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«The Sheriff of Babylon” de Tom King y Mitch Gerads (cómic de DC/Vertigo)

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El increíble arco de creatividad alcanzado por el guionista Tom King, reconocido talento emergente del cómic actual, es el fruto de una improbable unión entre el amor a la caracterización de los personajes más típica de las viñetas de hace 30 años y su posicionamiento psicológico frente a situaciones insospechadas, pero larvadas de lejos, quizá también fruto de su pasado trabajando durante un tiempo (siete años) como parte de la contrainteligencia antiterrorista de la CIA, en medio de conflictos como los de Oriente Próximo.

The Sheriff of Babylon” es la serie limitada donde por primera vez unía esfuerzos por primera vez con el ilustrador Mitch Gerads, y los mismos son poderosos, realistas y áridos para el lector, a la vez que satisfactorios. Denuncia social y política, leyendas y tradiciones de oriente próximo, y un ambiente realismo sucio cohesionan el relato de un capítulo inventado pero verista sobre la ocupación americana de Irak, posterior a la caída de Saddam Hussein.

King, es sin duda, más conocido hoy, quizá por su trabajo posterior en tres colecciones: dos de ellas ligadas a dos personajes clásicos de la editorial DC, como la serie regular de Batman” junto a diversos dibujantes como Lee Weeks, Clay Mann, Mikel Janin, David Finch o Joelle Jones, y la actual serie limitada de Mr. Miracle” también junto a Gerads, revisión profunda del personaje y otros secundarios de llamado “Cuarto Mundo”creado por Jack Kirby, de inmediata finalización, pero sobre todo por su perspectiva para la editorial Marvel con La Visión, una serie limitada sobre el personaje de 12 números, co-creación compartida con el dibujante español Gabriel Hernández Walta, que contiene una profunda reflexión de las relaciones familiares y sentimentales enmarcada en el mundo superheroíco de gran trazo psicológico y enormes resonancias trágicas.

Sin embargo, dejamos para una mejor ocasión posterior, si hay espacio, para hablar de “La Visión”, una obra tremenda y de profundo calado posterior a su publicación, cuyo impacto, aparte de los numerosos premios Eisner ya recibidos (los galardones más prestigiosos del mundo de la historieta) creo que los aficionados, al igual que sucedió con el “Watchmen”de Alan Moore y Dave Gibbons, sabremos valorar mejor con el paso del tiempo y cierta distancia, porque me parece que su recuerdo sigue creciendo a cada momento, y que influirá de modo decisivo en entender el mundo del cómic de hoy en general.

Hoy nos centraremos en la primera obra que responde al actual nivel de reconocimiento del trabajo de King, y que cimenta las bases de todo lo que ha logrado con posterioridad, pues The Sheriff of Babylon no es ya un ensayo de personajes y narración, como lo había sido su anterior producción en el mundo del cómic (Grayson o The Omega Men) sino una obra completamente adulta, madura. Como tal la consideró DC desde el principio, tanto que la terminó publicando en el subsello Vértigo, reservado a obras para lectores más maduros como el clásico Sandmande Neil Gaiman.

Inicialmente, una serie limitada de 8 números, extendida al final de forma natural a 12 números, King concibe este cómic como la intersección de las acciones de tres personajes singulares, unidos en torno a la investigación del asesinato de un cuarto, Ali un policía en formación, que gravitará a lo largo del relato como una larga sombra hasta su final y últimas consecuencias.

El primer vértice del triángulo es Christopher, un policía estadounidense, transformado en Irak en consultor militar y entrenador del nuevo cuerpo policial del Bagdad post-Saddam y del propio fallecido, y cuya motivación para estar allí reposa quizás en un hecho tan conectado con la invasión de Irak como el 11-S neoyorquino. Chris es quizás el personaje, con el cual el público occidental puede identificarse más claramente, y sin dejar de ser el héroe de la función, su rol es atípico, pues está lleno de dudas de que sus mejores intenciones a la hora de hacer lo que está haciendo vayan a resultar en construir un Bagdad, Irak, o por ende, un mundo mejor. Es el trasunto más claro en el realto de un King, que ya había confesado previo a su publicación que la serie estaba “…construida de mi experiencia, mis impresiones y recuerdos del tiempo pasado allí”, refiriéndose así a su periodo real de estancia en Irak como miembro de la CIA.

Más interesantes son incluso las otras dos aristas de la historia, las radicadas más en Oriente, la primera de ellas el ex-policía iraquí Nassir, un chií, que además fue uno de los últimos oficiales del cuerpo que sirvió bajo el régimen de Saddam que aún quedan con vida y activos, un detective de raza, dotado de una moralidad a prueba de fuego, y que opera junto a su esposa Fátima, en operaciones encubiertas cuyo origen se reparte entre los contratos comerciales para sobrevivir y motivos de honor aún más poderosos que el simple dinero.

Por último queda el personaje quizás más deslumbrante y sorprendente de la historia, la princesa suní Saffiya o simplemente Sofía, una exiliada en los Estados Unidos en los años de Hussein, retornada tras una educación netamente occidental a un entorno tradicional árabe, que ha logrado con el tiempo amasar de nuevo una influencia y fortuna perdidas (al igual que sus vidas) por su familia con el ascenso al poder de Saddam. Una mezcla casi oxímoron, dotada a la vez de un nivel de carisma y empoderamiento personal, con momentos marcados de sensualidad, muy pocas veces visto en el mundo el cómic para la mujer, y menos aún para una del mundo oriental árabe. No puedo contar muchas más cosas de ella, salvo que su implicación marginal al principio, llega a ser profunda y dolorosamente personal en el devenir de esta historia.

King lleva una narración modulada, gestionando los momentos de tensión en cada número con un ritmo y marca diferente, y tras una eficaz presentación de situación y personajes, en el primer número, los acontecimientos en la Green Zone de Bagdad, son movidos a su antojo en cada momento con efectividad.

Es un recuento de acontecimientos que huele a especies, pólvora, sudor y té… que está marcado por la suciedad, las explosiones de las bombas, los disparos, el calor y el polvo del desierto o de las ruinas de los edificios colindantes. Y si bien prima la tensión en muchos de los números de esta serie, también deja espacio al desarrollo de los tres caracteres mencionados, que se están jugando sus vidas (y las de los que los rodean) en variados momentos de la historia. Cada revelación espera a su momento adecuado, y pequeños detalles de las vidas de todos, al final serán claves en cómo se llega al final de este duro relato que no tiene concesiones.

A ello hay que añadir que estamos inmersos en una acción casi continua, algo a lo que ayuda a sumergirse tanto las perspectivas de introducción de los barrios de Bagdad, así como las escenas de un solo personaje mostradas en planos de tres cuartos, de una labor de dibujo completo (lápiz, entintado y aguafuerte/ordenador a los colores) de Gerads, cuyo uso del color, entre matices ocres, rojizos, beiges y verdes, pero sobre todo de la división de viñetas en la historia es muy expresivo y distinto en cada página, y que va dosificando muy bien el hilo narrativo en función de lo que quiere contar. Utilizando las nueve viñetas por página (típicas del genial dibujante Steve Ditko o del Dave Gibbons de Watchmen) consigue resultados de estilo de trazo y tamaños distintos a los logrados en Mr. Miracle, pero que encajan a la perfección con los guiones de King, en ambos casos.

Sería injusto apuntar que la acción es totalmente dominante, y no deja paso a la reflexión. De hecho, el número mas brillante y redondo de la historia es el quinto, y básicamente todo él, está construido en una larga conversación entre dos personajes, Chris y Fatima, en una noche de borrachera y sinceridad en las de las calles y edificios, muchos vacíos y destrozados de la ciudad de Bagdad. Y aquí King ataca de la mejor forma un planteamiento de guion singularísimo con su gran virtud como escritor, traslucir la humanidad dentro del relato inteligente, y la emocionalidad enmarcada en una lógica, que nunca en él resulta fría.

Claramente dividida en dos partes, (se publicó tras su tirada inicial en Estados Unidos, bajo dos recopilaciones, cada una de seis números, gráficamente llamadas Bang, bang, bang” y “Pow, pow, pow), The Sheriff of Babylon es una historia fluida, ágil, eficaz y que deja poso, mucho más que comparable a contrapartidas novelísticas en el mismo escenario y a otros relatos que mezclan el thriller de operaciones encubiertas, el retrato psicológico y la búsqueda de una nueva y fuerte guía moral en un mundo sin rumbo. La puerta perfecta para entrar en la obra de un Tom King del que prevemos que seguirá siendo, porque ya lo es, un titán del cómic mundial en los próximos años.

A FAVOR:

  • Su potencia expresiva, obra del escenario de un Tom King imperial, y su claridad expositiva, una vez mezclada con los útiles de dibujo de un Mitch Gerads estupendo, y que da espacio también a las excelentes portadas de John Paul Leon. Nos hacen sentir inmersos de verdad en Bagdad al leerlo, como si pudiésemos oler, palpar y pasear en la Green Zone, y eso tiene un mérito enorme, sobre todo para el espectador occidental tan lejano de la cultura de Oriente Próximo.

 

  • Encontrar un gran guión cargado de una enorme profundidad psicológica en el tratamiento de personajes, algo singular en el mundo del cómic americano. Si bien gente de editoriales independientes como Matt Fraction, Brian K. Vaughan, Rick Remender u otros autores con estas capacidades ya habían dado el salto a las grandes editoriales allí, a diferencia de algunos de ellos, King no parece haber sacrificado nada respecto al compromiso de establecer una relación de inteligencia, honestidad, viveza y tensión con el lector en sus historias.

 

  • Generar un personaje femenino tan atípico, trágico, y al tiempo, poderoso, como Saffiya, frente a sus dos, también fuertes, contrapartidas masculinas, que comparten absolutamente protagonismo todo el transcurso del relato del principio hasta el fin. Para el que siga a King en el futuro, verá que esto es una constante en su obra, pues su versión de Catwoman en Batman, o su Big Barda en Miracle, y sobre todo, sus Virginia y Viv en La Visióson casi siempre tan protagonistas como los titulares de sus series.

EN CONTRA:

  • Quizá su final, que resultará ambiguo o no satisfactorio para algunos lectores. Lo cierto, es para el que les hace esta crónica, no es así, pues quizás llegar más lejos hubiera sido subrayar de forma forzada y poco realista que más hacer con este relato dentro de la situación política y geográfica de aquel momento, (que, por cierto, tanto marca la de hoy), y es que eso es algo mucho más grande que el propio arco contenido en esta historia

Imágenes: DC & Vértigo

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Cinéfilo y crítico a tiempo parcial, además de ingeniero de caminos. Trabajador del ferrocarril y del celuloide, busco tender puentes con otros campos y profesiones, así como recorrer caminos culturales y de ocio. Mi lema es que siempre hay nuevas formas y tiempo para aprender, pero también para enseñar. El cine es una de ellas, proporcionando además una vida libre. Sigo creyendo que John Ford es el mejor director de cine de la historia.

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