Inicio Carrera 3 mentiras que necesitas dejar de contarte cuando empiezas un nuevo trabajo

3 mentiras que necesitas dejar de contarte cuando empiezas un nuevo trabajo

Paulo Coelho nos dice, sabiamente, que ”Si quieres tener éxito en la vida, debes seguir una sola regla: no te mientas nunca a ti mismo”. Desgraciadamente, las personas tenemos tendencia a hacerlo a diario y a tropezar más de una vez con el mismo obstáculo, por no haberlo visto venir… cuando ya había estado en nuestra mente y pasado por nuestra vida en otras ocasiones.

Empezar un nuevo trabajo es siempre un momento ilusionante, como el primer día de colegio. Supone que hemos alcanzado un objetivo que, buscado o no, ha llegado a nuestro horizonte y lo hemos superado con éxito, aunque tenemos la (mala) costumbre de verlo como algo ya finalizado, y nos obstinamos en no dejarnos ver que la carrera y los obstáculos empiezan precisamente ahí, en los primeros 9 días y en los primeros 90 días en este nuevo espacio profesional.

Aunque ninguna mentira es justificable, las peores son las que llevan al autoengaño y suelen derivar, principalmente, de dos circunstancias: o bien, no queremos afrontar la realidad, o bien no conocemos la realidad. Las primeras situaciones son conscientes y las segundas, no tanto.

En este escenario es, precisamente, donde solemos enmarcar esos primeros días y meses en un nuevo contexto laboral. De esta manera, encuentro tres pequeñas mentiras, tal vez demasiado habituales, que tendríamos que dejar de contarnos a nosotros mismos, para adaptarnos realmente y ser absolutamente exitosos en nuestro nuevo destino:

Preguntar es de cobardes.

Nada más lejos de la realidad. En los primeros días y hasta los primeros meses debes conocer las personas, el entorno laboral y no laboral, averiguar y entender los procesos, consultar mucho. Demuestra interés, demuestra entusiasmo y demuestra proactividad.

Es el periodo de gracia tanto con tus jefes como con el resto del personal. Si bien tu entorno tendrá un —relativo— exceso de trabajo para poder darte información, situarte, trasladarte documentos y reglas escritas y no escritas… No hay nada peor que encontrarse con un proceso que parecía sencillo y, pasados los meses, no resultas capaz de resolverlo porque no has obtenido toda la información que precisabas.

 

Mis nuevos compañeros, el equipo, me estaban esperando “como agua de mayo”.

Puede que alguno vea la necesidad de tu contratación, pero en la mayoría de los casos puedes haber terminado con las aspiraciones de alguien que optaba a esa posición.

En la mejor de las circunstancias, los equipos y los grupos ya están formados por afinidad, por edad, etc y eres tú el que tiene que adaptarse a ellos, encajar; si tu posición es de relativo liderazgo, de coordinación o de gestión, además, tendrás que aprender a lidiar con los boicoteadores —siempre hay— con los aduladores —por supuesto que los hay—, y con los que no tienen ningún escrúpulo en darte la espalda —que también conocemos este perfil—.

Pero no todo son grises: todos sabemos que en cuanto salgamos al patio, compartamos un bocadillo y juguemos al balón o a la comba, normalizamos la situación frente al “nuevo”. Conocer nueva gente, trabajar en una nueva diversidad social, es siempre un reto apasionante y un momento de crecimiento personal.

Te han contratado porque eres un crack, por tu valía profesional: Ahora, ya te puedes relajar y disfrutar.

Disfrutar, por supuesto; relajarte, no. No es el momento. Evidentemente eso no significa que estés estresado o más de lo que un nuevo reto, la puesta en marcha de nuevas estrategias y nuevos objetivos suponen. Debes contar con que, efectivamente, has sido contratado porque eres necesario, pero nadie es esencial y eso debemos tenerlo siempre en consideración: lleves una semana o lleves diez años en el mismo cargo o misma empresa.

Cada día, cada momento, es el mejor para demostrar que has llegado porque aportas un valor esencial, porque puedes hacer cosas nuevas y buenas, porque eres el mejor colaborador para ese equipo del que desde ya, has decidido formar parte. Esta es tu verdad y tu realidad: Estás motivado, eres objetivo y quieres dar lo mejor de ti mismo aquí y ahora.

Y recordemos siempre que la autoconciencia nos ayudará a tener y mantener una imagen más precisa de nosotros y de nuestro entorno; así que ánimo, mucha suerte y éxitos en tu nuevo trabajo.


Imagen: Anonymously anonymous

Google search engine
Artículo anteriorTecnologías exponenciales
Artículo siguienteAmor y liderazgo
Abogada por vocación, asturiana de nacimiento y convicción. Soy amante de la música y de la gastronomía, principalmente de la francesa y de toda su cultura, literatura y, en general, su Joie de vivre. Conectar personas y profesionales, y buscar soluciones ágiles a retos diarios, forman parte de mi agenda y mis pasiones.

¿Qué opinas? Hablemos.