Inicio El buen vivir Ruta turística: Giverny, la residencia y jardines de Monet

Ruta turística: Giverny, la residencia y jardines de Monet

Giverny, al límite entre la región capital de Île-de-France y la baja Normandía, es un destino ideal para realizar una pequeña escapada turística veraniega. Es un lugar conocido por aquellos que aman el arte de la pintura, como emplazamiento de algunas de las creaciones de artistas del movimiento impresionista, en especial, las de Claude Monet, que contócon una residencia allí, convertida junto con sus jardines en la sede de la Casa Fundación Monet. El estío es la época perfecta para desarrollarla dada la moderada temperatura de la zona y puesto que se puede ver florecida casi toda la zona de sus jardines, en especial el jardín acuático, lleno de nenúfares. Perfecta para desarrollarse aprovechando un día completo, si se va a realizar una estancia más larga en París o en la costa de Normandía.


A sólo 80 Km de la capital francesa, bien comunicada tanto por carretera como por tren, la localidad de Giverny resulta un atractivo destino para turistas de toda condición y procedencia. ¿Pero cuál es el atractivo real por el que miles de personas de todo el mundo desean visitar cada verano este pueblo de apenas 500 habitantes?

 

La historia reciente durante el último siglo de Giverny, una pequeña población al límite de las regiones de Normandía y la central de Île-de-France, sólo se entiende si se explica en paralelo a la trayectoria vital y artística de Claude Monet, pintor que siendo uno de los padres del Impresionismo fue mutando su obra, poco a poco, en un giro personal e íntimo, tanto de temáticas como de estilo, en una aproximación a la abstracción, y en un elogio a la fantasía sobre la naturaleza y la perspectiva.

Esa naturaleza, que quedó reflejada en los cuadros de su última trayectoria, procede cada vez de un entorno más reducido, curiosamente también una creación de su autor. Tras su breve exilio londinense, en 1871, Monet había habitado durante casi 11 años en localidades al borde del Sena como Paris, Argenteuil, Vétheil o Poissy. Sin embargo, iba a querer abandonar sus habituales escenarios de la ribera central del río una vez muerta su mujer, Camille, en 1881.

En 1883, gracias a una visita por Normandía, descubrirá que Giverny podía ser un buen lugar donde vivir con su familia. Su mudanza allí se llevaráa cabo en el mes de abril, tras alquilar una casa a un terrateniente local: Louis-Joseph Singeot. La finca será comprada a éste por Monet finalmente en 1890, tras mejorar de forma cuantiosa su situación económica fruto de su provechosa asociación con el marchante de arte y galerista Georges Petit.


De Monet dijo Oscar Wilde, que había conseguido que la vida imitase al arte.


Establecido allí, Monet empieza a desarrollar una tarea artística paralela a la de su creación pictórica, el establecimiento de dos jardines, uno más próximo a la mansión de la finca, el Clos Normand, con una geometría de forma caleidoscópica, sin centro, a la manera cromática de una paleta con tres brochazos principales de colores dominantes, que se intensifican en sus esquinas y diagonales, y que está dotado de numerosos puntos de fuga para la visión y recorrido. Lleno de flores comunes en su inicio, como rosas, lirios, tulipanes, hortensias, narcisos, orquídeas y geranios, que adornan también las puertas y las pérgolas del frontal, y que poco a poco se va singularizando con algunas especies de otros países, más exóticas y raras como hibiscos, dalias y peonías japonesas. De Monet dijo Oscar Wilde, que había conseguido que la vida imitase al arte.

Y sin embargo, es el segundo jardín el más famoso y apreciado. Un Jardin d’eau con un entorno con un estanque como elemento central, nacido de la derivación y captación de las aguas de un arroyo derivado del cercano río Epte, dotado de un sauce en una de sus esquinas, glicinas alrededor, un muro de bambúes en una isleta, y de flores tropicales que lo rodean, y que cuenta como principales atractivos, tres cortos puentes de color verde de madera, uno de ellos, el más largo, en arco, de inspiración japonesa, y de numerosos nenúfares en las aguas, con flores blancas y anaranjadas. Este entorno fue trabajado por Monet de manera extensiva desde el inicio de su estancia hasta su muerte, quedando además reflejado en su obra, en una serie de cuadros monotemáticos, pero de gran creación expresiva, llegando al final a cuadros de gran tamaño en su serie sobre los nenúfares, las famosas “Nympheas”o lirios de agua, actualmente expuestos en el museo de l’Orangérie parisino, (excepto algunos en un edificio anexo a la casa principal de Giverny) que dan casi origen a la abstracción pictórica.


La estancia en Giverny se debe completar con una vista al Museo de los Impresionistas.


La casa tampoco está exenta de atractivo, de paredes exteriores de colores violetas, ventanales y puertas verde hierba,  y aparte de un taller y las habitaciones de Monet, y su familia, los muros interiores de cada una de ellas, están cubiertos por obras de compañeros impresionistas como Paul Cezanne, Berthe Morisot, Gustave Caillebotte, Auguste Renoir, Eugéne Delacroix, Eugène Boudin y Paul Signac, y de otra de las preferencias de Monet, ésta como coleccionista: grabados y originales de su colección de obras japonesas, de grandes autores locales del Japón Imperial, desde los siglos XV y XVI, como Hokusai, Hiroshige y Utamaro.

Numerosas amistades y personalidades de la escena artística pasarán a lo largo de los años por esta finca, como los pintores Auguste Renoir, Whistler o Sargent, escritores como el novelista y articulista Emile Zola, los poetas Octave Mirbeau, Stéphane Mallarmé y Paul Valéry, o el dramaturgo Sacha Guitry, e incluso de la escena política como el primer ministro francés y también íntimo amigo, Georges Clemenceau o de la nobleza y diplomacia japonesa, como las familias Kuroki y Hyashi, una cultura con la que Monet llevará a cabo un extenso intercambio, que llegará a su culmen incluso mucho después de su muerte con una reproducción inaugurada en Kitagawa de su jardín ya en 1999.

La estancia en Giverny se debe completar con una vista al Museo de los Impresionistas local, inaugurado en 2008, con exposiciones no permanentes de las colecciones del museo d’Orsay y otros internacionales, un paseo por el hotel Rundy, lugar de reunión y retiro de muchos artistas de finales del XIX y del siglo XX, o la iglesia románica de Sainte-Radegonde del siglo XI, reconstruida en el siglo XX, y en cuya parte trasera se sitúa el cementerio, con la tumba de Claude Monet y el de toda su familia próxima, otro lugar de obligado paso y peregrinaje.

Para los amantes del ferrocarril, la llegada a Giverny se puede hacer desde la estación de Vernon-Giverny, bien comunicada tanto con Paris como con Rouen. Desde allí, existen servicios lanzadera de autobús entre las dos poblaciones separadas sólo 4 kilómetros, con los que se cruza un puente sobre el recorrido fluvial navegable del Sena.

La oferta ferroviaria estácubierta a través de trenes tipo Intercity o regionales, e incluso cuenta con visitas temáticas guiadas denominadas “Train de l’Impressionisme”. La propia Vernon es una típica localidad de la Baja Normandía no exenta de encanto, con un centro medieval de casas de madera, la iglesia colegiata de Nôtre-Dame, de estilo gótico flamígero, y un castillo medieval en sus exteriores, el de Bizy. Un lugar perfecto donde terminar la jornada, acompañado por las mejores muestras gastronómicas y enológicas de la zona.


La residencia


A FAVOR:

  • Los dos jardines, llenos de colores, y detalles florales de un encanto espectacular. Para su mejor apreciación, los meses de verano (Junio, Julio y Agosto) sobre todo en su parte central, son aquellos en los que recomendamos su visita, ya que se encuentran en todo su esplendor vegetativo y cromático. Una explosión de goce para el sentido de la vista.
  • Las colecciones personales de la casa fundación de Monet, magnífica sobre todo la de arte japonés, con grandes obras como “La gran ola de Kanagawa”de Hokusai, por ejemplo, y de una extensión poco igualada en cualquier museo de arte occidental
  • Las exposiciones del museo de los impresionistas de Giverny. Las últimas han sido sobre las mutuas influencias entre el Japonismo y el Impresionismo, y otra, sobre la obra (casi integral) de un artista puntillista, poco conocido, pero muy brillante, discípulo de Signac y Seurat, el también francés Henri-Edmund Cross

EN CONTRA:

  • Si acaso, recomendar que la visita a los jardines se haga en horario matinal, lo más pronto posible y con la entrada comprada de antemano, para evitar el calor y las colas de acceso

 

Google search engine
Artículo anteriorUna cultura más accesible, por favor.
Artículo siguienteLos auténticos jefes.
Cinéfilo y crítico a tiempo parcial, además de ingeniero de caminos. Trabajador del ferrocarril y del celuloide, busco tender puentes con otros campos y profesiones, así como recorrer caminos culturales y de ocio. Mi lema es que siempre hay nuevas formas y tiempo para aprender, pero también para enseñar. El cine es una de ellas, proporcionando además una vida libre. Sigo creyendo que John Ford es el mejor director de cine de la historia.

¿Qué opinas? Hablemos.