En algunas empresas, la cultura laboral se basa en la idea de que todos son una gran familia. Organizan eventos y actividades para que todos se sientan amistosos, pero ¿qué pasa si no quieres socializar con tus compañeros fuera del trabajo?
Hasta cierto punto esto ha sido una reacción de las empresas ante los cambios que generó la pandemia. Pero la lealtad no va a construirse si no se abordan los problemas reales como el salario y la cultura laboral. Ninguna pizza, fiesta ni happy hour va a cambiar esto.
Los millennials hemos descubierto que trabajar horas extras y esforzarnos al máximo no siempre significa que obtendremos lo que merecemos. Además, muchos de nosotros estamos formando familias y tenemos diferentes prioridades. Preferimos estar en casa en lugar de salir con nuestros compañeros de trabajo, por muy bien que estos nos caigan.
Pero algunas empresas aún insisten en las actividades de vinculación como una forma de combatir la baja moral y las renuncias silenciosas. Honestamente, a mí me caen bien mis compañeros, pero no quiero pasar más horas con ellos. He conseguido librarme de las situaciones incómodas, hacer un buen trabajo e irme a casa. Déjame compartir en este artículo cómo lo logré.
El gran chantaje: somos como una familia
Todos hemos escuchado a algún jefe decir que «Aquí somos como una familia». Pero no es sano ni realista pensar así, especialmente si se espera que trabajes muchas horas por un bajo salario. No debes poner la lealtad a tu empleador por encima de tus propios intereses, mucho menos si sabes que no te corresponden de la misma manera.
Es simple: el trabajo no es una familia. Es bueno y deseable tener relaciones sanas con tus compañeros, pero al final del día, todos somos reemplazables. Estás ahí para trabajar y recibir un pago. Debes cuidar de ti mismo de la misma manera que tu empleador se cuida a sí mismo. Esta es la realidad, y no hay nada de malo en ello.
Lo que no está bien es que los empleadores que se jactan de ser como una familia con frecuencia usan la lealtad como una herramienta para chantajear a sus empleados. Tildan de «no jugadores de equipo» a quienes no participan en eventos sociales fuera del horario laboral.
Hacer un buen trabajo es toda la prueba que necesitas de que estás comprometido. Cualquier conversación acerca de ser una «familia» que exige más que esto a sus empleados solo busca manipularte. Y no se diferencia mucho de cuando tu mamá trata de hacerte sentir culpable para que hagas algo diciendo «pensé que me amabas».
La clave está en poner límites claros y firmes
A lo largo de mi carrera profesional he tenido la oportunidad de trabajar en sitios geniales con una cultura colaborativa, donde he hecho amistades muy valiosas. Pero solo porque te gusten tus compañeros de trabajo no significa que quieras pasar tiempo con ellos fuera del horario laboral, como si ocho horas no fueran ya bastante.
He aprendido que establecer límites no significa que no puedas colaborar. Pero es importante ser firme con el tiempo personal y de descansos. A veces, simplemente tienes que decir «No» cuando estás demasiado ocupado con tu propio trabajo para ayudar en otros proyectos o asistir a eventos sociales.
No me malinterpreten, socializar con las personas adecuadas es importante para cualquier carrera. No avanzarás sin una adecuada cuota de networking. Pero hay una enorme diferencia entre crear redes, y una obligación a compartir con compañeros en tu tiempo personal.
Cuando esto supone una piedra de tranca en los ascensos
Saber poner límites es clave para mantener un balance sano. Pero, lamentablemente, muchos jefes no ven así y lo toman como falta de lealtad (lo decíamos en Las horas extra incrementan la brecha de género). Incluso, he escuchado de empresas que amenazan abiertamente con represalias si no te unes a las actividades sociales.
Y existen empresas donde llegas a darte cuenta que esto será un problema, aún cuando no lo digan claramente. Aunque ya hemos visto ciertos precedentes. Una usuaria de Tik Tok afirmó que su empresa emitió un contundente mensaje: socializa o serás despedido. Da cuando menos un poco de miedo que existan lugares así.
Ahora bien, si no eres muy sociable, y te preocupa que la cultura de tu empresa te limite en lo profesional, puedes preguntarle directamente a tu jefe. También puedes prestar atención a quiénes son ascendidos, y aún más significativo, quiénes no lo son.
Pero aquí está el detalle: si descubres que no socializar limita tus posibilidades de crecimiento, no significa que tengas que cambiar quién eres. Podrías tratar de fingir hasta que lo logres. Fingir más entusiasmo es una jugada válida, según tus intereses y lo cómodo que te sientas con ello.
O, podrías decidir que esta empresa no es la adecuada para ti y comenzar a buscar algo que se ajuste mejor a tu estilo de vida.
Ahora, seamos realistas, la mayoría de los trabajos requieren cierto nivel de socialización. Según tus metas, podría valer la pena aprender a jugar el juego. Y claro, según tus objetivos, podría ser preciso aprender a jugar con estas expectativas.
Pero todo dentro de los límites de lo razonable. Una cosa es pasar la hora feliz de vez en cuando, cantar cumpleaños, o asistir a la fiesta anual; y otra distinta es convivir en un lugar donde las actividades de vinculación se convierten en una obligación.