Puede parecer contradictorio, pero muchas veces hay que dejar de hacer según qué cosas, para ser eficaces y cumplir con tu tarea, realizando a tiempo nuestras tareas diarias.
A estas alturas todos sabemos que permanecer más horas en la oficina no significa ser más productivo. Parece que en las últimas décadas hemos erradicado el concepto “calentar la silla”, salvo excepciones y muy asociadas a mandos o sistemas empresariales muy anticuados y excesivamente estructurados o rígidos.
Actualmente prima más la responsabilidad con el propio trabajo, la entrega en plazo de la tarea encomendada, pero sin que sea necesaria la presencia física visible para justificar el salario o la necesidad de ese puesto.
Este cambio de premisa, también significa que todos tenemos que limar muchas malas costumbres, viejos roles y actitudes adoptadas en el equipo que, en nada, favorecen con el cumplimiento del horario que, con la salvedad de urgencias e imponderables, deberíamos ser estrictos en cumplir.
Además, en estos momentos está en boca de todos el control horario, el fichaje y las medidas de control obligado para las empresas, que en Europa central es algo respetado desde antiguo (la City londinense no entra en el sistema continental).
Siendo así, puedo señalar algunos tips que ayuden a conciliar la vida perso y la vida pro con tu propio sistema horario laboral:
Evita al compañero “tóxico” en hábitos gastronómicos: Léase con tono sarcástico o humorístico, pero todos sabemos que hay gente que vive más en el office, en la máquina de café y en el bar de la esquina, y que dedica más tiempo a tomar infusiones, sándwiches y pinchos de tortilla que a trabajar. Generalmente coincide con perfiles que tienen mucho menos trabajo o de mucha menos responsabilidad que el tuyo, pero son muy sociables y simpáticos.
Recuerda: Salvo los descansos programados o necesarios, el tiempo que pases de paseo resta espacio a tu labor y a terminar tus asignaciones.
Evita ser “el patio del recreo” o “el paño de lágrimas”: Igualmente, hoy planteo ejemplos gráficos, aunque entiendo que son más comprensibles para todos. Salvo cuando sea tu rol profesional (RRHH, asesores jurídicos, por ejemplo), algunas personas son especialmente atractivas —por su habitual predisposición y cordialidad, por su empatía, por sus puertas abiertas— a recibir permanentemente visitas de otros colegas para consultar sobre cuestiones personales o familiares, o para comentar el último partido de la Champions.
Recuerda: Ese tipo de personas receptoras de interrupciones son las que todavía están trabajando en el no como respuesta adecuada pero con una sugerencia cordial de derivación.
Y, por último, un clásico del que ya hemos hablado en otras ocasiones: organización. Empieza el día clasificando las tareas en urgentes, importantes y residuales.
Recuerda: Limítate el tiempo que vas a dedicar a cada una, y cúmplelo.
Y un plus, hay tareas que se pueden delegar, hay tareas que se pueden compartir y hay tareas que se puede aplazar. No dudes en empezar a hacer rutinario este sistema que, ni mucho menos supone irresponsabilidad o incumplimiento de tu profesión, es sólo cuestión de ir hacia un aprendizaje de buenas costumbres laborales.
Imagen: André Hunter