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5 errores de liderazgo que puedes evitar

En la teoría liderar significa tomar decisiones, asumir riesgos y enfrentarte a lo que incierto. ¿Y qué pasa a nivel práctico? En el día a día la cosa se complica, es importante estar atentos a situaciones cotidianas y aprender de ellas.

Liderar significa tomar decisiones, asumir riesgos y saber enfrentarte a lo que pueda venir; pero es lo típico que se dice. Lo importante es saber ejercerlo a nivel práctico, sabiendo que si te equivocas, tendrás que afrontarlo con alternativas, con recursos para enderezar el problema. Liderar no es algo conceptual.

Si en Dévé tenemos una sección de liderazgo es porque nos encanta. No solo el concepto teórico también en la práctica. Sin querer contaros mi vida, al curso 2018-19 le añadí un reto más, aprender otro idioma. Y como siempre estoy mirando cualidades de líder por todas partes, me he fijado en cómo es el estilo de liderazgo del profesor. La verdad es que ha sido muy fácil de identificar: nulo. 

Pero no nos precipitemos, que lo haga mal o que no tenga ni idea no quiere decir que no podamos reflexionar y aprender sobre cómo mejorar nuestro día a día con el siguiente ejercicio descriptivo:

Primer día de clase, llego y me siento en un lugar de la última fila (no había otro lugar). Ahí levanto la mirada y contemplo la situación. Lo primero que detecta mi sentido arácnido es la entrada del profesor. Bien, veamos, entra rápido, cabizbajo, su lenguaje corporal denota poca energía y se intuye una baja autoestima en general. Ouch!

Aprendizaje número 1: Seguridad.

Si quieres liderar, la primera impresión cuenta. Entra por la puerta de la sala con la cabeza levantada, hombros hacia atrás y una sonrisa no muy grande pero firme, que parezca que dominas la situación.

Acto seguido, todos los alumnos se sientan, aunque no del todo, y seguimos hablando los unos con los otros. Pasan como 10 minutos (la clase dura 60) y él no hace nada, sólo nos mira y se mueve nervioso por la sala. Intercambia algunas palabras con los alumnos de la primera fila; parecía que les sigue la corriente “sí, sí, hace buen tiempo para estas fechas…” y espera. Al cabo de 15 minutos, ya los alumnos nos cansamos de hablar y se hace el silencio (casi por vergüenza ajena). Entonces el profesor empieza a hablar.


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Aprendizaje número 2: Dirección.

Marca el ritmo, no tienes que imponerte mucho; pero si quieres liderar tienes que tener fuerza y llevar el tempo de la situación. ¿Para qué estás aquí? ¿Cuál es tu rol? ¿Cuándo empieza la acción? No dejes que las circunstancias te puedan.

Nos cuenta de qué irá el curso; pero no, no queda claro. Titubea de un tema a otro, dejando que las preguntas de alumnos interrumpan el flow de su discurso. A día de hoy, después de varias clases aún no me quedan claros muchos aspectos… Respondió a preguntas que no venían a cuento y perdió el argumento. 

Aprendizaje número 3: Comunicación.

Se específico. Ten un discurso ordenado con un objetivo concreto. Deja hablar; pero asegúrate de comunicar de forma nítida tu visión y tus objetivos principales. Y si dudas, piensa solamente en 3 puntos; pero que sean claros.

Minutos más tarde, al acabar la clase, nos cruzamos los alumnos que salimos con los que hacen la siguiente clase. Los alumnos entrantes se percatan de que se trata del mismo profesor y en seguida preguntan si podemos cambiar de horario. ¿Motivo? “Porque el año pasado era así y ahora no nos va bien este horario… Total, no os importa, ¿verdad?”.

Algunos dicen que sí, otros que no, que precisamente estamos en ese horario por disponibilidad. El profesor no sabe qué decir, dubitativo y frente la insistencia de los que estaban a favor, accede y da vía libre al cambio de clases. Ojo, eso sin tener en cuenta la opinión de la mitad de los alumnos que no estaban ahí.

Aprendizaje número 4: Pensamiento estratégico.

Trata de tener tus ideas claras y no cedas al primer contratiempo que te plantee dudas. Dudar de tu criterio es bueno en un líder; sin embargo no hay que confundir ser flexible o no tener todas las respuestas con perder “autoridad” y que te pierdan el respeto. Hay que guiar y liderar sin ceder esa responsabilidad al primero que pase, trata de satisfacer las demandas actuales; pero también asegúrate de un buen resultado  en el futuro.

Pasan los días y me presento a la segunda clase, esta ya con el nuevo horario. Ahí parece que algo no va bien, hay una mix de alumnos de clases y niveles distintos, con libros distintos y con niveles de crispación distintos también. Un alumno, al ir muy perdido y no entender nada, alza la voz y se queja que este cambio no se ajusta a aquello que se apuntó. Otro alumno, al que le convenía el cambio, se levanta y le reprocha con agresividad verbal. FIGHT!

El profesor duda unos segundos y, después de ver quién gana la discusión, se posiciona a favor del que más grita. El perdedor, que no está por la labor de montar una escena, se calla pero con un claro enfado.

Acaba la clase, nos levantamos todos y empezamos a recoger. En estas, «el perdedor” le comenta a compañeros su insatisfacción por lo sucedido y anuncia que se quejará en administración. El profesor, al escuchar a lo lejos la maniobra, va corriendo a apagar ese fuego, ahora, dándole la razón a su malestar. Ese cambio de criterio enfada todavía más al alumno, que lo dejó en evidencia delante del resto de la clase.

Aprendizaje número 5: Inteligencia emocional.

En caso de conflicto tú eres el referente y debes ser empático pero también justo. En situación de conflicto no debes posicionarte a la primera. Si no tiene solución fácil y rápida, acota el conflicto y pospón la resolución para otro momento. 

Visto este ejemplo, está claro que este profesor tiene otras cosas que arreglar antes que el liderazgo; pero considero que es una buena reflexión práctica para mejorar en nuestro día a día. El liderazgo no se posee, se ejerce.

Sugerencia de presentación: Push It – Garbage

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Consultor de estrategia empresarial y Mentor de artistas. He trabajado en entornos altamente cambiantes y competitivos en el mundo de los negocios, y he visto lo mejor y lo peor del ser humano. He comprobado que el cómo se hagan las cosas es tanto o más importante que el fin en sí mismo; y que el llamado éxito sólo se da gracias a la libertad de mente y espíritu. Fan de Bunbury y coleccionista de relojes.

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