Hace mucho tiempo vi en las TED talks una charla de Víctor Küppers en la que hablaba sobre la fórmula del éxito en el trabajo, las variables eran conocimiento, habilidad y actitud.
(CONOCIMIENTO + HABILIDAD) X ACTITUD
En el conocimiento se agrupan la educación que hemos recibido y la experiencia, la habilidad está más relacionada con nuestra aptitudes entendiendo que hay actividades que se nos dan mejor que otras. Ahora bien, la parte más importante de la fórmula es la que multiplica, y esta es la actitud ¿De qué sirve que tengamos los conocimientos y las habilidades si tenemos una actitud que no nos permite demostrar nuestras capacidades?
Imagina por un momento a una persona con una gran voz y el conocimiento necesario para cantar y tocar la guitarra, que fantástico, podría ser muy exitosa, pero en este caso no lo es porque por su timidez y miedo al rechazo prefiere solo cantar para los conocidos ¿Te das cuenta del problema? ¿Cuántas personas no serían fantásticas en su trabajo si fueran más amables, menos egoístas, más entregadas, más flexibles…? ¿Cuántos jefes no aprovecharían mejor a su equipo si fueran menos soberbios y supieran delegar? Podría poner miles de ejemplos como los anteriores, pero aquí lo importante realmente es que comencemos a reflexionar y nos demos cuenta que si en nuestro trabajo las cosas no están siendo como nos gustarían, quizás un cambio en nuestra actitud pueda ayudar.
Prácticas que nos ayudan a mejorar nuestra actitud
Escuchar
Todos creemos que escuchamos a los demás, pero si nos detenemos a analizarnos cuando estamos escuchando a alguien en una situación confrontante, es decir en una discusión, solucionando algún problema, desarrollando una nueva estrategia… lo más posible es que nos demos cuenta de que en vez de estar escuchando a nuestro interlocutor, estemos escuchando un murmullo externo y nuestra voz interna pensando en que responder con el fin de que el otro se de cuenta de que nuestra idea o punto de vista es el mejor.
Olvidémonos de tener la razón, que importa, más bien escuchemos al otro, este nos dará mucha información y si en vez de enfocarnos en ganar, nos enfocamos en escuchar, seguramente logremos no solo entenderlo sino también argumentar nuestra postura y ser entendidos. Mejor dicho, si escuchamos atentamente, nuestro interlocutor y nosotros comprenderemos que el punto de vista de otro también puede enriquecernos.
“Cuando hablas simplemente repites lo que ya sabes, pero si escuchas quizás aprendas algo nuevo” Dalai Lama
Empatizar
Un ser humano empático tiene la capacidad de ponerse en el lugar del otro, es importante entender que de nada sirve ponerse en el lugar de los demás si no logramos ver y analizar la situaciones desde sus ojos en vez de hacerlo desde los nuestros. La idea de la empatía es poder acercarnos a lo que los demás sienten y a cómo perciben las situaciones para poder comprenderlos realmente. La empatía fortalece nuestras relaciones, algunas preguntas que podemos hacernos para lograr ser empáticos son: ¿Por qué circunstancias está pasando mi interlocutor? ¿Necesita ayuda? ¿Le he preguntado si le pasa algo? ¿Cómo puedo ayudarlo?
Cada uno tiene sus propios vacíos y miedos, por esto cada uno actúa de forma distinta, esperar que los demás actúen como nosotros es el error más grande que podemos cometer.
Enfocarnos en lo positivo
No hay nada peor que una persona que siempre se enfoca en el problema y en vez de buscar soluciones se queja ¿Acaso quejarnos va a desvanecer lo que no nos gusta? Desde luego que no, la única manera de cambiarlo es actuando y solucionando, incluso si el cambio necesario es un cambio en nuestro comportamiento ¿Acaso si las cosas no salen como queremos que salgan no son agradables? Nuevamente no, simplemente son diferentes pero igual disfrutables, solo que por nuestras expectativas perdemos la capacidad de disfrutar ¿Acaso el que los demás no se comporten como nosotros queremos los convierte en malas personas? No, no y no, simplemente las hace diferentes a nosotros, obviamente guardando los límites normales de un comportamiento que no dañe a nadie.
Nuestra libertad termina en donde comienza la del otro.
Flexibilidad
A la hora de compartir con los demás ya sea en una relación familiar, amorosa, laboral, de amistad o lo que sea, la flexibilidad es un pilar importante, no podemos pretender que los demás se adapten a nosotros todo el tiempo porque con esta actitud, lo que estamos haciendo es exigir la empatía que no estamos teniendo con el otro. Si lo analizamos a profundidad, nuevamente estamos en función de recibir en vez de dar. Las relaciones son una retroalimentación, cuando solo nos enfocamos en nuestras necesidades, terminamos por agotar a los demás.
Ama lo que haces
Uno de los puntos más importantes para tener una buena actitud es disfrutar lo que hacemos, intenta buscar una actividad laboral que te llene y te de energía, si no lo logras y terminas haciendo lo que te toca, para no caer en una actitud apática o de amargura, buscar algo que te permita ver tu trabajo como una actividad motivadora. Hace años trabajaba como directora administrativa en una empresa del sector construcción, mi trabajo no me gustaba y el entorno era bastante desagradable para mí, comencé a notar que ir a trabajar me costaba cada vez más. Un día reflexionando en casa me pregunté: ¿Qué me gustaría hacer? Mi respuesta fue servir a los demás, ayudarlos, alegrarles la vida ¿Cómo puedo prestar un servicio a las personas con las que trabajo? Inmediatamente me puse a buscar la solución, encontré la motivación para ir a trabajar abriendo un espacio en mi tiempo para escuchar los problemas de los empleados, aunque mi trabajo no estaba directamente relacionado con ayudar sino con administrar recursos (humanos, monetarios, tiempo, etc.) pude solapar las actividades diarias que me aburrían, con una actividad que me comenzó a inundó de energía y buena actitud.
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