Que tu esfuerzo no sea reconocido y justamente recompensado suele ser molesto, fatigante y abrumador. Si estás dando lo mejor de ti y tu jefe no ve lo que aportas necesitas hacer un alto y evaluar la situación.
Continuar así favorece la posibilidad de que otros se lleven tus méritos o a una evaluación de bajo desempeño que puede costarte el despido. Finalmente, un evidente desgaste físico y psicoemocional.
A continuación, detallamos tres posibles razones por las que tu jefe no ve lo que aportas en tu trabajo y cómo abordarlo de manera saludable y profesional.
Tu jefe no ve lo que aportas porque quizá le parezca irrelevante
Es necesario aclarar qué es lo que se espera de ti en tus tareas. Quizá tu jefe no ve lo que aportas porque aquello en lo que te esfuerzas no es su prioridad.
Es importante saber ¿Qué es lo que tu jefe valora más en su equipo y en el trabajo? Responder será tu próxima asignación si aún no lo sabes.
Es cierto que cada jefe busca destrezas y experiencias distintas en cada empleado. Pero necesitas demostrar que tienes las cualidades que él más valora y, sobre todo, tu manera particular para abordarlas.
Conviene estar atento a sus comentarios, juicios de valor, su manera de plantear las estrategias, inquietudes o prioridades.
Haz notar tus competencias
Reconocer tu desempeño sin intenciones de superioridad ante tu equipo es justo; es incluso una muestra de respeto y valor a ti mismo.
Puedes solicitar a tu jefe una observación del último trimestre o semestre en la que se describan tu trabajo y aportes. Además, destacar tus actividades de manera continua.
Restar valor a lo que haces frente a los demás y permitir que otros se lleven tus méritos ¿en qué te favorece? Internaliza la situación.
El «exceso de modestia» que no destaca tu desempeño podría ser el cauce para tu reporte de bajo rendimiento arriesgando tu empleo.
Tu desempeño le hace sentir amenazado
Un jefe o superior inseguro de sí mismo se verá confrontado frente a un supervisado que destaca y que «lo supera».
Ante esta situación él no reconocerá tus logros y evitará, a toda costa, tu participación en cualquier asunto de la empresa. Algunas situaciones amenazantes para él podrían ser:
- Que surjan comparaciones en las que no se vea tan favorecido.
- Que queden al descubierto sus debilidades dejando en entredicho su competencia en el cargo, su reputación.
- Se le exigirá más de lo que no quiere o no puede dar
Evidentemente, estos son miedos que le corresponde solo a él asumir, pero de alguna manera deberás aprender a lidiar con ello porque, simplemente, él es tu superior.
Afróntalo con simpatía y valor
No te convertirás en su terapeuta, pero necesitarás conocer y comprender sus inseguridades para abordarlas con cautela.
Procura la cercanía, sé capaz de aportar esa confianza de la que tanto carece. No será fácil pero lo irás logrando. Sabrás qué esperar y cómo responder audazmente a sus actitudes.
Al mismo tiempo, ten el valor de comenzar a mostrar al resto del equipo lo que eres capaz de hacer. Haz notar tanto tu desempeño grupal como individual. No está mal siempre que prevalezca el respeto.
Si es un jefe que violenta o humilla acude al apoyo laboral ante otro jefe superior, departamento competente o toma la sabia decisión de marcharte.
El jefe sólo ve lo que aportan sus amigos
¡Qué impotencia! el reconocimiento o ascenso por el que te has esforzado es concedido al amigo del jefe.
La cultura del amiguismo o favoritismo es una realidad en las organizaciones.
Ante ella lo más indicado y saludable es encarar al jefe para aclarar ¿qué ha considerado para asignar el ascenso al compañero? Lo necesitarás para considerar tus próximas acciones.
¡Que el mejor aporte sea para ti!
¡Así es! Quizá el mejor aporte que puedes ofrecerte es tomar tus cosas y marcharte. Continuar o desistir es una decisión que sólo te corresponde a ti, cuando tu jefe no ve lo que aportas.
Por 13 razones: es hora de irte de ese trabajo
No se trata de huir sino de estar convencido de que mereces lo mejor y que tu potencial se mal administra bajo estas condiciones.