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Cuando el burnout es auto-infligido

Imagen de Jira

Es posible que al leer esto, algunos piensen que estoy equivocada. Tal vez hasta te pensarás con algo o mucho de enojo: el agotamiento es causado por jefes desagradables. 

No me malinterpretes, sé bien que hay jefes que presionan hasta agotar a sus empleados. También que muchas veces las circunstancias pueden hacerte sentir que es imposible parar, aún cuando estás cansado. Entonces, sigues y sigues hasta agotarte por completo. Hasta que te quemas.

Sin embargo, muchas veces la decisión de seguir trabajando hasta el punto de agotarnos es nuestra y solo nuestra. Aunque la mayoría de las veces no somos conscientes de esto hasta que ya es tarde. 

En este artículo explicaré algunas razones comunes por las que nos auto imponemos un ritmo insostenible y compartiré consejos útiles a aplicar cuando el burnout es auto-infligido.

El pesado equipaje del burnout

Es común pensar en cambiar de trabajo cuando se experimenta burnout. Al enfrentar una situación así, puede parecer que el trabajo actual o incluso la profesión en sí no son para uno, y se busca un cambio para encontrar algo más acorde con nuestras necesidades. Yo pasé por eso, y decidí cambiar de empleo.

La cultura de la empresa fue diferente a mi trabajo anterior. Se respetaba el tiempo de descanso, sin presiones excesivas y enfocado en el bienestar de los empleados.

Sin embargo, pronto descubrí que la tendencia al agotamiento seguía allí. Había traído conmigo un enorme equipaje desde mi empleo anterior, donde mi jefe presionaba constantemente. En ese entonces, era demasiado inexperta para establecer límites en el trabajo. 

Ahora, tenía más experiencia y estaba en un lugar con una mejor cultura laboral. Sin embargo, seguía quemándome como antes, trabajando más allá de mis límites autoimpuestos.

Aún cuando ya no había un jefe presionándome, yo continuaba trabajando hasta agotarme.

También puedes leer: Cuando tu empresa no entiende sobre salud mental.

¿Cómo manejarlo?

Puede parecer un cliché, pero es crucial cerrar el capítulo de tu trabajo anterior. Asegúrate de encajar en la cultura de la empresa y adaptarte a sus prácticas. Otros consejos útiles para dejar atrás el agotamiento incluyen:

  • Identificar tus necesidades, tanto profesionalmente como en otras áreas de tu vida. Busca un trabajo que se alinee con esas necesidades. 
  • Aprende a decir «No» a tus jefes, compañeros de trabajo y subordinados. 
  • Establece horarios para cuando estás disponible para responder correos electrónicos o tomar llamadas, y horarios para cuando no lo estás.

Ética de trabajo y altas expectativas

Muchas veces, el sentido de ética, el perfeccionismo y las altas expectativas pueden llevarnos a trabajar más de lo necesario. Por ejemplo, cuando nos encontramos con compañeros de trabajo que no cumplen con nuestros estándares. En lugar de dejarlo pasar, nos encargamos de que todo esté en orden, aún si eso implica quedarnos hasta tarde o trabajar los fines de semana. 

Esta forma de actuar, que puede llevar a cualquiera al agotamiento, obedece en gran parte a nuestras propias y desmesuradas expectativas. 

¿Cómo manejarlo?

Es importante reconocer cuando las expectativas poco realistas o demasiado altas se vuelven contraproducentes, y buscar los medios para reducirlas a niveles más manejables. 

Además, conviene que consideres los siguientes consejos:

  • Evita la autocrítica excesiva y el perfeccionismo.
  • Dedica tiempo a actividades de ocio que disfrutes y te permitan relajarte.
  • Respeta tu hora de salida y días libres, tus horarios de disponibilidad y tus límites en general.

La maldición del ganador

Cuando estás acostumbrado a ser un gran triunfador, ahí es cuando entra en juego la maldición del ganador: esa sensación de que eres tan bueno como tu último éxito. Esto se convierte entonces en la medida de nuestro valor, lo que nos lleva a aumentar las expectativas y, a menudo, a trabajar más de lo necesario.

Pasas tu tiempo luchando para llegar a alguna parte y lo último que quieres hacer cuando has atravesado barreras, roto techos de cristal y hecho sacrificios para llegar a donde quieres estar, es renunciar a todo.

Incluso cuando estás exhausto, y lo menos que quieres hacer es quedarte hasta tarde en la oficina.  

De allí que el burnout autoinfligido sea tan común en personas de 45 años o más, y que además sean ellos quienes con más desesperación deseen deshacerse de ese grillete. 

¿Cómo manejarlo?

Superar la maldición del ganador implica reconocer que el éxito no lo es todo. Piensa en cómo se ve el éxito para ti. Si se presenta en una forma que amenaza tu salud mental y física, entonces quizás sea momento de detenerse y reevaluar. 

Reconoce las prioridades según la etapa de la vida en la que te encuentras, y en función de ello, prioriza tu tiempo, atención y energía.

¿Y si trabajo en una empresa que promueve el burnout?

Si bien, el burnout con frecuencia es autoinfligido, existen lugares donde se exige un ritmo de trabajo imposible de equilibrar con la vida personal. Lugares donde el cansancio es la norma. 

Siempre puedes elegir aceptar o rechazar la presión, y si las exigencias de la empresa no son compatibles con las tuyas, es mejor buscar otras opciones laborales en lugar de agotarte y sentirte miserable. No veas como un fracaso personal si tienes que dejar un lugar de trabajo tóxico.

Tú decides si deseas continuar bajo presión y terminar agotado, o si prefieres buscar un camino diferente, una vida más equilibrada y de mayor bienestar. 

Y si eres la persona en la que siempre delegan, este artículo debería ser el siguiente que leas.

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Creo que existe una solución para cada problema. Y que toda solución comienza con la actitud correcta. Soy licenciada en administración, me apasionan las personas, las organizaciones y encontrar formas para crecer, relacionarnos y construir nuevas y mejores realidades.

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