), de adolescente destacó en la escuela como deportista.

Sus orígenes personales, tienen mucho que ver su forma de abordar las historias de Small Axe, lo que influye en su forma de abordar los episodios, en especial, en el caso de los que no están ligados de manera directa a hechos históricos, como sucede en el segundo y quinto capítulos,  Lovers Rock y Education.

Volveré sobre ellos y sobre la carrera de McQueen, en una segunda parte de este artículo la próxima semana, donde incidiré en cómo, el inglés busca que la recuperación de la memoria identitaria, de la dignidad y de una buena educación sean los tres pilares de estas comprometidas historias.

Copyright Fotografías: BBC Films

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Ingeniero civil. Ahora trabajo sobre caminos de hierro, pero el resto del tiempo busco tender puentes con otros ámbitos y profesiones, además de transitar por sendas culturales y de ocio. Mi lema es que siempre hay nuevas formas y tiempo para aprender, y también para enseñar.

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