Imagina que un día te despiertas y tu jefe te da la noticia de que te ha ascendido, te dice que eres el mejor y que confía en ti para liderar un equipo y ejecutar la estrategia de la empresa. Te sientes emocionado y orgulloso. Este es el momento que estabas esperando, el inicio de una carrera exitosa y gratificante.
¿Qué podría salir mal?
Definición estándar de mando intermedio:
Un mando intermedio es alguien que ocupa un puesto de liderazgo y procura gestionar la progresión de su equipo, comunicar las decisiones de la alta dirección y ajustar los flujos de trabajo, los procesos y las prioridades para alinearlos con los objetivos generales de la empresa.
Ahora, la realidad.
Ser un mando medio es como ser un malabarista: tienes que equilibrar las responsabilidades, expectativas y presiones de arriba y de abajo. Convertir la visión de los jefes en planes reales y al mismo tiempo gestionar y apoyar a tu equipo.
Es un reto que nadie quiere en tiempos de crisis, de agotamiento, de renuncias y despidos silenciosos. De muchas cosas que no se dicen, pero se sienten. Ser un gerente intermedio es el rol más duro y estresante. Es el reto que todos quieren evitar.
La carga de trabajo y las prioridades conflictivas
Hablemos de lo que es estar entre la espada y la pared. Los mandos medios son los malabaristas de la empresa, capaces de combinar las responsabilidades operativas, la gestión de equipos y las iniciativas estratégicas. No hay comunicación clara ni alineación entre el liderazgo directivo y los mandos medios.
El resultado es un gran desafío para rendir, que puede convertirse en una oportunidad de crecimiento y reconocimiento, aunque no es tan sencillo.
Para lograr el equilibrio, necesitan desarrollar su liderazgo, su inteligencia emocional y su adaptabilidad. Las empresas deberían apoyarlos y empoderarlos, ya que son clave para crear una cultura de trabajo saludable. Pero pocas lo hacen, dejándolos solos ante los conflictos y los cambios.
Mucha responsabilidad y poca autonomía
Los mandos medios se enfrentan a un dilema en su trabajo. Por una parte, son responsables de los resultados de sus equipos: el desempeño, la calidad y la motivación de sus colaboradores.
Por otra parte, no tienen suficiente poder ni recursos para asegurar esos resultados. Están sujetos a una estructura jerárquica que les impone restricciones y supervisión. Deben tomar decisiones importantes, pero necesitan la aprobación o el respaldo de otros para llevarlas a cabo.
Es comprensible que se sientan frustrados, impotentes o estresados. Esta situación podría mejorar si las empresas les otorgan más confianza, recursos y flexibilidad.
Si vas a ascender, toma aire y lee este artículo.
Reconocimiento y oportunidades de crecimiento escasas
Los líderes de mando intermedio suelen ser los malqueridos del mundo laboral. Invisibles para muchos: ni son parte de la élite directiva ni son parte de la masa trabajadora.
Su trabajo es vital, pero pocos le dan el reconocimiento que merecen. Y lo que es peor, su motivación es escasa, pero nadie lo remedia. Necesitan más feedback positivo, tanto por parte de sus jefes como de sus colaboradores. Los que conozco reciben pocos elogios por sus logros y sus esfuerzos. Tampoco tienen muchas oportunidades de desarrollo profesional o personal.
Como resultado se sienten estancados en un puesto sin futuro ni proyección.
El impacto en las nuevas generaciones
A los jóvenes de hoy no les seduce la idea de escalar puestos en una empresa. Tal vez sea porque han visto lo que eso conlleva: estrés, frustración, sacrificio y poca recompensa. ¿Quién quiere eso?
Además, según una encuesta de McKinsey, casi una cuarta parte de los encuestados de la Generación Z no espera jubilarse nunca, y sólo el 41 por ciento espera tener una casa propia algún día. Por eso, prefieren trabajos más flexibles, creativos y autónomos. Quieren disfrutar de su vida, no ser esclavos del trabajo.
Ellos no sueñan con ser gerentes. Por eso, no les tiembla el pulso a la hora de renunciar en silencio. Han visto los problemas de sus padres y ahora de sus jefes, y han decidido no caer en la trampa de la cultura del trabajo duro.
Este es un aspecto que no se puede ignorar, si consideramos que esta generación es el futuro. Entonces, ¿qué pasará con las empresas sin este pegamento humano llamado mando medio?
¿Qué hacer si eres mando medio?
No te desanimes si eres un mando medio. Aunque a veces parezca que estás atrapado entre la espada y la pared, hay cosas que puedes hacer para mejorar tu situación y tu bienestar.
- Busca el apoyo y la retroalimentación de otros mandos medios. Tener un mentor o un promotor en puestos directivos nunca está de más. Pero no subestimes el poder del apoyo horizontal. Ellos saben lo que se siente y pueden darte consejos o ánimos.
- Comunícate claramente con la dirección y con tu equipo. Asegúrate de que todos estén alineados en cuanto a las metas, los recursos y las expectativas de tu rol. Busca un equilibrio entre lo que te exigen y lo que puedes ofrecer. Esto implica tener reuniones donde se defina y se reclame tu propósito y los objetivos compartidos.
- Delega tareas y responsabilidades a tus equipos. Esto fomenta la autonomía, compromiso y confianza. Te quitarás un peso de encima.
- Busca oportunidades de aprendizaje y crecimiento desde el rol que desempeñas. Usa el mando intermedio como un punto de partida para ir más allá, dentro o fuera de la empresa.
Sin el mando medio, la mayoría de las empresas se desmoronarían. Por eso, merecen reconocimiento, apoyo y valoración. Pero no sólo eso. Ser un líder de mando intermedio también tiene aspectos positivos. Te permite desarrollar habilidades indispensables en la gestión de personas y proyectos, entre otros. Te da la oportunidad de conocer a fondo las operaciones de cualquier negocio.
La clave está en no quedarte estancado en este puesto, sino en usarlo para impulsar tu carrera. Pero sobre todo en saber diferenciar aquellas empresas que te permiten crecer desde un puesto de gerencia media, de aquellas en las que no vale la pena ni siquiera intentarlo.
Sigamos hablando sobre la salud mental de las managers millennials, algo de lo que nadie habla.