Si eres hombre, dos veces, por indicación de la ciencia
A nadie le gusta una persona que interrumpe constantemente. La gente que interrumpe cae mal. Interrumpir es grosero, es pobre. De hecho, es uno de los peores hábitos a la hora de escuchar —no lo digo yo, lo dice la ciencia; esto es, la encuesta que hice en Twitter de una muestra bastante respetable de personas—. Pero siempre que paso al lado de un grupo de personas, la interrupción es lo que más se produce. Es como si los debates necesitaran las interrupciones constantes, hacerse oír por encima del otro como barómetro de la agilidad mental o de inteligencia. Aunque por otro lado nos gustan los diálogos de las películas porque las conversaciones se dan con sus silencios, sus armonías, sus miradas, su tiempo. Nos gusta enviar audios porque ahí no nos interrumpen. Pero quien no haya interrumpido nunca, que tire la primera piedra. En esto de interrumpir, lo que entra en juego es el poder.
(5 segundos de pausa)
Sí, el poder. Empecemos por la ciencia de la interrupción. Tonja Jacobi y Dylan Schweers buscaron desenredar la relación género, rol, edad a la hora de interrumpir para saber si había alguna relación. Y llegaron a resultados que a mí no me sorprenden:
- Los hombres tienden a interrumpir más a las mujeres que a otros hombres.
- Y no es cosa de roles o de subordinación, es cosa de género. Incluso en lo más alto de su carrera «las mujeres son interrumpidas por los hombres, no solo por sus colegas, sino por sus subordinados».
¿Por qué se interrumpe en ciertos contextos?
Para mostrar poder. Me explico. En culturas occidentales hay miedo al silencio, y por otro lado, a que la otra persona diga todo lo que tiene que decir y se vaya, sin que tengas la oportunidad de responder, o —más bélico aún— contraatacar. O quizá uno quiere sentirse superior, o no dejar a esa persona —esa mujer— mandar sobre uno. O porque uno tiene mala memoria y prefiere soltar su idea antes de que se le olvide. Sin contar con que el ego ama poder dirigir conversaciones.
Si interrumpir es una conducta tan común, y te resta atractivo, dejar de interrumpir es algo difícil. Sobre todo si tienes el hábito. Y más si estás en el trabajo, un lugar a veces selvático. Y si quien está hablando es esa personita a la que algo dentro de ti ve con un poco de desdén. Pero voy a decir algo: no tiene más poder quien más interrumpe. Tampoco sabe más. Es más poderoso escuchar y responder demostrando haber contado con todo lo que la otra persona tenía que decirte.
Cómo dejar de interrumpir en el trabajo
(Esto también me vale a mí)
1- Muérdete la lengua. La clave es la práctica. Te vas a centrar en escuchar lo que la otra persona tiene que decir, aunque ya lo sepas, aunque se haya equivocado, aunque eso que está diciendo ya lo has dicho. Practica la paciencia.
2- Haz una pausa. Debemos acabar con esa creencia de que hay que llenar cada segundo con parloteos.
3- Para dejar de interrumpir, toma nota de lo que están diciendo. Si no es nota mental porque tu memoria no llega a tanto, pues nota física, ya ves tú. Practica la memoria. La razón por la que la mayoría de la gente interrumpe, yo incluida, es porque tenemos un pensamiento que queremos sacar antes de que se nos olvide. Estamos convencidos de que es brillante, vital para la conversación. Que sí, puede serlo, pero eso no significa que tengas que escupirlo enseguida. ¿Ah, se te olvidó? Quizá no era tan vital. Pero bueno, seguro que hay alguna oportunidad de exponer la idea. Cuenta con la ventaja de hablar cuando hay más silencio.
4- No hables antes de tiempo. En algunos conciertos de música clásica, cuando los músicos hacen una pausa entre pieza y pieza, solo aplauden los que no saben de qué va la cosa.
5- Evita ser la persona que habla tanto que no terminará de hablar a menos que la interrumpan: me he encontrado individuos que son así. Comienzan a hablar y parece que nunca cerrarán la boca. La única forma de tener tu espacio en esa conversación es irrumpir. No porque quieras, sino porque no queda otra.
Así de simple, así de complicado.
Sírvete de las herramientas que puedas. Pero el resultado te compensará con creces el esfuerzo. La gente que escucha sin interrumpir cae mejor, es más respetuosa y levanta más cariño. Vamos a ponernos con ello.
Y por si acaso, lee este artículo: ¿Eres seguro de ti mismo, o estás siendo arrogante?
Me ha encantado el artículo! Y no sólo el contenido, sino el cómo está escrito. Ligero y al grano.
Me ha hecho pensar… Sobre que a las mujeres nos interrumpen más… No será que también nos enrollamos más?
Saludos!
Gracias por leernos! Ambas caras de la misma moneda. También hay hombres que se enrollan mucho y curiosamente no se dejan interrumpir (siguen y siguen…)
Saludos!