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Cómo ser un buen jefe

Esto no es un manual de instrucciones para ser un buen jefe, sino algo mejor.

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Hay muchos puntos a tener en cuenta a la hora de gestionar un equipo. La definición de un buen jefe puede variar según las políticas de la empresa y la perspectiva de los empleados a tu cargo. Este rol implica que debes optimizar el rendimiento de tu equipo y cumplir con las espectativas de tus superiores o clientes, pero que a la vez debes ser conscientes que trabajas con seres humanos con sus propias necesidades y aptitudes. Encontrar el equilibrio no es es fácil, pero con estos consejos estarás más cerca de que te vean con buenos ojos y no como el típico jefe al que nadie soporta.

Marca una visión y objetivos muy claros para el equipo

Y si no sabes a dónde vas, al menos marca un camino. Te aseguro que es mejor eso que dejar claro que no tienes criterio alguno. Esto es importante, ya que un equipo te pedirá saber hacia dónde se dirige y así poder trabajar con autonomía. La autonomía es buena, los motiva; pero no la pueden ejercer sin ese objetivo marcado. De lo contrario, se generará frustración. 

El buen jefe marcará un camino. Bueno o mal, que más da. Eso fomentará espíritu de equipo y evitará que se despisten en otros quehaceres. Luego, si te equivocas, reconoce el error, cambia el objetivo y adáptate a las nuevas circunstancias.

Sé tú mismo, incluso si eso significa mostrar tus debilidades

Los líderes más carismáticos y que conectan mejor son aquellos que están seguros de sí mismos y no temen mostrar sus vulnerabilidades. El respeto de los empleados se gana cuando un jefe reconoce sus límites y delega lo que no sabe hacer. 

¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que se identifiquen contigo por ser humano? No trates de ser alguien de piedra y sin sentimientos; en muchas ocasiones sólo creará distanciamiento y fomentará ideas negativas hacia ti.

Da la cara incluso cuando las cosas van mal

Un buen jefe no muestra temor a la hora de decir algo negativo. Es más, afronta eso como un suceso más dentro de una comunicación efectiva. Evitar decir cosas negativas no va a hacer que desaparezcan, solamente perderás más tiempo. 

Los liderazgos son disfuncionales cuando no se dicen las cosas entre los compañeros, cuando no hay comunicación. Si das la cara, quizás no caerás bien a tus empleados por tus decisiones; pero al menos te respetarán por ser valiente e ir de frente.

Y si tu equipo está al borde del colapso, este artículo es para ti.

Pásatelo bien, ríete, pero no te pases

Todos tenemos en mente a Michel Scott de The office sobre cómo de molesto es un jefe cuando se quiere integrar con los empleados (y si no, ya tienes deberes). Sí, está bien, tienes que ser tú mismo, que seas un jefe no quiere decir que no puedas echarte unas risas con los compañeros; aunque en el fondo seguirás siendo su superior.

Así que actúa con simpatía, relaciónate con normalidad, bromea; pero no uses demasiada ironía, no hagas bromas pesadas y mucho menos critiques a otra persona que no esté presente para hacer gracia. Esos excesos se pueden volver en tu contra.

Aquí hay algunos compartamientos que te hacen caer mal en la oficina.

Enfréntate a quien no trabaja en equipo.

Esta es importante. Te juzgarán por el rendimiento del grupo, y si el grupo no funciona, tu liderazgo estará cuestionado. Si ves que hay una persona que va por libre, está dando señales de no querer trabajar ni contigo ni con sus compañeros. 

Además, lo más probable es que el resto de compañeros ya lleven tiempo sufriéndolo y pidiendo en silencio una figura de autoridad como la tuya para solucionar el desajuste. No tengas miedo en penalizar aquellas personas que no trabajan para el bien de todos.

Todos somos diferentes y unos destacan en determinadas tareas, eso es normal. Pero no quiere decir que no puedan trabajar en conjunto beneficiándose de esas cualidades individuales.

Quieres ser un buen jefe pero tu equipo es difícil, lee este artículo.


Reedición del artículo homónimo publicado el 21 de enero del 2019

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Consultor de estrategia empresarial y Mentor de artistas. He trabajado en entornos altamente cambiantes y competitivos en el mundo de los negocios, y he visto lo mejor y lo peor del ser humano. He comprobado que el cómo se hagan las cosas es tanto o más importante que el fin en sí mismo; y que el llamado éxito sólo se da gracias a la libertad de mente y espíritu. Fan de Bunbury y coleccionista de relojes.

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