Jamás escuché a mi abuelo hablar de sí mismo. Sus hechos hablaban por él. Ni qué decir mi padre. Su mirada inteligente lo dice todo. Si me apuras, ni si quiera a mis generaciones más próximas por encima de mí. Pongamos que solo unos años de diferencia han sido suficientes para que la brecha sobre “hablar de uno mismo” se hiciera insalvable.
No me refiero a personas con el ego por el sol. Ni a lo que repiten Los Pecos en uno de sus himnos por excelencia; sino a la pregunta estrella que últimamente invade ámbitos profesionales, personales, sociales e íntimos.
Descríbete. Defínete con tres palabras. Dime en una frase quién eres tú. Háblame de ti. ¿Cómo te consideras?
Siempre me ha parecido una compleja tarea. ¿Quizá porque me han educado en la humildad como uno de los principios básicos de la persona? El caso es, que tanto si me tengo que dar de alta en una red social un tanto más comprometida, muy al caso ahora que se aproxima San Valentín, como si me van a hacer una entrevista de trabajo, me plantean la misma reflexión.
Planteémoslo en diferentes situaciones y veamos cómo podremos salir airosos del paso sin pecar de vanidosos o engreídos. La prudencia será tu gran aliada en cualquiera de los casos.
Entrevista laboral
Con los últimos estudios se ha llegado a la conclusión de que ya no vale con valorar tus logros académicos ni proezas profesionales para tomar una decisión. Ahora el entrevistador, llegado un momento clave en la cita, te pide que le digas tres características y tres defectos tuyos.
Aconsejo que siempre vayáis preparados bien con esto, porque aunque nos creamos contestar victoriosos, según el carácter que haya tomado la conversación no siempre es bueno contestar lo mismo en todos los casos. Lo que para un puesto de trabajo ser tozudo puede ser maravilloso, en otros ya puedes dar por terminado tu proceso de selección.
Cita romántica
Las primeras veces que quedas con la persona que estás conociendo, siempre (no se conoce ningún caso en los escritos de la historia de la humanidad) quieres quedar bien con el otro, ser una persona genial.
Cuidado con la pregunta estrella: “bueno… cuéntame algo sobe ti.” No te digo que vayas a engañar a alguien a quien estás intentando enamorar, o mucho menos no ser tú mismo. Pero ojo con decirle de buenas a primeras que eres vago, desordenado y malhumorado. No se me ocurre nada peor.
Registro en una red para conocer gente
Quizás el más claro ejemplo lo tenemos aquí. Si te vas a definir para conocer a alguien afín a ti, lo más lógico es que digas unas cualidades que te valoren positivamente.
La normalidad en estas páginas no está definida. Si te sientes un vampiro, dilo sin más, porque seguro que encuentras a tu apuesto chupa-sangre esperando ansioso por ti.
Defínete sin complejos, sin ataduras. Aficionado a leer prospectos de medicamentos, me gusta pasear por la calle descalza y comer brócoli. ¿Qué? Habrá gente que te encuentre maravilloso.
Quedada con compañeros de trabajo
Este nicho es delicado. Tienes que saber diferenciar dónde estás, con quién y el motivo de la reunión. Si sabes con hechos que esas personas son de tu total confianza, adelante, cuenta de ti lo que quieras sin ataduras. Pero cuidado si hay personas con las que no has tratado demasiado, porque nunca sabes qué puedes decir, intencionadamente o no, que juegue en tu contra.
Dejar aspectos de la intimidad de uno mismo bajo llave no es malo. Puede ser una buena baza si sabes cómo y cuándo jugarla.
Al final resulta que la madrastra de Blancanieves no hacía tanto mal al mirarse una y otra vez al espejo. No digo que querer el corazón de un ser próximo sea genial, pero sí aprender quién eres. Estúdiate sin prisas.
Conocerse bien es difícil, por eso hay que dedicarle más tiempo del que se tiene acostumbrado a hacerlo, para cuando te pregunten “háblame de ti” digas alto y claro la persona que eres, con sus cualidades al completo. Lo que en un principio te puede parecer un defecto puede llegar a ser tu mayor virtud.
Genial… Paz
Me ha encantado!!