He cometido errores en la vida. Bastantes. La Esther de hace 10 años no me hizo caso en bastantes decisiones financieras. #truestory. Lo malo de ese error es que, además de ser un aprendizaje, te arrepientes por ver que tienes menos libertad financiera de la que podrías haber tenido. Así que la idea es evitar quebraderos de cabeza futuros.
Bien sea por decidir hacer, o por decidir no hacer, aquí hay 5 decisiones financieras que traen arrepentimientos en 10 años (y antes)
1. No hacerte presupuestos.
“Qué rollo, qué limitante. No quiero estar contando cada céntimo. Además, mi cuenta bancaria tiene una App que me hace un balance de gastos. ¿No es eso suficiente?” No. “¡Gano 36.000 euros al año, déjame vivir!” A partir de cierto umbral, la libertad financiera está en tu disciplina; hay gente que gana 86.000 y a duras penas llega a fin de mes. El dinero es poder, un gran poder. Y un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Hasta los más ricos, si no son ellos, han delegado en alguien la gestión de sus patrimonios. Y además del dinero ser un gran poder, es algo que en un visto y no visto, ya no lo tienes. Hacerte un presupuesto y saberlo cumplir es el primer ejercicio de disciplina. Y la disciplina es amor propio. O dicho sea de otra manera, una forma de valorar tus maratonianas jornadas de trabajo.
Si crees que hacer un presupuesto es hacerte un Excel, piénsalo de nuevo. Hay formas de hacerlo bien desde el primer momento. Desmontar las 3 mentiras que te cuentas cuando te haces un presupuesto te sirve para empezar.
2 . Meterte en deudas cuando puedes evitarlas.
“Si no puedes comprarlo en efectivo, no te lo puedes permitir”, dicen. Vale, no se puede ser tajante en esto por razones evidentes. Está la tendencia de no pensar en el día de mañana, y en las consecuencias de una compra superior a las posibilidades hasta que no se puede más. Es bueno ser sensatos.
3 . Comprar productos financieros que no sabes de qué van, y sin informarte un poco.
«Nunca confíes en empresas piramidales, y nunca te metas en los mercados sin los conocimientos adecuados», aconseja Emmanuel Lugo, corredor de bolsa. Pese a que él maneja forex y criptomonedas, insiste en que entrar a estos mercados de forma impulsiva es «uno de los muchos errores que cometen los que invierten».
Vamos a pensar. Estás leyendo en diagonal este texto porque estás cansado —si quieres Dévé impresa, dímelo, por cierto—. Estás cansado porque trabajas mucho, te has levantado temprano, haces largas horas de trabajo. ¿Me vas a decir que vas a poner ese dinero, que has ganado tan duramente, en cualquier sitio? ¿En la bolsa de cualquier persona con traje y corbata solo porque te dice que lo hagas? ¿O en X lugar desconocido solo porque en las redes sociales ves influencers poniendo fotos de playas y yates y viajes continuos junto a los hashtags relacionados con términos que no conoces, pero tienen mucha fama?
Otro error es comprar por comprar, solo por decir que tienes acciones en bolsa. O peor, comprar por envidia. Si en ningún lugar hay que comprarse con los demás, en las finanzas menos.
4 . No prepararte para cuando seas mayor.
O no ahorrar más a conciencia. O ahorrar por ahorrar, sin objetivos. Una cosa es «ahorrar» y meter dinero para sacarlo en cuanto te ves apretado, y otra muy distinta es «ahorrar para la adquisición de patrimonio» + «ahorrar para tener un fondo de emergencia» + «ahorrar para la jubilación» + «ahorrar para X objetivos».
Por otro lado, los ahorros necesitan tener un plazo de consecución. Si quieres ahorrar para tener un fondo de emergencia (3 meses de tus gastos, por ejemplo) en 6 meses, tendrás que ahorrar la mitad de tu sueldo durante 6 meses.
5 . No hablar de dinero con tu pareja.
Una de las consecuencias de las creencias limitantes que te impiden hacer dinero. Los hay que dicen que hay que confiar en la pareja, pero ninguno sabe cuánto gana el otro, y en qué se gasta el dinero. Uno de los principales motivos de discusiones y posteriores rupturas es el dinero, ¿para qué tener algo que esconder? Debemos perder el miedo a hablar de dinero. Estar en sintonía, y entender qué objetivos financieros tiene tu pareja es un recurso más para mostrar aprecio, apoyo y amor. Hay que hablar, contar los objetivos.
10 años pasan rápido. Mejor hacer que cuenten.
Imagen: Adobe Stock