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Sobre Naomi Osaka, y el «tener que»

Quiero pensar que cada vez son menos los que menosprecian el tema importante de la salud mental. Sin embargo, me desanima que esa cantidad de personas, pese a menguar, permanezca en puestos tan relevantes que en el mundo de los negocios siga faltando ese respaldo para conversar sobre el tema. Quiero decir, que no es lo mismo que los superiores en un puesto de trabajo sean conscientes de que la ansiedad y el burnout son problemas reales a que piensen que son muestras de debilidad o «chorradas».

Se sigue hablando sobre el caso de Naomi Osaka. Este es uno de los temas sobre los que debates más en internet con seres virtualizados que en el mundo físico —la pandemia ha hecho estragos también en la socialización. Entre todos los que han mostrado su apoyo incondicional en las redes sociales se dejaban ver los que apuntaban que Naomi había cometido un error de cálculo al tardar en comunicar su problema. Muy bien, parece sencillo. «Dilo y ya está».

Pero el hecho de que no lo hiciera hasta no poder más y la reacción que tuvo su escenario laboral hacia ella es también parte del debate. En Francia se reconoce «la fatigue«, «le burnout» y el «n’arriver pas a se tenir» como estados legítimos y respetables del ser humano. A priori. La pregunta es por qué en países hispanos sigue en pie la creencia de que la salud mental no es importante. Por qué se sigue haciendo bullying a quien expone su salud mental. Por qué la regla no escrita es esperar a estar en la desgracia y más allá para valorar la salud mental. Y si contamos con personas pertenecientes —sin culpa— a colectivos discriminados sistemáticamente, por qué se exige tácitamente de ellos «tener que» ser un conjunto de cosas relacionadas con aguantar todo lo que te echen. Que sí, es maravilloso tener resiliencia y ser fuerte, pero tampoco es justo que a unos no les quede otra que «tener que ser fuertes» mientras que otros pueden ser lo que quieran.


Esta semana anuncio en mis redes el lanzamiento de mi podcast. Creo en vivir una vida de alto rendimiento con clase y con valores. De una forma más libre, líder y creativa —y no al revés. Dentro de poco verás una nueva sección en la revista Dévé dedicada al podcast. Tengo ganas de que conversemos de manera más íntima.


Algunos afirman que la salud mental es cosa de débiles, de emocionales, de gente que llora en el trabajo. O sea, cosa de mujeres. ¿Nadie habla de los hombres que gritan, dan puñetazos en la mesa, acosan, insultan, gritan palabrotas, amenazan, están en vicios, agravian a los demás —no dejándoles salir a su hora, por ejemplo? Esas conductas también son emocionales, pero claro, hasta ahora han sido más tolerables. Quien hace esas cosas tiene también afectada la salud mental, aunque piense que no porque en su imaginación se compara con «el loco del psiquiátrico» y se ve mejor que él. De ahí la razón por la que unos ni acepten el problema de salud mental que pueden estar pasando —que dado el mundo complicado pasarlo mal es normal, eh—, o que ni respeten dentro de sus mentes que la salud mental es un problema serio, y no un problemita de débiles.

Quizá por esta segunda razón, la gente no siente confianza para comunicar los problemas. Normal, si hubo gente a la que echaron del trabajo por enfermarse con covid. Y antes de la pandemia, lo normal era ir a trabajar con tos, fiebre, congestión, mocos y contagiando a todo el mundo («tú sigue produciendo»). Es normal que la gente no se sienta respaldada para comunicar, si dices algo es muy alto el riesgo de que te caiga un castigo. A Naomi Osaka le cayó una multa de 15000 dólares por no presentarse ante los medios. Está bien, supongo que 15000 dólares para Naomi no supone gran daño, pero los castigos están ahí, creo que me explico.

Creo que somos seres que aprenden. Si el coronavirus nos deja una lección, que sea por favor reconocer que la salud mental es como la física. Que no pasa nada por reconocerlo. Que no estamos en una competición por quién es el más estoico, o el más fuerte o el más impasible. Y por último, que si los humanos respetamos que un ordenador de repente se atasque y no tire más, podemos también respetar que un humano asuma que tiene burnout, necesita parar, etc.

Hablemos más sobre la salud mental por favor.

 

 

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Creo que nada es difícil si sabes hacerlo. Soy Esther, ingeniera de Caminos amante de los trenes y del progreso social que traen. Dirijo Dévé, donde edito y escribo sobre estrategia, liderazgo y dinámica social; pilares del desempeño pro y perso. La verdad —simple, directa y clara— te hace libre.

¿Qué opinas? Hablemos.