La construcción social es un término acuñado por Berger y Luckman. Este hecho se da cuando una cultura determinada comparte una misma realidad de pensamiento, cuando perciben escenarios sociales como naturales a pesar de ser una creación humana. Es fácil observar las diferencias entre las construcciones sociales que se han desarrollado a lo largo de la historia en todas partes del mundo. Diferentes conceptos sobre el matrimonio, la soberanía, el Estado, la religión. Lo que es normal para unos, es curioso o hasta aberrante para otros.
Actualmente hay un gran revuelo en redes sociales y medios a partir de que Tenzin Gyatso, el dalái lama, el líder espiritual del lamaísmo (budismo tibetano), besara en los labios a un menor en público y le pidiera que le chupara la lengua. Esto sucedió en el templo de Dharamshala, en una charla para unos cien estudiantes. El video se viralizó y despertó un gran repudio y controversia.
Analicemos, ¿este beso fue malinterpretado por la cultura occidental o va más allá de las costumbres y tradiciones de un país?
El beso en la sociedad
El beso es un acto de afecto universal, aunque hay ciertas disruptivas sobre si es parte del instinto del ser humano o es un fenómeno aprendido y divulgado socialmente. Algunos animales, como los primates, también utilizan muestras de afectos similares. Se cree que su origen proviene de la práctica de la regurgitación, en donde las madres mastican los alimentos para sus crías.
No obstante, se conoce que ya desde el 1500 a.C era considerado un componente elemental de las prácticas sexuales en la cultura india. Se conoce de esto gracias al Kama Sutra, el libro sagrado de Vatsyayana. También hay referencias a este convencionalismo social en pasajes de la Biblia, en la Odisea y otros libros de la era clásica.
Los romanos distinguían tres tipos de besos. El de los amantes, el de los amigos y el de la etiqueta. Aunque para ellos era común besarse en la frente y en la boca al encontrarse dos amigos o parientes (aunque fueran del mismo sexo) en la calle, ya desde entonces Marcial mencionaba que se trataba de un acto incómodo.
El beso para sellar un matrimonio ya se veía en estos tiempos y hasta se usaba para sellar contratos. Es probable que haya sido a través de las conquistas de Alejandro Magno que el concepto del beso como parte del acto sexual y del placer se haya divulgado en Europa.
Así, el beso ha transitado un largo viaje. En la Europa feudal fue prohibido. Se romantizó en el Renacimiento, gracias a pintores y dramaturgos. Se le atribuyó poderes mágicos, divinidad y brujería. Y por muchos años, fue censurado como práctica llevado a espacios públicos.
El beso en la cultura tibetana
Algunos defensores del dalái lama sostienen que el beso tiene una connotación diferente en su cultura y pudo haber sido malinterpretado. Y es que no fue solo un beso en los labios, a esto hay que agregarle que el líder religioso de 87 años le pidió al niño que le chupara la lengua. El menor solo había ido por un abrazo y se mostró inquieto, inseguro y reacio a cumplir con las peticiones de este adulto. Aunque también llama la atención que se oyen risas y aplausos de los presentes en ese momento.
Sacar la lengua como señal de saludo y respeto fue un acto normal en la cultura tibetana. No obstante, ya no es una práctica habitual y tampoco se sabe de registros que apunten de alguna forma al acto de chupar la lengua. Por lo que es difícil entender cómo las diferencias culturales pueden salir a la defensa del sumo sacerdote.
Asimismo, el dalái lama pidió disculpas públicamente y no hizo ninguna mención a las tradiciones tibetanas ni se resguardó en ellas. Aparentemente, se sostiene que solo fue una broma un poco exagerada.
La hipersexualidad occidental
El activista tibetano Nambol Lhagyari argumentó en Twitter en defensa de su líder: «La expresión de las emociones y los modales hoy en día se ha fundido y occidentalizado vivamente. Introducir la narrativa de otras culturas, costumbres e influencia social sobre el género y la sexualidad para interpretar la forma de expresión tibetana es atroz».
Y así como él, muchos tibetanos exiliados acusan a occidente de hipersexualizarlo todo. Incluso Dawa Tsering, miembro del Parlamento Tibetano en el Exilio, defiende que este acto solo fue un juego y no debe llevarse más allá.
Por encima de la fidelidad hacia su líder que puedan promulgar, hay matices políticos en este asunto. El dalái lama es el representante de la autonomía del Tíbet, que actualmente pertenece a China. Por lo que temen que este beso pueda desacreditar a su representante y ser usado por el Partido Comunista Chino (PCCh) para legitimar su ocupación.
Los derechos del niño
En la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se pide la protección de estos en contra de los abusos. La filosofía budista advierte que debe cuidarse tanto el cuerpo como el espíritu, porque son uno y por lo tanto se promueve el pensamiento correcto y la acción correcta. En la India, donde sucedió el hecho, los niños tienen el derecho a ser protegidos de la negligencia, la explotación y de ser abusados en su casa y en cualquier otro lugar.
Muchos opinan que las costumbres y tradiciones no pueden estar por encima de los derechos de un niño. Se sabe de denuncias contra abusos sexuales perpetrados por monjes tibetanos a menores, de los que el ganador del Premio Nobel de la Paz de 1989 estaba al tanto.
Y aunque la percepción de lo natural y las construcciones sociales de otros países o religiones puedan parecernos extrañas, algo sí queda claro: ante todo, los niños deben ser protegidos de todo tipo de abusos.
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