Consideras que haces lo que debes, eres puntual, trabajas y das el máximo, aceptas bien las críticas (si son constructivas), y estás suficientemente bien posicionado en tu empresa porque aportas, sueles tener dibujada una sonrisa, o simplemente no te metes con nadie y trabajas. Pero hay alguien cercano que está siempre pendiente de cómo y cuándo fallas o, aunque no lo hagas, simplemente le caes mal y lo demuestra claramente.
Puede ser por uno de estos tres motivos, aparentemente lógicos:
A- porque te vea como un incompetente
B- porque te vea como una amenaza,
C- porque simplemente, le caigas mal .
Si es por A o por B, intenta valorar objetivamente sus razones poniéndote en su lugar y puede que encuentres una rápida solución al problema que incluso ni requiera el diálogo.
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Si es por C, el problema es exclusivamente suyo.
O incluso puede que no exista ningún tipo de química y por tanto más que problema lo que hay es incomunicación. Si eso puede afectar al trabajo y resultado final, habrá que poner toda la atención en la tarea y objetivo final, que será siempre el trabajo bien hecho, por lo que, no «entrar al trapo» de provocaciones personales y pensar en ese objetivo como herramienta de unión será lo mejor. Quizás necesite refuerzo en estima, quizás simplemente tenga inseguridad y que tu seguridad no haga mas que agravar… Pero eso ya es su responsabilidad.
Pese a ello existe, cierto es, la tentación de que las conductas de una persona así ocupen la mayoría de tus pensamientos y te resten energía (es como con las malas noticias, que se cuentan por más tiempo que las buenas). Tanto que cuando te quieres dar cuenta, estás todos los días hablando de la misma persona al salir del trabajo, o estás rumiando lo que te ha dicho o lo que te ha hecho hoy. Si has percibido que el problema es exclusivamente suyo (y no tuyo), por tu salud mental, es bueno contar con que hay más gente en tu espacio de trabajo, y lo normal es que te lleves bien con los demás. Procura que tu atención vaya a tu trabajo y a las buenas relaciones que ya tienes con los demás, en vez de quedarse exclusivamente en esa persona.
Al fin y al cabo tú tienes unos objetivos en la empresa. Y para cumplirlos es importante separar lo personal de lo profesional. Puedes caerle mal, pero a la hora de la verdad estáis ahí para trabajar. Si el problema es exclusivamente suyo, no hace falta que también lo hagas tuyo.
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Hoy la empresa está más competitiva que nunca. Y debería ser que está más competente que nunca. Lo que llaman «nuevos tiempos» ya no lo son tanto, (ni siquiera los cambios) porque sigue siendo necesario trabajar más y mejor que nadie, para hacerse un sitio en cualquier empresa. Sí es nuevo, sin embargo, que se aprecie el disfrutar de lo que se hace. Sí es nuevo el poder comunicar y crecer en grupo, compartiendo un proyecto, disfrutando y confiando juntos. La competitividad no necesita ir en detrimento del arte que pueden desarrollar las empresas, el del buen manejo del recurso humano.
Imagen: Wade Austin