Con un cine alambicado en sus narraciones y bordeando los extremos más mareantes de su puesta en escena, el surcoreano Park Chan-Wook lleva apabullando con una apuesta cinematográfica tan violenta como original y personal a sus casi sesenta años. Con películas como Oldboy (2003) o La doncella (2016) logró dar el salto primero a los grandes festivales y luego incluso al mercado anglosajón, precediendo la llegada de colegas tan brillantes como su compatriota más conocido, el laureado Bong Joon Ho (Parásitos).
Sin embargo, pocos hubieran esperado de él una producción como la de su último trabajo Decision to Leave. Es un thriller unido a la tradición del noir y depurado (por elegante) en su plasmación en fotogramas. Junto con su coguionista habitual, Chung Seo-kyung, Chan-Wook consigue llevar al terreno de su vibrante filmografía aquellos clásicos del policiaco que estaban coronados por un romance con una femme fatale.
Sobre la película
Entre la novela negra americana de James M. Cain y el género criminal francés de Boileau-Narcejac, ambos escritores se ponen a la tarea de seducir al espectador con las peripecias del obsesivo detective de la policía Hae-Jun (un enigmático y atormentado Park Hae-il). Mientras navega entre la resolución de casos actuales y pasados, topa con otro desafío mayor: la extraña muerte del marido de la emigrada china Seo-Rae (la aparentemente desvalida y aun así seductora Tang Wei), mientras escalaba una montaña.
Entre las turbulencias de su vida personal y marital, a los que se suman los roces y contactos con sus compañeros de profesión en Busan e Ipo, poco a poco, Hae-Jun, se ve atrapado por la melancolía y fascinación que Seo-Rae le ofrece en sus momentos de sosiego. Lo que empieza como una mera vigilancia rutinaria, se torna en una relación platónica guiada por la piedad. Algo que acabará en un relato de obsesión y tragedia, llena eso sí de un romanticismo tan desaforado como auténtico.

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Dotado de la caligrafía narrativa de un moderno Hitchcock, con un montaje de precisión extraordinario e incisivo (de su habitual Kim Sang-beom) el director se pone a calentar la piel y los sentidos de los espectadores, en esta historia de apariencia glacial donde las emociones fluyen en las miradas y los pequeños gestos de dos personajes fatalmente unidos.
Transitan por el relato, el crimen organizado, la corrupción, la inmigración ilegal, múltiples sospechosos, un asesinato compasivo… Conducen a falsos culpables e interminables investigaciones con evidencias cambiadas. Nada escapa a la perfidia de un amor prohibido y condenado a la derrota.
La reivindicación del estilo de Park Chan-Wook
La fotografía eléctrica y llena de azules de Kim Ji-Yong dota a las dos ciudades de un magnetismo estoico, a la vez que nos presenta caras aún no vistas de sus paisajes naturales, entre las laderas, bosques y costas de Corea. Parajes tan peligrosos y exóticos como llenos de belleza, cualidades que comparten con el personaje de Seo-Rae. La duplicidad del relato visto y sospechado, además se desdoblará aún más en su segundo acto en otro periodo de tiempo distinto, que mostrará muchas más aristas del deseo surgido entre sus dos protagonistas y que levantará ya todas las posibles sospechas sobre el comportamiento y actos de la joven viuda.

Pocos misterios recientes en el cine han tenido un desarrollo y un final tan bello, abierto e intrigante como esta genialidad de dos horas y cuarto. Con ella, Park Chan-Wook reivindica, por fin sin dudas, la inmarchitable vigencia de su estilo. Al ver la última obra del coreano es difícil perder la sensación de fascinación al menos durante un par de días. Demuestra poseer al fin un equilibrio entre una visión de apuesta tan clásica en su planteamiento guionizado como una puesta al día de forma contemporánea que es capaz de jugar con habilidad con la tecnología actual en su resolución.
Segura candidata a los premios de mejor película de habla no inglesa, y con probabilidad a otros de carácter técnico, Decision To Leave inaugura la temporada de estrenos de las películas aspirantes a premio. Uno de los mejores largometrajes a reivindicar producidos el pasado año 2022 y que conviene no perderse en el inicio de lo que promete ser un apasionante 2023 en el mundo audiovisual. Ojalá sea parte de un milagro de carácter mayor como es volver a atraer al público a las salas oscuras de grandes pantallas.
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