Inicio Liderazgo Cómo evitar que la presión de tus jefes afecte a tu equipo...

Cómo evitar que la presión de tus jefes afecte a tu equipo de trabajo

Cuando se lidera un equipo de trabajo, la forma en que respondemos a la presión puede afectar a las personas que se tienen a cargo. Imaginemos una empresa donde el director comenta que necesita un informe, el gerente de departamento transmite la solicitud con carácter de urgencia al supervisor correspondiente quien, finalmente, demanda de forma imperativa a su equipo de trabajo que la tarea se realice lo antes posible. 

Es una situación compleja. 

Tu jefe te presiona, espera determinados resultados, y te lo hace saber, no siempre de la mejor manera. Quizás no sea cosa de él, tal vez los jefes de arriba estén insistiendo, apresurando y hasta amenazando. Fuese como fuese, la situación te deja a ti con toneladas de presión encima.

Lo peor es que se trata de un escenario frecuente en empresas con organigramas grandes y con muchos niveles de jerarquía. La presión cae como una cascada que incrementa su fuerza conforme desciende de un jefe a otro, para al final romper con brusquedad sobre ti. 

Sin embargo, al margen de cuán presionado puedas sentirte, el cumplimiento de los objetivos no es negociable, no se puede poner pausa al trabajo. 

Ahora bien, cuando sientes el peso del martillo sobre tus hombros, ¿presionas a tu equipo de la misma forma? ¿O quizás intentas recurrir a estrategias menos opresivas para conseguir que las tareas se hagan y los plazos se cumplan?

Aunque muchos líderes optan por lo primero. La segunda opción es viable, incluso con mejores resultados a los que conseguirías por la vía del martillo. Pero ¿cómo hacerlo? 

En este artículo encontrarás tres estrategias claves para evitar que la presión que tus jefes ejercen sobre ti afecte a tu equipo de trabajo. 

Aprende a liderar bajo presión

Cierto nivel de presión puede hacerte crecer, pero cuando es excesiva puedes desmoronarte, y cuando un líder se desmorona, también lo hace su equipo. Si la presión te oprime, es muy probable que esto se refleje en el rendimiento y en la moral de tus subordinados. Entonces, la mejor manera de evitar que la presión afecte a tu equipo, es aprendiendo a gestionarla cuando llega a ti. 

No seas un saco de boxeo. No tomes cargas innecesarias de trabajo o presión con una sonrisa en la cara. No seas un mártir, ni te hagas responsable de cosas que están fuera de tu control. Tampoco te apresures en dar una respuesta a tu jefe ante sus demandas ni a hacer desesperadamente lo que pide. 

En lugar de ello, respira y haz una pausa para evaluar la situación con cabeza fría. ¿Es posible cumplir con lo que se te pide? ¿Los plazos pueden cumplirse sin llevar tu equipo al extremo? ¿Realmente es urgente la tarea que te están encomendando, o se trata de una solicitud arbitraria?

Dar respuesta a estas preguntas puede ser difícil. Pero hacerlo te permitirá reaccionar con honestidad, mesura y sensatez. 

Confía en tu criterio, y si la solicitud no puede cumplirse, se directo con tu jefe y explicale la situación. No tiene sentido exponer a tu equipo a una carrera que desde el principio están condenados a perder. Además, al manifestar las razones por las cuales lo que te pide no es viable, asegúrate de plantear objetivos que sí puedan ejecutarse. 

Ahora bien, si tras evaluar la situación, determinas que es factible hacer lo que se pide. Entonces, confía en ti y en tu equipo, y toma en consideración los siguientes dos puntos. 

No uses las amenazas y maltratos para conseguir lo que quieres

Cuando tu trabajo o reputación están en juego, sin duda necesitas que tu equipo esté motivado. Pero ¿puedes hacer que ellos alcancen los resultados necesarios sin amenazarlos?

Es posible, puedes obtener grandes cosas de las personas sin recurrir a estrategias opresivas, ni mucho menos convertirte en un tirano.

Los empleados trabajan más duro y con mayor eficacia si puedes ofrecerles un ambiente laboral calmado y seguro. Esto empieza por un jefe que no grita ni pierde los estribos cuando las cosas se ponen difíciles. 

Evita amenazar, aún si tus jefes te han amenazado a ti. Si la causa de tanta presión es que se han cometido errores. Entonces, reconoce los fallos, y anima a tus colaboradores a buscar una solución, en lugar de buscar culpables y cabezas para cortar. 

Esto en el plazo inmediato, en un plazo mayor céntrate en desarrollar formas de evitar que estos errores vuelvan a suceder. 

De esta forma, estarás quitando el foco sobre la presión externa, haciendo que tu equipo fije su energía y esfuerzo en lo que deben hacer. Además, se sentirá más comprometido al percibirte como un líder honesto y asertivo, y no como alguien que culpa a otros para salvarse a sí mismo. 

Este artículo te interesará. 5 cosas que los empleados no soportan de sus jefes.

Haz un plan para ajustar la carga de trabajo de tu equipo

Si constantemente sientes que hay mucha presión sobre ti y sobre tu equipo, si sientes que tienen una asignación desproporcionada de responsabilidades y tareas, tal vez sea necesario equilibrar la cantidad de trabajo y la forma en que manejan dicha carga. 

Una carga laboral excesiva puede ser insostenible. Si no solucionas esto en poco tiempo, la presión comenzará a filtrarse a tus empleados, que terminarán, al igual que tú, saturados de trabajo y estrés.

Para evitar esto es importante que identifiques los picos de trabajo de tu equipo, a fin de comprender la carga laboral de tus colaboradores, y dosificar las tareas que mayor presión conllevan. El objetivo de esto es evitar quemar a los empleados, y mantener la mayor calidad en las tareas estratégicas para el equipo y la empresa en general. 

Haz una revisión para optimizar la carga laboral de tu equipo. Es posible que al hacerlo, encuentres tareas innecesarias, responsabilidades que quizás no les correspondan, o procesos que pueden mejorarse. En este caso, arma una propuesta al respecto y preséntala a tus jefes. Asegúrate que cada individuo conozca desde el principio qué es lo que se espera de ellos y de su trabajo.  

Mantener a tu equipo a salvo de la presión de tus jefes, sin afectar los resultados, es cuestión de desarrollar un estilo de liderazgo personal calmado y asertivo capaz de mantener el balance entre las cargas de trabajo y las capacidades conjuntas e individuales.

También deberías leer: conversaciones que los buenos líderes mantienen con su equipo.

Imagen: Cottonbro

Artículo anterior¿Cómo afecta la sequía de China a la economía del mundo?
Artículo siguienteNahuel Pérez Biscayart: «Duelar colectivamente aligera el proceso»
Creo que existe una solución para cada problema. Y que toda solución comienza con la actitud correcta. Soy licenciada en administración, me apasionan las personas, las organizaciones y encontrar formas para crecer, relacionarnos y construir nuevas y mejores realidades.

¿Qué opinas? Hablemos.