Teniendo claro que el término after work ha llegado para quedarse y que a todos nos encanta salir del trabajo para desconectar, debemos tener claro que hay infinidad de actividades que nos benefician según qué tipo de carácter tengamos o cuál sea la profesión a la que nos dediquemos.
Seguro que más de una vez te han dicho que el saber no ocupa lugar, y es cierto. No hace falta ser un erudito pero intentar mejorar en aspectos en los que flaqueamos o incluso aprender otros que nos van a beneficiar enormemente en nuestro día a día, laboral y personalmente hablando, es la mejor manera para desarrollarse.
Hablar en público.
Sin entrar en detalles de a qué nos dedicamos cada uno, hay aptitudes y virtudes que vienen bien para la gran mayoría de trabajos, y en uno de los que más cojea la gran mayoría es el hablar en público. Siempre he pensado que es una asignatura pendiente que se debería trabajar desde que somos pequeños, más allá de tener que exponer el trabajo de historia delante de tus risueños compañeros de clase.
Es tal la importancia que hay en expresarte con soltura, tener un correcto dominio del vocabulario y controlar tu lenguaje corporal, que dudo que haya un solo día de tu vida en la que no te vaya a venir bien.
Clases de teatro u oratoria son grandes benefactores para esta disciplina. Te ayudan a desinhibirte y cambiar tu forma de actuar frente a varios oyentes. En la actualidad hay infinidad de cursos on line para tratar este tema que animo a todos a probarlo.
Club de lectura.
¿Qué hay más influyente que la lectura? Es la verdadera fuente para aprender todo lo que se quiere saber. Hay incontables libros para cada ámbito laboral, cual sea, siempre hay uno que te puede ayudar a afrontar un problema dentro del trabajo, más ahora que están todos al alcance de nuestra mano en la red.
Siempre me pareció que pertenecer a un club de lectura te abre las puertas a socializar con personas que sin tener nada que ver contigo te van a aconsejar sobre libros que te encantarán y fortalecerán ante situaciones y adversidades que en ocasiones nos bloquean.
Desde libros de autoayuda hasta tesis y estudios, nunca se sabe donde puedes hallar la mejora o solución ante lo que te preocupa.
Coloquios.
No pongas la excusa de que tienes un horario pésimo. Todos los días y a cualquier hora, más si resides en una ciudad grande, hay charlas impartidas por expertos en una materia que te puede venir verdaderamente bien para seguir subiendo escalones en tu puesto de trabajo.
La oferta de coloquios gratuitos ha aumentado gracias al “joven” impulso por parte de los partidos gobernantes de formar a personas desempleadas, lo cual es de agradecer tal concienciación.
También las master class en edificios que además causan un gran interés, o las tertulias con personas que cuentan sus experiencias es una gran forma de aprender simplemente con el don de escuchar.
Anótate un tanto en el currículum.
Da una vuelta por la red a ver la oferta de cursos que puedes hacer cómodamente sin agobiarte, aparta la pereza y pierde el miedo a aprender cosas nuevas. Sobre todo materias que sepas que tienen un gran filón en las empresas y que te van a beneficiar si aparece en tu currículum.
Te asombraría la de plataformas que hay dedicadas exclusivamente a ofrecer este tipo de formaciones. Administrador de la nube, anfitrión turístico, gobernanza del aire, granjero de lechería… hasta los más conocidos como de administración o analista de datos. Hace unos años nos hubiera parecido un timo.
¿Cómo no vas a encontrar algo que te interese y que te pueda venir genial? Tan solo es cuestión de ponerle un poquito de ganas.
Tenemos que saber desconectar y es genial hacerlo después de un arduo día de trabajo. Pero también debemos seguir creciendo para saber enfrentarnos a retos que a veces te llegan sin esperarlo.
Organizarse es la clave. Ese horario que nos hacíamos cuando estudiábamos puede ser una gran herramienta. Saber sacar al menos 1 hora al día para aprender es prosperar a todos los niveles.
Tómalo con un reto tuyo, aunque sea ese último ratito antes de dormir ahora que todos contamos con dispositivos electrónicos en casa. Y recuerda… querer es poder.