Cuando dirigen a distancia
Llevamos un tiempo ya experimentando nuevas formas de trabajar. El teletrabajo, a pesar de haber sido la práctica más escudriñada, ha logrado validarse como una manera de trabajar efectiva. La incertidumbre ha salido de la ecuación, pero al parecer, el teletrabajo sigue estando en riesgo de ser una causa de ruptura de compromiso.
Más de uno está considerando un cambio de trabajo porque sus superiores le hicieron volver a la oficina, sin necesidad justificada y comprensible. Por eso el objetivo de este artículo es tener una idea de las prácticas que conviene dejar de lado si tú quieres que se te mire bien, y no como esos jefes de los que la gente habla mal.
Qué hacer, y qué no hacer cuando se dirige a distancia
Qué no hacer:
1 Hablar demasiado. Se han dado casos de reuniones que comenzaban a las 5 de la tarde para terminar a las 8 de la noche, y más allá. Porque la gente estaba en casa. Porque ¿qué más van a hacer? Están en casa. Porque me quiero asegurar de que están trabajando. El teletrabajo —el trabajo en sí— reposa sobre la confianza como un pilar. Es cierto que la distancia puede acentuar la necesidad de control, pero imponer al equipo tres reuniones largas a la semana porque uno se quiere asegurar de que la gente no está de brazos cruzados no funciona a largo plazo. Mejor hacer reuniones más efectivas.
2 No hablar nada. Tampoco hay que irse al otro extremo. Un punto que llama mi atención es las razones por las que managers se resisten a acercarse a su equipo y hablar naturalmente: puede que sea por mantener la distancia porque hay gente que solo concibe el respeto desde la distancia. Puede también ser porque en el fondo sienten inseguridad. Si es por la segunda razón, esta inseguridad seguramente se manifiesta en sus vidas personales —ahí habría un tema a tratar prioritariamente en coaching—. Se puede mantener la comunicación por teléfono, y llamadas breves pueden servir para evaluar avances, redefinir prioridades o quitar bloqueos.
Todo desequilibrio —hablar demasiado y no hablar nada— implica inseguridad. La inseguridad no es el problema en sí, el problema es cómo actúa la persona. No es lo mismo ir a coaching y aprender habilidades sociales o redefinir el estilo de liderazgo que huir hacia manipulaciones, poner a otro de chivo expiatorio o amenazar a los otros.
La gente que se inspira en un liderazgo con clase y con valores no nace, se hace. Escríbeme, podemos trabajar en ello.
3 Estar convencido de que el equipo no está trabajando. O que ahora que hay teletrabajo, trabajan menos. Así que hay que tenerlo controlado —aunque sea por un robot—. Esa es la fórmula perfecta para que comiencen las tensiones y en poco tiempo quizá hasta haya cartas de renuncia. Un buen management no necesita gestionar basado en el miedo si sabe cómo asegurar que los plazos de trabajo se cumplan y facilita la comunicación.
4 Apagar el humor. El periodo sigue siendo difícil, pero todos necesitamos relajarnos un poco, sea en el trabajo o en la vida perso. Quien tiene buen sentido del humor que lo saque por favor, que no lo retenga dentro. Hasta yo lo agradeceré.
5 Exigir la inmediatez. Hay un riesgo de entrar en una dinámica en la que el equipo de trabajo emplea más tiempo y energía en responder al manager a los 5 minutos que a trabajar de verdad. Aquí la regla es simple: si algo es urgente, se llama por teléfono. Todo lo que se envía por otro medio (mensaje, email) no es de respuesta inmediata. De ahí que el modo detox, de mirar el email menos veces al día es bueno para la productividad.
Cosas a sí hacer:
Dejar claro el objetivo, los resultados deseados y las prioridades: esto permitirá ayudar a reconectar con el por qué —o el para qué— de estar en el puesto de trabajo.
Equilibrar voz y texto. No dejarlo toda la comunicación a los intercambios por escrito porque no se quiera interactuar con la gente. Los malentendidos por textos por escrito están a la orden del día, y la pasivo-agresividad también.
Confiar más en el equipo y en sus ocupaciones fuera del trabajo. ¿Se pueden equilibrar confianza y respeto? Depende del equipo y sobre todo, de la actitud de la persona a cargo. Es cuestión de integridad, estándares y límites, y la gente que ha trabajado en ello lo confirma. Si quieres ganar estatus por ser destacable en este tema escríbeme, podemos trabajar en ello.
Diseño: Esther Bolekia para @devetimes