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Se nos rompió el coaching de tanto usarlo

¿Presenciamos la crisis del coaching? Todo comenzó bien, ¿en qué nos equivocamos? El coaching en LinkedIn se resume a frases hiper simples dirigidas a gente con mermada capacidad de atención para crear paradigmas sobre cómo debe ser un líder, cómo debe ser el empleado y cómo debe reaccionarse ante todo.

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Imagen de Joshua Hoehne

«Ser feliz es una cuestión de actitud». ¿Lo es?

La frase cerraba la narrativa de una pequeña fábula que tendía a establecer que se puede ser feliz en cualquier circunstancia, incluso en la enfermedad. Debajo del post se sucedían los cientos de agradecimientos por tan bonito mensaje. Salvo una mujer que, disculpándose previamente, dijo no estar de acuerdo (¿cuándo comenzamos a pedir disculpas por opinar distinto?), porque estaba atravesando por una situación de dolor físico y la habían despedido del trabajo. 

Vuelvo a preguntarme: ¿Podemos reducir un planteo relativo al bienestar de las personas a algo tan simple como una cuestión de voluntad? ¿Acaso una persona que sufre de depresión clínica no es feliz porque le falta actitud? 

Debo reconocer que soy un poco alérgica a las frases motivacionales, más allá de lo hermosas que puedan ser. Pues, muchas veces, vienen cargadas de mandatos tan contraproducentes como bienintencionados. Como hacernos creer que todo depende de nosotros o exigirnos que enfrentemos ciertos desafíos o eventos complejos con actitudes cercanas a un ideal social que nada tiene que ver con nuestra realidad personal. 

La motivación como fin empresarial

En el año 2015, Carl Cederstrom y Andre Spicer utilizaron el término wellness sindrome para hablar del bienestar corporativo como ideología de empresa, basado en la idea de que los empleados son responsables de su propio bienestar y que las empresas sólo pueden ayudarlos a alcanzar su máximo potencial si se preocupan por ello. De este modo abordaron la búsqueda de la felicidad y la salud como orden moral e ideológico y las consecuencias nocivas —culpa, exclusión social, mandatos ocultos— que ello provocaba.  

Trasladado al plano de hoy, podríamos tomar algunos de los cuestionamientos de ese análisis para llamar la atención sobre la tendencia actual de buscar felicidad en todos los momentos y todas las cosas. Como si tuviéramos vedado el sentir frustración o dolor ante ciertas situaciones de la vida. 

En una reciente columna de opinión, Rosa Montero habló de jueces del comportamiento para referirse a aquéllos que imponen su mirada sobre cómo debería reaccionar una persona ante ciertos estímulos. 

En el plano laboral no es distinto. Muchos de los mensajes que tienden a establecer las cualidades de un buen líder también imponen un paradigma que no necesariamente se ajusta a la realidad. Las diferencias con lo posible no sólo causan la frustración en quien no consigue alcanzar ese ideal, sino también en los empleados detrás de esos eternos buscadores de jefes de cuento de hadas. 

¿Estamos ante una epidemia de coaching enlatado?

La síntesis motivacional que proponen las frases como la que he comentado al principio, pone el foco en un nuevo problema: la hipersimplificación de la información. 

Un interesante trabajo de Gustavo A. Schwartz sostiene que sólo podemos comprender la realidad a través de una representación finita de esta, por lo que se hace necesario simplificarla para llegar al conocimiento. En cambio, cruzar los límites de la sobresimplificación nos lleva a la estupidez, pues la reducción de un concepto a través de los opuestos, como sería por ejemplo éxito-fracaso, profundizan nuestra selectividad mental y una respuesta casi automática a los diferentes estímulos.  

Hablamos aquí de reducir el mensaje a sus aspectos más básicos, sin prestar atención a los matices, ni a la complejidad, ni al contexto en el que ese consejo es transmitido. Sentencias como «todo es posible» y «si lo visualizas puedes lograrlo», son engañosas. La realidad indica que no todo es posible, y que hay factores que pueden limitar el éxito de las personas, como las circunstancias personales, los recursos disponibles o las oportunidades. 

El coaching es un proceso de acompañamiento que está en boga desde hace varios años y ayuda a las personas a alcanzar sus objetivos personales y profesionales. En la relación que se entabla entre el coach y el coachee son fundamentales la confianza, el respeto y la colaboración, pero también la calificación profesional del coach, su conocimiento y experiencia. 

Desde esa perspectiva, una coach certificada por la ICF y con muchos años de trabajo en el campo me aporta otra mirada: las frases motivacionales son una de las herramientas que se utilizan para modificar actitudes negativas del coachee. Está comprobado que permiten entrenar el cerebro, pero el trabajo no se limita a eso. Hay otros abordajes, dedicación, tiempo y un enfoque y marco adaptados a cada persona. 

Una leyenda que pone la actitud en el centro de la felicidad puede estar referida no tanto a la condición de sentirse bien en todo momento y situación, sino a la proactividad del sujeto de buscar ayuda para superar sus dificultades.  El problema puede estar dado tanto por la literalidad como por la interpretación de un mensaje como ese. Son muchos los que podrían sentir que no cuadran dentro del modelo propuesto, como la lectora del comentario disidente. 

Realidad vs. ficción

La catarata de frases positivas o motivacionales parece indicar una nueva tendencia: la necesidad de utilizar un escudo o mantra que nos resguarde del caos emocional. Tal vez sea una consecuencia de la postpandemia o parte de la cultura del «hágalo usted mismo». 

Cuando consumimos motivación como verdad enlatada nos creemos empoderados para resolver todo tipo de problemas por nuestros propios medios y con la ayuda de un mero tutorial. Así como aprendemos a pintar una pared y luego nos animamos a reparar la filtración de un caño maestro, también pensamos en potenciar nuestras habilidades o superar las frustraciones sin ayuda de nadie. Puede que nos salga bien o que nos enredemos en un bucle de falsas expectativas que nos lleve a tomar la decisión equivocada. Ejemplo: pensar que todo se soluciona comprando una taza con una bonita leyenda. 

Dicho de otro modo:  la diferencia entre usar un tutorial de YouTube para arreglar un caño maestro y llamar al plomero, está dada por la posibilidad de que se nos inunde el departamento.  

¿Crees que necesitas un coaching de carrera? Lee este artículo para aprendar más al respecto.

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Estudié abogacía, profesión a la que me dediqué por más de treinta años, como especialista en derecho empresario y tributario. Sin embargo, la vocación por la escritura ha estado presente desde que tengo memoria. Soy escritora de ficción, redactora de artículos de no ficción y autora del libro “Salir de Noche” de editorial Libella. Me inspiran las personas y la vida misma. Estoy aquí para contarte, un poco desde la experiencia y otro poco desde la investigación, sobre aquello que pasa y nos pasa cuando hablamos de carrera y liderazgo.

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