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Mi trabajo no me motiva, pero no puedo dejarlo ahora

Escenas de camerino: cuando tu trabajo es raíz de tus males, pero no puedes dejarlo

Estoy atrapado. Así es como me siento la mayoría de los días cuando me siento en mi escritorio y hago un trabajo que no me motiva. Quiero irme pero no puedo. Hay muchas razones por las que no puedo dejar mi trabajo en este momento. La principal es que lo necesito, aunque no quiera admitirlo. Y parece que mi trabajo lo sabe.

Me gustaría dejar el trabajo sin preocuparme con el plan B, hacer un gran movimiento, como anuncian los gurús de los anuncios de Youtube. Yo también tuve un momento durante la pandemia en el que reflexioné sobre el sentido de mi trabajo. También sentí esperanza cuando hablaban de un futuro distinto. Di gracias en secreto al coronavirus porque por fin podría trabajar desde casa y quizá mudarnos a un lugar más apacible, lejos del mundanal ruido. Y me hundí cuando en mi empresa dijeron que “nanai, todos de vuelta a la oficina”. 

No siento que mi trabajo esté haciendo nada por mí. No estoy aprendiendo nada nuevo, no estoy siendo desafiado y no siento una sensación de logro por ello. 

Así que por ahora, estoy atascado. No es una situación ideal, en la que claramente no estoy solo. Sin embargo, entre amargarme la existencia y adaptarme en este escenario provisional, creo que se puede optar por lo segundo. Proactividad lo llaman. De modo que en este pequeño espacio que me han concedido en Dévé, compartiré algunos consejos sobre cómo encontrar satisfacción en un trabajo que no te satisface. Con suerte, estos consejos te ayudarán a superarlo hasta que puedas hacer un cambio.

Guarda para después: Cuando eres la persona en la que siempre delegan.

Tengo una vida personal que hoy defiendo más que nunca.

“Estoy atrapado en un ciclo de trabajar para vivir y vivir para trabajar. Nunca tengo tiempo para nada más.”, “Mi trabajo se ha convertido en mi vida, y no es una vida que disfrute.”, “Solía ​​tener pasatiempos e intereses fuera del trabajo, pero ahora todos se han quedado en el camino.” Estas frases eran la descripción de mi vida cuando esperaba más de mi trabajo, pero ya se acabó. Cuando caigo enfermo no es mi jefe el que me trae una sopa caliente precisamente. Hoy prefiero tener un rato tranquilo —o de chill, en jerga de mi hijo— para mi familia.

Además de eso, he dejado de esperar a que sea mi trabajo el que me motive en la vida y también me encargo de sacar logro en los partidos de fútbol de los sábados por la mañana con mis colegas. 

Seguro que en el trabajo que no motiva hay algo que llena un poco.

No puedo irme ahora, pero odio cómo me hace sentir mi trabajo. Desperdiciado. Estudié y me formé para ser y hacer más de lo que estoy haciendo ahora. Pero no voy a decirlo en alto, ¿para qué exponerme a que me despidan? Renunciar no es una opción en este momento, así que solo tengo que seguir hasta que algo cambie. Con suerte, algún día pronto podré encontrar una manera de salir de esta rutina y entrar en una carrera que realmente me haga feliz.

Pero mientras tanto, sin llamar la atención, se puede encontrar algo que llene un poco. Algo que esté haciendo el de tres mesas más allá. Un curso, una conferencia. Un proyecto diferente, interesarse por aspectos interesantes o desafiantes. En algunos casos no hay por dónde rascar (incluso hablando con el jefe), así que busco la forma de hilar lo que estoy haciendo ahora con lo que puedo hacer en el futuro.

He optado por la Renuncia silenciosa, pero me llevo bien con la gente.

¿Estoy mal? Sí, pero no quiero llamar la atención. Además, yo soy yo y mis circunstancias. Por mi lado pasan compañeros más ambiciosos, aún dispuestos a darlo todo por el trabajo. Pero ellos no son yo, a mí mi trabajo no me motiva. No tengo por qué ir más allá si no tiene sentido. Curiosamente, ahora que veo mi trabajo de otra manera, he comenzado a competir menos y cooperar más, ahora me llevo mejor con mis compañeros. No quedaría con ellos para cenar, pero lo llevo con discreción. Prefiero ser amable. Si mi trabajo no me ayuda a estar más motivado, que al menos el ambiente me ayude.

De modo que no todo está perdido si no te gusta el trabajo pero no puedes dejarlo ahora. Se puede encontrar algo positivo. Hay que verlo con perspectiva, pero mantener la vista en el futuro. Hay que recordar que esta es una fase temporal —al final habrá oportunidad de ir a un lugar mejor.

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El equipo de redacción de Dévé. Alterados en la mente, porque lo nuestro es pasión por hablar de estrategia, liderazgo y estilo de vida. No lees un artículo sin subir de nivel.

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