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¿Eres seguro de ti mismo, o estás siendo arrogante?

¿Cuál es la diferencia entre ser seguro de uno mismo y ser arrogante? ¿Cómo saber en el trabajo si me he pasado al lado oscuro?

Hay demasiadas series americanas que glorifican a ese jefe implacable, seguro de sí mismo y con una respuesta mordaz para todo. Sí, son series, es ficción, pero parece que si no eres así, estás condenado a que te tomen el pelo en la vida real. Me pregunto cuándo la seguridad en uno mismo pasa a ser arrogancia. ¿Qué dirían quienes trabajan bajo un jefe como los de las series?  En el pasado, cuando se pensaba en un jefe eficaz y poderoso con un liderazgo impresionante, las personas imaginaban una figura sumamente segura de sí misma con un carisma inquebrantable y una audacia que bordeaba la arrogancia. Era la tendencia a percibir la arrogancia como un signo de fuerza y ​​confianza.

En el pasado, cuando se pensaba en un jefe eficaz y poderoso con un liderazgo impresionante, las personas imaginaban una figura sumamente segura de sí misma con un carisma inquebrantable y una audacia que bordeaba la arrogancia. Era la tendencia a percibir la arrogancia como un signo de fuerza y ​​confianza. 

Pero los tiempos han cambiado, en el siglo XXI. Es cierto que sin una gran dosis de confianza en sí mismos, pocos tendrían el valor para perseguir sus sueños o convencer a otros para que le sigan. Pero se debe ser cuidadoso, y no perder de vista la humildad. 

La arrogancia engendra hostilidad, disfunción y toxicidad. La confianza con humildad, por otro lado, da como resultado la tolerancia, el respeto y la voluntad de los colaboradores. En otras palabras, la confianza atrae, la arrogancia repele.

En consecuencia, un líder ya no puede permitirse el lujo de ser arrogante.  

La confianza es poderosa, pero la arrogancia es tóxica

Durante mucho tiempo, se consideraba correcto y hasta una fortaleza mostrarse confiados de una forma agresiva e imponente. En ese entonces, muchas personas reaccionaban positivamente ante este tipo de liderazgo. 

Pero los equipos de trabajo ya no desean a un jefe arrogante. 

La arrogancia, y en especial los jefes arrogantes, dañan a sus empresas más de lo que las ayudan. Un jefe así habla más de lo que escucha, creyendo que el carisma y las opiniones fuertes muestran confianza.  

Un líder con estas características está tan acostumbrado a pensar que tiene razón que ni siquiera se molesta en escuchar otros puntos de vista. Y aún si escucha las ideas de otros, será nada más para menospreciarlas y sofocarlas. 

Respecto a los logros difícilmente reconocerá el éxito propiciado por otros miembros del equipo, solo él es capaz de producir grandes resultados.

La arrogancia es una terrible consejera

Una vez conocí a un gerente que fue contratado para hacerse cargo de un departamento ya existente. Durante la primera reunión con el equipo, a pesar de ser nuevo en el departamento, el gerente no pidió opiniones ni información a nadie. Se limitó a dar un discurso sobre sus expectativas. 

El gerente terminó de hablar y pidió a todos que volvieran a trabajar. ¿Qué habrán pensado de esto los empleados con más antigüedad, llenos de conocimientos valiosos? 

No tenía interés en escuchar las ideas de nadie. Y ese fue el comienzo de una larga historia de conflictos entre el nuevo gerente y sus subordinados.

A este jefe lo respetaron por su puesto y por el interés de mantener el empleo, pero por nada más. Sin duda, las personas arrogantes pueden desmoralizar equipos enteros, agotando la motivación de todos. Como dicen, «La gente no abandona trabajos; abandona jefes».

¿Cómo sé que he cruzado la línea y estoy en el lado oscuro?

Si te sientes identificado con algo de lo que he descrito hasta ahora, entonces, lo primero que necesitas saber es que no solo los empleados se sienten molestos cuando tienes un jefe arrogante. También la junta, los inversores, los clientes y los socios se cansan. Puedes interesarles porque cumples objetivos, pero el interés por sí solo no garantiza una relación duradera.

En consecuencia, ser un líder arrogante no solo erosiona tu relación con tu equipo de trabajo, sino que incluso puede poner en riesgo tu empleo, y tu carrera. 

Es importante saber cuándo ha cruzado la línea de la confianza a la arrogancia como jefe. Esto en gran medida es un ejercicio de autoconciencia. Sin embargo, el mejor indicador está en cómo te percibe tu equipo y cómo responde a tu liderazgo. 

Por lo general, las personas no te dirán directamente que estás siendo arrogante, pero algunos comportamientos pueden ser una señal alarma que se deben tener en cuenta. Acá algunas de estas señales: 

-Falta de compromiso

-Sutil resistencia a llevar a cabo las instrucciones

-Renuencia a pedir ayuda u orientación 

-Miedo a acercarse a ti con nuevas ideas o comentarios

-Mayor conflicto y tensión cuando estás presente

-Reacciones emocionales ante los llamados de atención

Todas estas señales suelen presentarse a la vez que uno o más empleados intentan expresar su desacuerdo. A la larga, la distancia y la falta de compromiso suelen conducir a la renuncia silenciosa o directa de los empleados. 

En definitiva, si te sabes un líder confiado, pero percibes que tu equipo se aleja cada vez más de ti, entonces, quizás sea tiempo de revisar si te has pasado al lado oscuro. Los empleados no se alejan ni renuncian porque sí.

Si detectas que has pecado de arrogante, puedes mejorar la relación con tus colaboradores. Comienza mejorando tu capacidad de escucha, muestra a tu equipo que te importan sus opiniones y sugerencias. Hazlo desde la humildad y el respeto. Y sobre todo escucha genuinamente, tomando en cuenta sus opiniones.

¡Pero cuidado!

Tampoco seas el jefe que trata de complacer a todos. Intentar agradar a todos es inútil, y además te puede llevar a sacrificar tus propias creencias y carrera. Como la mayoría de las cosas en la vida, la clave está en el equilibrio. 

Y el equilibrio en este caso se encuentra entre una buena dosis de confianza en ti mismo, y la aceptación de que no siempre tus ideas agradarán a los demás. Cuando tienes estos dos elementos, puedes tomar decisiones impopulares y aun así retener el apoyo de tus seguidores.

De esta forma, conseguirás ser un líder confiado pero sin parecer arrogante, y respetado aunque no siempre simpatices a todos.

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Creo que existe una solución para cada problema. Y que toda solución comienza con la actitud correcta. Soy licenciada en administración, me apasionan las personas, las organizaciones y encontrar formas para crecer, relacionarnos y construir nuevas y mejores realidades.

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