Nacho Caballero: coach, speaker, formador… son algunos de los atributos que más se reclaman. ¿Qué ocurre cuando todo esto lo reúne una sola persona, y encima con humor? Que aparece el no típico, alguien que asegura haberse adentrado en un proceso de cambio personal y profesional para llegar a lo que es hoy.
Lo primero que me sorprende de Nacho Caballero (nachocaballero.com) es la naturalidad con la que se comporta, propio de alguien seguro de sí mismo. Majo y con convicción en lo que dice, asegura que “lo suyo es escribir”, aunque a mí me parece que lo suyo es simplificar las cosas para disfrutar más de todo lo que nos regala la vida.
Cuándo empieza a construirse el Nacho Caballero de hoy.
Cuando era un niño me subí a un escenario a contar chistes. Aquello fue un éxito y una premonición. Después fui creciendo y abandonando esa parte infantil. Hasta que con 30 años reenamoré a mi primer amor haciéndola reír con mis anécdotas de la infancia y adolescencia. Ella me dijo “esto se lo tienes que contar a la gente”.
¿A qué se dedicaba antes de emprenderse en este mundo?
Desde los 17 años estuve trabajando en el mundo del clipping y la comunicación. Con 20 años me convertí en “emprendedor por encargo”. Me eligieron para crear una empresa de clipping desde cero. Fue una experiencia increíble en la que aprendí y desaprendí mucho de las personas y del mundo empresarial. “Queremos que te jubiles aquí” fue una frase que siempre me dijo mi jefe. Al principio me daba seguridad, pero terminó pareciéndome una cadena perpetua.
¿Qué le induce a este cambio en la vida?
El nacimiento de nuestros hijos en 2014 y 2016. Con el primero mis jefes pensaron que al ser padre podrían apretarme mejor las tuercas. Pincharon en hueso, aunque lo único que hice fue ejercer (todos) mis derechos laborales. Con la segunda, les pedí hasta la hora de lactancia. Les sentó regular.
Triunfos en la vida que le atribuye al humor.
Estar con el amor de mi vida y desde hace un par de años pensar que también puedo tener el trabajo de mi vida. Para mí, el humor fue mi tabla de salvación siendo un niño. Nací a los diez meses, con los pies planos y muy por encima de los percentiles de perímetro craneal. Digamos que directamente aparecí fuera de la zona de confort y el humor ha sido mi gran aliado en este viaje.
Recuerdo con mucho cariño mis charlas de motivación para adolescentes de centros de acogida y una que hice hace poco en el cole de nuestro hijo, donde los chavales terminaron pidiéndome autógrafos en sus cuadernos. Como dice mi chica, “que la vida te atraviese”. Ahí lo sentí de nuevo nítidamente.
¿A qué público se dirige? ¿Quién llama a Nacho?
Después de casi diez años mi exposición en internet es enorme y quien me llama es porque tiene más o menos claro que quiere contar conmigo. Para mi eso es un orgullo y un buen punto de partida.
En mis diferentes ámbitos profesionales procuro que hablen mis clientes dejando sus opiniones en las diferentes webs en las que estoy. Creo que una de las claves para generar confianza es ser, además de buen profesional, una buena persona.
Humor en bodas. Cuéntame más.
Esto surge casi al principio de comenzar con los monólogos y Paramount Comedy. Descubro que la gente quiere un monólogo en el postre de su boda y empiezo a personalizarlos para dar un toque extra de humor a esas historias de amor.
Con la colaboración de mi chica (psicóloga), elaboramos un cuestionario exhaustivo que a la gente le encanta completar. Algunas me cuentan cosas que casi no necesitan una vuelta de tuerca adicional. Para que todo esto surja tiene que haber cierta química entre los clientes y yo. Lo de “ser majete”, que en mi adolescencia me dio tantas calabazas sentimentales, ahora es una fortaleza.
Tengo la sensación de que formo parte de esta carrera por conseguir la boda más original del mundo mundial y lo de llevar un monologuista es menos frecuente…
¿La gente se ríe menos? ¿Busca reírse más? ¿Cómo está de salud el sentido del humor hoy?
Hablando en general, creo que la gente se comunica peor debido a las nuevas tecnologías y el humor a veces se ha reducido a los “memes” o el vídeo del momento. Pero sin menospreciar la brutal creatividad que se desata en segundos a través del humor en las redes sociales y que en ocasiones es simplemente genial. Pero es la excepción.
Hemos perdido la costumbre de la calma y de escuchar a alguien durante unos minutos mirándole a los ojos. Yo tengo ese privilegio y procuro aprovecharlo. Cada vez que tengo una audiencia dispuesta a escucharme lo doy todo para provocar emociones. Afortunadamente es lo habitual.
Desafío de un humorista.
Creerse de verdad que el humor puede ser su profesión y que tiene un prestigio social mucho mayor del que pueda parecer. Porque provocar la risa es una cuestión de blancos y negros; se ríen o no se ríen… no existen los grises. Es un salto al vacío y ahí reside su dificultad y su valor.
Nacho Caballero asegura que le cuesta que su entorno se tome en serio su trabajo. La gente no piensa que el hacer monólogos u orientar a personas tenga un carácter empresarial como otro cualquiera. De hecho, tiene una estructura en cuanto al seguimiento de sus clientes, por qué no le contratan o por qué sí le llaman.
Pero lo que sí tiene seguro es que sabe que el consumismo nos ciega en todos los aspectos de nuestra vida y no solo no nos lleva a nada, sino que perdemos el norte de lo que realmente importa: el tiempo que perdemos para estar con quien amamos.
Foto: Nacho Caballero (Esther Bolekia)