El mundo está lleno de profesionales brillantes, súper estrellas, que pierden la seguridad en ellos mismos cuando sale la cuestión «despido» a la luz. Seguimos cargando ese estigma, como una pegatina de vergüenza, cuando no lo es.
Hay gente que no rompió nada, no faltó a su puesto, cumplió con sus obligaciones. Pero hizo una cosa terrible: hacer enfadar a la persona equivocada. Y eso, paradójicamente, es muy fácil. Solo hace falta, por ejemplo, decir la verdad cuando todo el mundo alrededor se queda callado.
A nivel individual no es malo que nos despidan. Puede ser hasta bueno. Obviamente, se va a armar un revuelo a nuestro alrededor porque habrá gente que se enterará y se sentirá superior a nosotros y su misión será hacernos sentir peor —esos no saben lo que es, que les despidan, es por eso—. Pero incluso si con sus palabras buscan pararnos, no lograrán ni que vayamos más despacio.
Por supuesto que hay perjuicios en perder el trabajo, es obvio. Buscar un nuevo trabajo puede ser más complicado —pero de la misma forma en que la empresa nos despida, nosotros también la podemos despedir. Mira al final del artículo cómo responder a la típica pregunta «por qué quieres trabajar aquí». Por eso queremos que prestes atención a estos ocho puntos positivos porque, si recuperas tu poder, podrás contrarrestar todos los negativos.
- Te reafirmas en que ese trabajo no era para ti. Bien por el jefe incompetente, bien porque estabas siendo una persona que no querías ser. ¡Ahora eres libre para ser tú!
- Cuando te despiden, te das cuenta de que aunque sea una faena, puedes elegir qué trabajos buscar, y cómo prepararte para ellos. El estar intentando agradar a una jefa que te cae mal, o adaptarte a un trabajo que no te gusta cuesta gestionar la energía para buscar un trabajo fuera de tu horario laboral.
- Si tienes un fondo de emergencia, o una compensación por desempleo, puedes salir adelante sin la desesperación de tener que firmar un contrato corriendo. Con el tiempo que ahora tienes puedes conseguir una formación que se traduzca en un mejor salario. Se sabe ya que hay empresas en las que si quieres un aumento de sueldo, la única forma de lograrlo es irte.
- Cuando te despiden, puedes sentir hasta un alivio. Has estado en la cama de madrugada pensando en el trabajo porque buscabas mantenerlo a toda costa. Ahora que estás fuera ves que no era para tanto
- Cuando te despiden ganas perspectiva en tu vida y en tu carrera. ¿Qué quiero realmente en mi carrera? ¿Qué quiero en mi vida? Es tu vida, es tu carrera, ya no son tus jefes los que las definen. ¿Adónde quieres ir ahora?
- Cuando te despiden, puedes saber con quiénes puedes contar de verdad. Primer paso: salir triunfante del grupo de Whatsapp del trabajo. Segundo: librarte de esos compañeros pesados, de las colectas indeseables. Tercero: compañeros que te aconsejarán para que puedas salir adelante. ¡Hacer limpieza sienta genial!
- Cuando te despiden, puedes evaluar en busca de pistas sobre lo que vas a tolerar y lo que no en la vida. Quizá en la entrevista la que hoy es tu ex-jefa dijo indirectamente que no aceptaba que nadie la cuestionara, y ahora que miras atrás decides que nunca más trabajarás para gente insegura.
- Cuando te despiden, te haces más fuerte. Te das cuenta de que alguien te diga “¡No me caes bien, no quiero trabajar contigo!” no es tan malo. Que te despidan te permite ver que aunque aparentemente no tengas poder, tienes más influencia sobre los demás de lo que piensas.
Desde Dévé te decimos, no es culpa tuya al 100% que te despidan. No todo manager, ni todo trabajo te merece. Además, si no sales de un puesto de trabajo que no está hecho para ti, las fuerzas del universo harán que salgas. ¡Y te encarrilarán hacia el lugar al que perteneces!
Dejé de responder al “por qué quieres trabajar aquí”. Logré lo que quería realmente