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Pautas para una comunicación asertiva

La comunicación asertiva es la capacidad de expresar sentimientos, ideas y opiniones sin dejarse influir por juicios o preconceptos que se tengan de una situación o una persona.

En el ámbito laboral hay dos conductos de comunicación, el del líder hacia su equipo y el de los miembros del equipo hacia el líder. La única manera de que la comunicación sea eficaz, es fomentar la confianza, el respeto y la libertad entre las dos partes.

Tener la capacidad de comunicarnos de manera asertiva tiene un gran impacto a nivel personal y laboral.

En la comunicación podemos adoptar tres roles, el pasivo, el agresivo y el asertivo.

El rol pasivo es el que adoptan las personas que prefieren mantenerse alejadas de cualquier conflicto, por esta razón están dispuestas a callar para así garantizar una buena relación, sin darse cuenta que con este comportamiento, lo que logran es la intoxicación de su entorno laboral o personal.

El rol agresivo, en cambio, busca someter al otro, liberarse de cualquier responsabilidad descargando todas sus emociones sin tener en cuenta las variables o las condiciones de su interlocutor.

¿Cómo adoptar un rol asertivo en la comunicación?

Comunicación no verbal

Cuando nos comunicamos, no solo nos expresamos con las palabras sino también con nuestra mirada, nuestra expresión facial, nuestros gestos, etc. Cuidar todas nuestras formas de expresión y hacer que trabajen en función del mensaje que se quiere transmitir es vital para transmitir la información.

Fijarnos en nuestros tono y volumen de voz

El tono de voz con el que se expresan las ideas puede ser nuestro aliado o nuestro enemigo, este revela nuestro estado de ánimo y nuestras intenciones. Un tono de voz grave se utilizará para dar direcciones, mientras que uno más agudo deberá ser utilizado para hacer preguntas.

El volumen siempre debe mantenerse en un nivel equilibrado en el que el mensaje que se transmite no llegue a sonar brusco u ofensivo. Una de las técnicas que más ayuda a conservar un tono de voz amable es sonreír, nuestro cerebro responde a la sonrisa haciéndonos sentir relajados y cómodos y esto se ve inmediatamente reflejado en nuestra voz.

Escuchar

Cuando estés hablando con alguien, permanece atento no sólo a sus palabras, sino también, a su lenguaje corporal y actitud. Es importante que cuando interactúamos con alguien, en vez de estar pensando en lo que le vamos a responder, nos demos tiempo para atender y escuchar. Esta práctica, nos permite responder con claridad y asertividad porque no da una idea completa de lo que nuestro interlocutor quiere expresar.

Expresar las necesidades

Uno de los mayores problemas que existen en nuestra comunicación, es creer que los demás piensan como nosotros o son adivinos. La única forma de que los demás comprendan nuestras ideas, opiniones y necesidades, es expresándolas de forma clara y concisa.

Establecer hechos en vez de los prejuicios

Cuando nos dirijamos a nuestro interlocutor, es importante que nuestro discurso esté basado sobre los hechos y las acciones, evitando culpar y señalar. Palabras como «siempre haces lo mismo» o «esto es muy común en ti», son juicios y preconceptos que destruyen la confianza y que etiquetan a una persona.

Empatiza y pregunta para entender al otro

Algo que la mayoría de las veces se pasa por alto en las dos direcciones de la comunicación, es la empatía. Entender la situación que vive cada uno de los integrantes de nuestro equipo o la presión que nuestro líder puede estar enfrentando, mejora nuestra comunicación y fortalece los lazos y la confianza entre todos los integrantes de la matriz.

Olvídate de las suposiciones

¿Cuántas veces nos hacemos películas mentales que cobran vida en nuestra mente aunque en realidad no existan? Intentar entender porque nuestro superior ha actuado cómo ha actuado, o porque algún integrante de nuestro equipo ha hecho lo que ha hecho, es primordial para poder avanzar y llegar a acuerdos o soluciones. Ahora bien, para conocer la respuesta, primero debemos preguntar.

Todos somos distintos, si queremos que nuestros interlocutores conozcan nuestras necesidades o ideas, es indispensable que aprendamos a expresarlas.

Si no exteriorizar lo que sentimos, no podemos esperar que los demás nos ayuden o solucionen lo que sea que esté sucediendo.

La persona que no logra expresarse, se llena de sensaciones y emociones negativas producidas por expectativas y suposiciones mentales, que terminan por envenenarla llevándola a la frustración y en algunos caso a estallar.

 

“Los limites de mi lenguaje son los límites de mi mente”

Ludwing Wittgenstein

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Soy life coach y escritora de bienestar emocional. Los años en el sector privado me inspiraron a volcarme en el mundo de la inteligencia emocional y el liderazgo. Actualmente, además de escribir para Dévé escribo en valorarteblog.com. Espero poder aportar con mis artículos herramientas que mejoren tu vida laboral.

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