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Lo que dice internet sobre los errores en tu relación de pareja, y por qué no es 100% verdad

Todos podemos hostigarnos y castigarnos unos a otros. Las separaciones y demandas de divorcio se han disparado en el confinamiento (la guerra) y después (la posguerra). Es una sorpresa universal si aceptamos, estamos en el año de más información de la Historia. Supongo que somos la sociedad teóricamente con más recursos y ostentación de pensamiento crítico. Internet ofrece millones de textos en cientos de idiomas que apuntan al tema que más duele, cada uno compitiendo con todos los demás por la atención del apremiado internauta.

De modo que el amor debería ser más fácil.

“Errores frecuentes”, “errores inesperados”, “33 errores”.

No, se ve que no.

Me planteo la hipótesis de si hay una distorsión entre lo que dicen los creadores de esos textos tan fácilmente digeribles y lo que aplica a su día a día quien los lee. O si, lo que los textos no dicen es algo más profundo, emocional, que es lo que realmente debería hacerse. Antes de proseguir, cosa por la que estoy impaciente, permíteme aclarar dos cosas: pareja es pareja oficial, y pareja que no es oficial, pero estás intentando que se porte según tu visión de pareja oficial. Puede ser el hombre con el que intentas mejorar la relación, o la persona que se te viene a la cabeza ahora. Lo segundo es que leer lo que dice internet no está reñido con leerme a mí, pero busco que esta inversión que harás quedándote hasta el final sea el comienzo del fin de tu frustración.

Internet dice: “Perder tu individualidad”. La realidad es: “No saber quién eres”.

Una ingratitud de los meses de confinamiento (se da también en las vacaciones normales) es que los dos que forman  la pareja, se han encontrado compartiendo 24 horas al día de espacio sin poder descansar uno del otro. Internet dice lacónico que es necesario crear la identidad compartida para hacer más fuerte el vínculo y evitar conflictos. Luego prosigue con que “claro, a veces para crear el vínculo la gente sacrifica su libertad individual para agradar al otro”. No puedo seguir leyendo: todas las frases que hacen apología a la libertad individual ante todo se meten en un asunto delicado, donde no es la primera vez que un narcisista saca provecho. El problema real es que probablemente la persona no sepa quién es, y en “ceder” o “agradar al otro” vea forzosamente un gesto de anulación de la identidad propia.

Los adolescentes se rebelan contra los padres porque en un determinado momento tienen la idea de que sus padres se proyectan sobre ellos (puede ser verdad) y desean deliberadamente anularlos, para después definirlos a su manera, sin darles margen a que lo hagan ellos mismos. El ego no tiene edad. Pero volviendo a la pregunta “quién eres tú”: infelizmente, muchos necesitan una respuesta más allá de “soy periodista”. En una benévola defensa expongo que una mayoría tampoco ha tenido acceso a herramientas para crear esa respuesta: ciertos entornos familiares, sociales, religiosos se empeñan en definirte y no darte margen a que percibas que eso lo puedes hacer tú. Y cuando una persona se junta a otra en pareja, la pregunta “¿Quién eres tú?” se diluye en el encantador cóctel de hormonas de felicidad y caricias. Pero tengo comprobado que probablemente responder a la pregunta separará tu ego de las acciones que tomas según tu interés.

Internet dice: “Ocultar las debilidades. La realidad es: “Vivir compitiendo”

El ego es frágil y escurridizo, procuraré ser suave y precisa en mi razonamiento: Hay una delgada línea entre querer ser cada vez mejor, mantener la identidad y actividades individuales, tener un cierto nivel de ambición, y vivir compitiendo uno contra el otro por quién viaja más, quién tiene una vida individual más llamativa, quién es más en Instagram. A fe mía 2020 debe haber enseñado que el sentido de la vida es más simple, que decir lo que hace sufrir o bloquea, no hace merecer menos amor.

Internet dice: “Esperar a que el otro sepa lo que queremos”. La realidad es: “No saber lo que quieres, por tanto, no saberlo pedir bien”

Entre “Tú nunca me sacas a cenar” con mala cara y tono agrio, y decir “Hey cariño, ¿sabes qué? El otro día vi el menú del restaurante Miguel y me quedé con ganas. ¡Vayamos juntos el sábado!” con tono suave y una sonrisa está conseguir que él te invite a cenar, pasar un buen momento y tú conseguir lo que quieres. Es un ejemplo clásico. Para poder poner ese tono es preciso deshacerse de la idea arcaica de que pedir con precisión y gentileza es de insulsos. 

Internet dice: “Querer cambiar al otro”/“Querer controlar al otro”. La realidad es: “Ojalá se pudiera”

Ya cambiarse a una misma es más difícil de lo que nos apresuramos a no admitir.

Internet dice: “Meter a terceros en la relación”/“comentar a todos los pormenores de la relación”. La realidad es: “A veces es un acierto”

Es un error cuando alguien no tiene personalidad y perpetúa el hábito de que los demás tomen decisiones por él. Con todo, sucede que dejar en manos de la madre por ejemplo una decisión difícil, sienta como una liberación de responsabilidad: “Fue mi madre la que me dijo que hiciera esto”. No obstante, es un acierto cuando ese alguien, pese a ser tu fan incondicional, te dice algo que te hace ver tu parte del problema, y tú destierras la necesidad de que te den la razón y tomas en cuenta lo que te dicen para tomar acciones diferentes. 

Internet dice: “Falta de tacto con los genitales masculinos”. La realidad es: “Falta de tacto con los genitales masculinos”

Al examinar la distorsión producto de la mezcla del porno y la falta de hacer las preguntas naturales, me pregunto a qué esperamos a entablar una conversación tan simple como: “¿Qué te gusta a ti en el sexo?” “¿Cómo te gusta que te besen?”, “Me apetece saber más de ti”. Preguntas que no son para personas inexpertas en el terreno sexual. De hecho, son parte del buen sexo. El buen sexo comienza antes de pasar a lo físico, y las personas altamente eróticas saben qué quieren, qué pedir y cómo pedirlo. La vida erótica merece más amplitud, más conocimiento de las zonas erógenas, más exploración, menos prisa.

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La vida es demasiado corta para dejarse caer en el aburrimiento. Entiendo la vida como un arte y aspiro al lujo de poder ser yo misma. Escribo en el límite de la fantasía y lo real.

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