Todos tenemos cosas buenas y malas, virtudes y defectos, fortalezas y debilidades. Hay aspectos en los que destacamos y otros en los que pasamos desapercibidos. Campos que dominamos y terrenos sobre los que no tenemos ningún tipo de control.
Ser realistas nos ayuda a saber el punto en el que nos encontramos y poder tomar las decisiones adecuadas para llegar hasta donde queremos ir, también para reconducir nuestro camino cuando nos hemos perdido o equivocado.
Conocerse con honestidad
De nada vale mirarse al espejo si vamos disfrazados. Tampoco hay que ser excesivamente cruel, si hacemos un examen demasiado duro, sacaremos mala nota y veremos realmente lejos las posibilidades de aprobar.
Conocerse lleva tiempo y nunca se termina del todo. La madurez y las experiencias vividas nos afectan y van dejando huella en nuestra personalidad. Pero si somos objetivos, además de ser más felices, seremos más prácticos. No perderemos tiempo en batallas que no vamos a ganar ni tampoco gastaremos energía en balde.
Cuando alguien se conoce, actúa con seguridad porque conoce las herramientas con las que cuenta para arreglar aquello que se le plantea. Controla los ámbitos que puede atacar y aquellas facetas en las que debe defenderse.
Esto no significa resignarse: conocer nuestras debilidades nos hace fuertes porque nos permite trabajar sobre ellas para mejorarlas, en el caso de que eso sea posible, o para disimularlas en caso de que sean “permanentes”.
La información es poder
Hay gente con grandes virtudes que nunca llegará a hacer gala de ellas, y personas con habilidades a las que saca mucho partido. La diferencia es el conocimiento. Queremos saberlo todo de los demás y nos olvidamos de nosotros mismos.
El autoconocimiento también es un buen termómetro para saber si lo que nos dicen los demás es verdad o no. Nadie mejor que uno mismo para medir el grado de realismo que hay en los comentarios de las personas que nos rodean.
No vale conocernos parcialmente. Con un solo lado de la balanza no podemos encontrar el equilibrio y esto se aplica en ambos sentidos. No podemos conocer todas nuestras virtudes ni nuestra colección de defectos. Necesitamos saber datos de ambas partes, primero porque ni todo es tan blanco ni tan negro y segundo porque eso nos puede llevar a la soberbia o a un profundo drama.
Ejercicios de autoconocimiento que pueden ayudarte:
Escribe un diario. Esto puede ser fundamental para observar con perspectiva lo que hacemos durante el día y cómo nos sentimos en determinadas situaciones. También puede convertirse en un registro de nuestra evolución si comenzamos a actuar en consecuencia.
Anota tus virtudes y tus defectos. Sólo tú puedes redactar esta lista. Sé objetivo. No la escribas en piedra, recuerda que siempre se puede cambiar.
Manifiesta tus sueños y objetivos de vida. Tus grandes sueños, tus macroobjetivos, tus pequeñas metas; todo esto es parte importante de lo que eres y lo que motiva tus acciones.
Aumenta tu vocabulario emocional. Es importante hablar de las emociones. Intenta exteriorizar un poco más lo que te hacen sentir otras personas o cómo te sientes en determinadas situaciones. Al exteriorizarlo, pueda que te sorprendas, puede que te ayuda a descubrir realmente lo que sientes. Hazlo con gente de confianza o con un profesional.
Haz un viaje a tu sol. Un viaje de autoconocimiento te ayudará a apartar un tiempo para ti mismo, para redescubrirte, para entenderte y de paso, relajarte y vivir experiencias nuevas.
Hay muchas prácticas que pueden ayudarte si necesitas explorar más profundo. Puedes asistir a un taller de inteligencia emocional, practicar el mindfulness, buscar coaching, realizar yoga o teatro.
Quizás necesitas un año sabático. Este artículo te ayudará a evaluarlo.
A veces creemos que no somos lo suficientemente importante para concentrarnos en nosotros mismos. Empieza por desmentir esto. Todos merecemos y necesitamos conocernos mejor. Esto te dará confianza y mejores herramientas frente a la vida diaria.
Si tu problema es la autoestima, este artículo es para ti.
Conocerse es un ejercicio de salud mental que deberíamos practicar con frecuencia. Intégralo en tu rutina.
Reedición de «Queda contigo para conocerte», publicado el 17 de diciembre de 2018