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Desconectar sin salir de viaje

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Imagen de bristekjegor

El verano se acerca y, con él, todos esos gastos extraordinarios que conlleva salir de vacaciones. Si vas en coche, tienes que calcular el precio de la gasolina. Si vas en avión, te inclinas por aerolíneas low cost (ya sabes, donde sólo puedes llevar una micro maleta de mano y la gente aplaude al aterrizar). Una vez ahí, ¿qué tipo de alojamiento eliges?, ¿hotel o apartamento?, ¿cuánto gastarás en comidas? 

Un destino de playa suena ideal, siempre y cuando puedas caminar entre el mar de sombrillas para llegar al mar. Si en cambio eres de los que se decanta por la atmósfera de montaña, más vale que hayas reservado tu casa rural hace meses. En fin, los viajes son para disfrutarlos, si no, ¿cuál es el objetivo de semejante gasto? 

¿Presupuesto limitado?

Por otro lado, es posible que la inminente recesión sea algo que te quite el sueño por las noches. También, que simplemente prefieras pillar tus vacaciones en otro momento del año (si no tienes hijos, puedes evitar las aglomeraciones veraniegas con más facilidad). Obviamente, hay probabilidad de que no tengas el presupuesto (en estos tiempos, ya es lo suficientemente complicado costear el alquiler y los gastos básicos). Vamos, por la razón que sea, puede que decidas quedarte en la ciudad. ¡No pasa nada!, aún en casa puedes desconectar y relajarte. 

Apaga el móvil

No es una tarea fácil, estamos demasiado acostumbrados a tener el móvil a mano y mirarlo un promedio de dos horas al día. Es un hábito que raya en lo compulsivo y es un síntoma del mundo en el que vivimos. Si te animas a hacer el esfuerzo, en seguida notarás cómo tienes todo el tiempo del mundo para hacer otras cosas. Ese libro que lleva un tiempo juntando polvo en la mesita de noche o tal vez restaurar ese mueble que tanta ilusión te hace. ¡Hay un mundo maravilloso lejos de esa pequeña pantalla!

Este artículo sobre glamping puede darte ideas increíbles para el verano.

Medita 

Si tienes el privilegio de permitirte desconectar, darte esta oportunidad es un regalo. Dedicar al menos cinco minutos de tu día a poner la mente en blanco y respirar profundo, en presencia pura, puede hacer toda la diferencia en tu estado de ánimo, tu energía e incluso tu salud integral. Esos cinco minutos se convierten en veinte y cuando menos lo esperas, tendrás más claridad mental que nunca y una sensación de paz que te inunda. El mejor momento es por la mañana nada más levantarte, o por la noche justo antes de dormir. 

¿Cómo calmar la mente cuando la meditación no es lo tuyo?

Come rico

Es uno de los placeres más grandes que en el día a día transitamos sin poner atención alguna. Tener tiempo libre te da la libertad de preparar tus alimentos con todo el mimo y la calma que mereces. Cuando te sientas a degustar algún platillo que de verdad te hace feliz, estás desconectando del mundo de las prisas, el estrés y el trabajo. Al mismo tiempo que conectas contigo mismo. ¡Buen provecho!

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Haz planes gratis en la ciudad

Si pensar en salir te estresa porque no quieres gastar, siempre habrá cosas que puedes hacer gratis en la ciudad. Por lo general, los jardines botánicos están abiertos al público, los museos tienen horarios para entrar sin pagar (casi siempre los domingos), o una simple visita al parque más icónico de tu localidad te pueden ayudar a sentirte totalmente renovado. Si puedes ir un día entresemana mejor, para evitar las aglomeraciones de los fines de semana. 

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Pasea 

No necesitas ir lejos ni organizar un plan especial. Tan solo recorrer las calles de tu barrio con toda la tranquilidad del mundo y sin prisas, puede resultar una actividad muy relajante. Además, caminar un rato activa tu cuerpo y despeja tu mente. Puede que suene como lo más básico, pero muchas veces, lo menos complicado y predecible es lo más beneficioso. 

Ahora, imagina que juntas todas estas actividades a lo largo de varios días. ¡Bienvenido a tus vacaciones sin salir de viaje!

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Soy periodista de profesión, escritora de corazón y eterna soñadora. Creo firmemente que no se trata del destino, sino del viaje. Amo descubrir nuevas culturas, practicar yoga y (re)conocerme en la aventura de la maternidad.

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