La desigualdad entre hombres y mujeres todavía se manifiesta a diario en sesgos, prejuicios y acciones que dificultan el desarrollo profesional de las mujeres. Esto hace que cueste contrarrestar la brecha de género, especialmente en entornos donde las referencias femeninas en posiciones de poder brillan por su ausencia.
En este sentido, el mentoring femenino es una herramienta útil si se quiere impulsar la representación de la mujer en el mundo empresarial. Por esta razón, te invito a explorar las historias de tres mujeres desde el mentoring y cómo esto ha cambiado su carrera, así como de los motivos por los que vale la pena formar parte de este movimiento.
Programas de mentoring para mujeres: una ventana para la igualdad de género
Los programas de mentoría para mujeres ofrecen la oportunidad de conectar con mentores experimentados en un formato estructurado con horarios y pautas establecidas que marcan un camino claro para recibir la mentoría y sus beneficios.
Lola Ortiz es Directora General de Planificación e Infraestructuras de Movilidad en Ayuntamiento de Madrid, y recientemente se ha unido como mentora al programa de mentoring de la asociación de mujeres Women In Real State. En nuestra conversación destacó la relevancia del mentoring en la carrera de cualquier mujer.
Aunque señala que el programa por sí solo no es suficiente, ambas partes, mentor y mentee deben estar comprometidas. Su consejo principal en este sentido fue: «Es muy importante que la mentee tenga realmente interés en el proceso y vea que se puede conseguir sus objetivos, por lo que se deben definir unos objetivos claros, medibles y alcanzables desde el principio con objetivos intermedios para ir alcanzando la meta».
También señaló la importancia del mentoring para reducir la brecha de género en entornos muy masculinizados como la ingeniería: «La presencia de mujeres en las capas de alta dirección es muy motivante. Las mentees tienen una referencia clara de que se puede llegar a esos puestos siendo una mujer, ya que todas las mentoras son mujeres y directivas».
«Aunque en estos procesos de mentoring también suele haber hombres mentores para mujeres mentees, desde mi punto de vista es más positivo que el mentor en estos casos sea una mujer, ya que resulta más motivador y realista para otra mujer, ver el éxito en su mentora», añadió.
Por su parte, Giovanna Guerrero participa como mentee en el programa de mentoría de su trabajo, y considera que esta experiencia la ha ayudado a salir de su zona de confort y a establecer metas desafiantes que de otro modo no se habría planteado.
Según sus palabras, «ella (su mentora) me anima a seguir adelante con mis propios proyectos. Ella me ha mostrado que es posible. En cada sesión me motiva a seguir trabajando duro».
Una de las cosas más interesantes de la mentoría es la capacidad de ampliar la perspectiva. A menudo, estamos tan atrapados en los problemas y los obstáculos que no vemos las posibilidades. La mentoría puede darnos ese empujoncito a explorar nuevos horizontes, abriendo la puerta a nuevas ideas y posibilidades.
«Al principio, no estaba muy segura de unirme al programa, no quería perder tiempo escuchando consejos sobre gerencia», confesó Giovanna. «Pero después de algunas reuniones me di cuenta de que mi mentora me ayuda a ver las cosas desde una perspectiva más amplia. Yo sé que esto es solo el principio, y que cuando acabe el programa debo seguir trabajando duro para abrirme camino. Espero seguir encontrando personas experimentadas en las cuales apoyarme, y de las cuales aprender».
¿Es posible construir relaciones de mentoring informal?
La respuesta corta a esta pregunta es si. Alguien con conocimiento en tu ámbito de interés puede ser un mentor informal. Este tipo de relación puede surgir con un jefe o un compañero con más experiencia. Justo esta ha sido la experiencia de Aidnes Sánchez, quien me contó cómo construyó una sólida relación de mentoría con un antiguo jefe a partir de su experiencia como freelance.
«Fue de cierta manera natural como empezó a apoyarme en mi crecimiento profesional. Con el tiempo trabajamos en proyectos cada vez más grandes, y me guiaba sobre dónde tenía que aprender y que skills podría usar a futuro como trampolines. A partir de allí conversamos sobre qué objetivos tengo y a donde quiero llegar».
Queda claro que un mentor informal puede beneficiarte igual que uno de un programa. En cuanto a los aspectos esenciales para que una dinámica de mentoring informal funcione, Aidnes considera que la clave reside en la igualdad de valores: «Mi mentor tiene una perspectiva muy similar del mundo y siempre está buscando cumplir esos objetivos. Esa similitud hace que el proceso no sea de resistencia a sus consejos, si no ver en un espejo a futuro».
Pese a la informalidad, es preciso establecer algún tipo de estructura que favorezca el crecimiento del mentee en función de objetivos claros. De lo contrario, el esfuerzo de ambas partes podría verse perdido. Sánchez comenta que con el tiempo se hizo necesario concretar objetivos claros y comunicaciones regulares en llamadas semanales de 30 minutos.
«Esto hacía que no se perdiera rastro del avance y que se ajustaran las cosas a medida que avanzaba», señaló sobre su experiencia. La clave en este tipo de procesos está en tener objetivos claros que enmarquen los retos del mentee, y las herramientas que el mentor puede proporcionar para superar esos obstáculos.
En relación a estas barreras, Aidness, comenta sobre un objetivo en particular: «Mi entrada a ese proyecto fue paulatina, y fue un rol que de no tener el apoyo de mi mentor, habría sido increíblemente difícil de concretar».
Sin duda, se puede progresar sin un mentor. Pero la mentoría puede facilitar el camino para las nuevas generaciones de mujeres. Por eso, el llamado es a la acción ¿Eres senior? Entonces, animate a servir de mentora. ¿Te estás iniciando en el mundo laboral? Atrévete a buscar una mentora. Cada esfuerzo contribuye a reducir la brecha de género aún presente en muchas empresas del mundo.